Por Sara Rodríguez Lopera.
Estudiante de Comunicación Social, Periodismo.
Universidad Pontificia Bolivariana.
Quienes cuentan las mejores historias, son las personas que se escuchan a través de la ventana de mi habitación. Suelen recitarlas entre la una y las cuatro de la mañana por medio de alaridos, arcadas y llantos. A veces lo hacen a solas, otros en pareja y muy de vez en cuando en grupo. Este último se reconoce por las carcajadas, la música a todo volumen o las botellas quebradas.
Otra manera en la que cuentan sus historias es por medio del humo del cigarrillo, la marihuana o el vape de mora-azul. El aroma que se cuela por los barrotes de mi ventana me da una imagen de su generación, del tipo de conversación, de su opinión frente al tema y de si están recostados en un árbol o erguidos a punto de iniciar una discusión. Eso también lo percibo por su estado de sobriedad, es decir, en qué tan inaudible e incoherente sea su conversación.
Desde mi perspectiva, las más crueles y mejores historias están contadas por las parejas, porque además de que el volumen de las voces involucradas permite percibir el escenario con sumo detalle, la coherencia del relato es digno de ser plasmado en una novela que podría alojarse en Wattpad, para luego convertirse en un libro leído por preadolescentes y, finalmente, terminar en cartelera, visto por la misma audiencia que lo lee, pero más decepcionada porque el beso no se vio de la misma manera en que se narró.
En aquellas historias, el hombre suele ser el culpable y quien habla más bajo, mientras que la mujer, histérica y con la voz entrecortada, es quien relata con lujo y detalle cómo fue que percibió la escena de cuando este bailaba o se saludaba con su supuesta amiga. Pero el final, el final de la historia, es siempre predecible y algo decepcionante: el hombre, furioso, avienta contra el suelo la botella y la hace estallar, la mujer se asusta y llora desconsolada, luego él se acerca, la abraza, le pide perdón y ella cede. Yo, mientras tanto, retomo el sueño y espero a que sea de nuevo la próxima semana con la expectativa de que haya un nuevo final.