¿Confundes astrología con astronomía? Culpemos al mercadeo

Foto Juan Pablo Ramírez, 5 de noviembre de 2006. Telescopio Orión Starmax 127 EQ y cámara digital Sony Cibershot

Hola Galileanos!!

Con frecuencia encontramos en diversos medios de comunicación una escena dramática: astrólogos, adivinos y toda clase de personas dedicadas a los asuntos de la interpretación y las especulaciones ocupan espacios que debieron emplear físicos, astrónomos o personas del mundo de las ciencias exactas para dar cuenta de fenómenos estrictamente científicos. ¿A qué se debe semejante cosa, preguntan algunos? Y la respuesta, queridos amigos, puede pasar por una poderosa estrategia de mercadeo.

La ciencia en los medios
La cosa va más o menos así: Cada tanto tiempo aparecen algunas noticias relativas a temas como asteroides que pasarán cerca del Planeta, hallazgos de potenciales planetas habitables o posibles restos de agua congelada en uno que otro lugarejo del universo infinito. Estos temas, como es de suponer, entran en escena porque algún grupo de científicos, alguna universidad o un centro de investigaciones especializadas lanzan un comunicado, publican un video e, incluso, dan declaraciones a medios generales hablando del hallazgo en cuestión. Hasta ahí, todo bien, todo bien.

Sin embargo, y más comúnmente de lo que creemos, decenas de medios informativos alrededor del mundo intentan ahondar en esas declaraciones, profundizar un poco en lo que aquellos científicos hallaron y, aún con la mejor buena voluntad, se dan a la búsqueda de alguien que sea capaz, desde el ámbito local, de poner en contexto lo que desde algunas fuentes lejanas pinta como un buen tema, o un asunto interesante.

Y es allí cuando los efectos del mercadeo hacen su magia: sin saber de qué manera, o a razón de qué, en lugar de contactar a una universidad, o a un científico reconocido, esas decenas de medios terminan llevando a estudios, ante cámara o a micrófonos a algún lector de cartas, tabaco, chocolate o experto en Feng Shui para que hable de lo que no tiene ni la menor idea. La longeva confusión entre astrología y astronomía vuelve a pegar duro en el panorama, con efectos devastadores en las buenas intenciones de los unos, y magníficos réditos comerciales en las cajas registradoras de los otros.

Ojo pues, que vamos por partes
Para que seamos claros, no me interesa referirme a temas que desconozco: La astrología me interesa en su conexión histórica con la observación del cielo y su conexión con la astronomía, mas no tengo el menor interés en hablar aquí de asuntos adivinatorios. De hecho, cuando llevo mi telescopio a algún lugar y hablo con quienes se acercan, me gusta dejar en claro que no adivino absolutamente nada, y menos aún estoy interesado en detectar ovnis. Sin embargo, el tema del post sí tiene que ver con la pésima estrategia de mercadeo de científicos y académicos dedicados a la investigación científica, si los comparamos con las magníficas acciones de posicionamiento que tienen las personas que adivinan cosas o abordan prácticas esotéricas.

Y es que no se me ocurren otras explicaciones cuando miro el tema con algo de cuidado: solo piensen en esas vitrinas coloridas que se ven en centros comerciales o locales al borde de las vías públicas, en los que fácilmente se ven todo tipo de elefantes, gnomos, objetos decorativos, piedras y demás elementos que, puestos de una forma en específico, se supone que llevan suerte, prosperidad, buenas energías y demás cosas al sitio al que se destinen. En un primer escenario, tanto colorido y potenciales buenas atribuciones tienen, por lo general, cuadros o pinturas de gran formato con planetas, lunas o paisajes espaciales que sirven como ambientación a lo que aquellos lugares ofrecen a sus visitantes. Como ven, allí aparece un primer elemento que puede animar la confusión.

En otros espacios, momentos o contextos, las personas que pagan porque les digan lo que tal vez les pasará mañana o la próxima semana visitan sitios que cuentan con decoraciones muy parecidas a las anteriores, con cuartos oscuros y decorados con telas o pinturas que pueden evocar ambientes espaciales, muchas veces de fácil conexión con alguna película de ciencia ficción e incluso con relatos o historietas de súper héroes llegados de planetas alejados, de los que no tenemos evidencia científica alguna.

Confundidos, enredados, entremezclados
Como ven, la confusión es tenaz, y como cada quien asocia las constelaciones con lo que mejor le parece, entonces llegan cosas tan curiosas como los horóscopos, de los que por mucho tiempo fui lector empedernido. Me gustaba leerlos porque sentía una cierta dosis de seguridad que, por semanas, me ayudaron a dar ciertos pasos o tomar algunas decisiones.

