Alejandra Arboleda
Licenciatura Humanidades y Lengua Castellana
Universidad de San Buenaventura
Equipo de Talleristas Prensa Escuela 2024
Si alguna vez están buscando esta loma y todavía no saben cómo identificarla o cómo llegar, aquí les daré algunos trucos para saber que se encuentran en el camino correcto.
Si usted ve a un niño o niña que acaba de hacer un mandado, y por descuido o daño de la bolsa, ve rodar cuesta abajo lo que pueden ser limones, naranjas, mangos, tomates… y estos solo se detienen porque los vecinos salen corriendo para ayudar a frenar este movimiento, o un carro mal estacionado permite que con sus llantas todos queden juntos, se encuentra en el lugar correcto.
Si quizá lo anterior no sucede, pero ustedes ya se encuentran caminando por este lugar, entonces no negarán cuando les digo que al subir se siente como si las rodillas estuvieran a punto de alcanzar el cuello. Aunque si ustedes no desean subir caminando, no se preocupen, aquí tenemos varias opciones. Si ustedes se encuentran en el centro y le dicen a un taxista: “señor(a), voy por los lados del Popular Dos”, quedarán sorprendidos, pues pensarán que es diciembre ya que la respuesta de esta persona será: “no, yo por allá no voy”. Sin embargo, tienen otras opciones como Uber, In Driver o Didi; cuando estén subiendo —sí, aquí no “estamos yendo”, aquí “estamos subiendo”—, lo más probable es que los conductores les pregunten por el nombre del barrio, seguido de una afirmación que indica que es para no volver.
Pero si ustedes quieren evitar toda esta molestia, les tengo otra opción. Cuando estén en la estación del metro Acevedo, van a tomar un transporte público situado en esta área de la ciudad, se llaman los “chiveritos”. Son vehículos particulares, quizá no cuenten con los requerimientos legales de protección —no solo hablo del SOAT, hay uno que tiene un orificio gigante en donde deberían estar las piernas de los pasajeros que se encuentran atrás—, pero siempre les harán sentir esa sensación de adrenalina cuando estén subiendo la loma.
Cuando es hora pico y están intentando subirla, suelen retroceder porque la loma es mayor que su fuerza, así que lo más probable es que a ustedes les toque bajarse, o si es un día de suerte, algunos hombres que van caminando suelen ayudar empujando el carro para que este logre vencer la loma. Por cierto, recuerden que el valor de este transporte es de cinco mil quinientos, recuérdenselo al conductor siempre antes de subirse, no vaya a ser que ocurra un mal entendido.

Foto: Camille Reiss
Si nada de todo lo que les acabo de contar les ayuda a identificarla, tengo una fórmula infalible para hallarla: la loma hay que caminarla por la calle, aquí no hay espacio peatonal. En cada esquina suele existir algún puesto de comida o casas que venden cremas, así que no se preocupe, subirla no solo es entretenida, es delicioso. El recorrido suele ser gentil, pues casi todas las personas nos conocemos así que siempre hay saludos y cada paso está ambientado por música de diversos géneros.
Pero hay algo que hace muy especial a esta loma y todavía no se los he dicho: parecemos los dueños de la ciudad. En casi cualquier parte tenemos una vista privilegiada: ¿Y cuánto cuesta? ser capaz de subir la loma.