La estación Acevedo

Diana Milena Mesa Restrepo

Licenciatura Humanidades y Lengua Castellana

Universidad de San Buenaventura

Equipo de Talleristas Prensa Escuela 2024

 

Diana Mesa H & LC_USB_2024

 

 

 

 

Para desplazarme por la ciudad me dirijo a la estación del Metro más cercana: Acevedo. Se requiere de una gran planeación para comenzar el recorrido. La primera regla es no usar faldas cortas, ni en la mañana, ni en la tarde, ni en la  noche. Es necesario hacer uso de una que otra maniobra para esconder el celular y que no se note que llevo un solo audífono en la oreja derecha. Al cruzar la primera calle está el señor de los maracumangos, su nombre es un gran misterio porque siempre se presenta como “el señor de las frutas”. A partir de ahí se siente una energía pesada y es necesario acelerar el paso. El trayecto es sencillo: caminar derecho hasta que se divise el metro cable.

En la esquina están los muchachos que cuidan el barrio conversando con las señoras que barren las calles. Una de ellas es mi amiga, eso creo, porque cada día cruzamos un rápido “buenos días”. El carro de Postobón está siempre en el mismo lugar a la espera de su conductor. Al pasar, la cautela y los nervios se mezclan, nunca se sabe quién pueda estar detrás del vehículo. Pierdo todo ápice de identidad y mi nombre se vuelve invisible cuando es reducido al apodo “la mona”. Camino a paso rápido, cabizbaja, pensando reiteradamente en el consejo de mamá. Píntese ese pelo oscuro, así la identifican más fácil porque por acá nadie tiene el pelo así.

Foto: CENAB Y VENTA DE PROPIEDAD RAÍZ

Foto: CENAB Y VENTA DE PROPIEDAD RAÍZ

La primera cuadra está deshabitada, hay una chatarrería que despide un olor rancio, junto a ella un joven buscando en la basura. En la siguiente, una panadería en la que hay varios abuelos que entran a tomar café luego de la misa de las 7:00 am. El primer atajo se atraviesa cuando se sienten pasos rápidos acompañados de piropos vulgares. Cruzar la calle es la elección correcta y el vaivén inicia cuando los talleres de motos se apoderan deliberadamente de las aceras. Ya hace parte de la rutina caminar en zigzag como método de supervivencia por un tramo de no más de diez minutos.

Saludo al señor de los buñuelos y veo al mismo joven de tez pálida y gorra que se acerca a cobrar la vacuna mientras se come tranquilamente un buñuelo. En ocasiones invita a palito de queso a los policías que dan la ronda por el barrio.

Tres fábricas seguidas tienen a sus trabajadores en la puerta a la espera de la hora en punto para ingresar. La ansiedad llega sin aviso al pasar por ese lugar, pues se arma un gran alboroto. Un corrillo obstaculiza el paso, los comentarios bruscos se fusionan con el apodo que recibí involuntariamente. La melodía alegre que suena en uno de mis oídos se hace cargo de ahogar un poco el ruido. Cuando percibo el aroma de la tienda de pollos, advierto la misma sensación de ahogamiento y la culpabilidad repetitiva se agolpa en mi pecho: es mi culpa por vestirme así.

Las calles están manchadas de negro, creo que se debe a los residuos de las empresas que hay cerca. Los olores se mezclan, el aroma a café se une con el humo de esos carros que transitan por la ciudad de manera ilegal. El metro cable se ve cerca y la tranquilidad inunda mi ser. Cerca del puente están los puestos de empanadas, papas rellenas y arepa con salchichón. La señora que vende arepas de chócolo está partiendo la cuajada, el señor de los confites de menta sonríe y me obsequia uno en tanto dice: “Aproveche que el patrón no está”.

El imponente reloj que indica la hora junto al nombre de la estación es testigo silencioso de todo lo que acontece a su alrededor. El cruce del puente es silencioso. Cruzo el torniquete y bajo las escaleras. Mientras aguardo el metro pienso en que lo único que puedo nombrar es la estación, desconozco los nombres de aquellos que veo diariamente y concluyo que el refrán “entre menos sepa, más vive” es la regla que rige por estos lares.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>