Sin embargo, y pese al interés en sus lecturas, comencé a sospechar seriamente de ellos cuando me suscribí a cerca de una docena de ellos, con envíos virtuales diarios, !y ninguno coincidía con el otro! Allí comprendí que muchas de las personas que redactan estos textos predictivos lo hacen de acuerdo con lo que pasa por sus cabezas, por lo que sus cartas les indican o, en el peor de los casos, por lo que simplemente les da por inventarse.

En aras de la sinceridad, son muuuuuy pocas las personas que realmente han estudiado el tema y lo saben interpretar, aunque esa no es materia de este Blog.

Carta Celeste aprobada por la Unión Astronómica Internacional. Recoge las 88 constelaciones que conocemos. Imagen publicada por Wikipedia

Y en medio del sánduche, las pobres constelaciones. Citicas…
En serio, pobrecitas!! Como en el cielo tenemos tantas, 88 para ser exactos, según la Unión Astronómica Internacional, y algunas de ellas están ubicadas en lo que llamamos la línea zodiacal, aparecen toda clase de representaciones asociadas con las simbolizaciones que representan, e incluso en el argot astrológico se les denomina casas. Sin duda este será un tema delicioso para compartir con ustedes un poco más adelante, y con la profundidad que se merece. Por ahora, basta con exponer en este post que las constelaciones tienen un gran trabajo de mercadeo desde toda clase de prácticas adivinatorias, incluyendo los juegos de suerte y azar, que tienen uno especialmente diseñado para que los apostadores prueben suerte con la elección de 4 números y alguno de los doce signos zodiacales coincidentes con el asunto de los horóscopos. De nuevo, el tema es harina de otro costal.

Entonces, ahora sí, culpemos al mercadeo
Alborotemos el avispero con esta enumeración: si nos fijamos bien, hay horóscopos y demás expresiones astrológicas en los programas radiales y televisivos de las mañanas. Los periódicos, impresos y virtuales, tienen secciones diarias dedicadas a los mismos asuntos, con sendas columnas o dedicados espacios dominicales destinados a que alguien, que habla sobre aquellos temas, llene con su pluma las páginas en blanco que pueden aprovecharse con estas materias. ¿Planetas? Sí, claro, los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, y con eso le basta a más de uno para sentir que ya sabe lo suficiente sobre el Sistema Solar.

A esto súmenle las estrellas de la fama (me gustan mucho más Las Estrellas de Fania), el planeta rock, El Tarot de Mave y la Puerta Astral (estos dos últimos publicados por los más grandes periódicos capitalinos), las predicciones de Javis o las de cualquiera de los tantos videntes que habitan el planeta… innumerables!! Háganme la caridad de comparar todo ese listado, si es que algún día terminan, con el de los físicos puros, astrofísicos o astrónomos reconocidos en Colombia, profesores, la mayoría, que de tanto juicio en su trabajo académico poco o nada de tiempo les queda para hacer divulgación!

Entonces, ¿vamos viendo la causa del enredo? Mientras que todos los adivinadores o esotéricos,incluidos o no en asuntos astrológicos, cuentan con visibilidad, almacenes, clientes y recursos ilimitados, los científicos del mundo de la astronomía a duras penas cuentan con alguna que otra horita libre para estudiar un poquito y esforzarse por hacer una clase agradable a sus discípulos.

¿Algo se puede hacer?
Claro que sí! Finalmente, ni es el fin del mundo ni tampoco la debacle de la ciencia que conocemos. Que periodistas y público general confundan las cosas no tiene nada de novedoso. Sin embargo, si sería positivo que nuestros jóvenes le dieran una mirada a textos tan simples como Einstein para Dummies, por ejemplo, o que cuando menos los colegios le dieran un pasón a teorías tan determinantes como la de la relatividad, que solo algunos pocos iluminados conocieron en sus cursos de física en los primeros semestres de la universidad. Apoyar la divulgación de la ciencia, por otro lado, también sería de gran ayuda y, ojalá, haya oportunidad de hacer algo de alfabetización tecnológica y científica en las salas de redacción de todos los medios periodísticos que conocemos, de modo que cuando quieran tocar temas que se presten a confusiones, al menos tengan en quién gastarse la llamada al amigo que haga el papel de metido a tiempo, y ayude a que cada cosa sea puesta en su lugar.

Soy Juan Pablo Ramírez y disfruto hablar de las ciencias del espacio. Soy Comunicador Social - Periodista, por lo que mis textos hablan desde la experiencia del observador común,. más que desde la mirada de algún científico experto. Me gustan las preguntas y confío en que este espacio sea una forma de conectar la tierra con el cielo, en medio del disfrute del resplandor de las estrellas y de todo lo que ocurre en torno a ellas.

2 comments

  1. Astrología   •  

    Excelente artículo, me pareció muy creativo, gracias.

  2. Juan Pablo Ramírez Juan Pablo Ramírez   •     Autor

    Muchas gracias!! Disfruto mucho al escribir. Me alegra que el post te haya gustado. Saludos cordiales!!

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