Compañera de la lluvia

Suramerica

Hola Galileanos!!

Con título prestado, el mismo de una de las más bellas canciones del Grupo Suramérica, comienzo esta entrada porque por estos días, cuando el tiempo de vacaciones vislumbra largas y oportunas jornadas de observación celeste, llegan sorpresas o encuentros de aquellos con los que, en ocasiones, jamás imaginamos tener contacto alguno.

Y el primero de ellos es, cómo no, el de la lluvia. Decenas de veces he vivido la experiencia de disfrutar días enteros con climas geniales, cielos claros y despejados, y las mejores proyecciones de observación del cielo que se puedan imaginar. Hasta ahí, todo perfecto, pero cuando menos lo imaginas el cielo se nubla, el gris de las nubes cargadas de agua deja ver sus enormes dimensiones y, aún peor, descarga sus infinitas gotas en la superficie terrestre, de la que hay que sacar corriendo todos los pertrechos que teníamos dispuestos para la observación.

Aquí vale la pena recordar algunos elementos clave cuando tenemos la idea de mirar el cielo, pues muchas veces pensamos que con sólo salir al campo, cargar binoculares o telescopios y seguir la carta celeste ya será suficiente.

La carpa
- !Exagerado!
- !Yo se por qué te lo digo!

Una magnífica noche de enero, hace ya varios años, tuve la fortuna de asistir a un evento de observación astronómica en el Recinto Quirama. Allí, decenas de entusiastas llevamos a cuestas nuestros anhelos de observación, acompañados de telescopios, equipos de apoyo y toda clase de accesorios, incluyendo tabletas, computadores portátiles y gran diversidad de cartas celestes. En términos generales la observación iba de maravilla, hasta cuando algunas gotas comenzaron a caer del cielo que tan maravillosamente observábamos. Al instante, la reacción de casi todos los presentes fue buscar refugio, con todo y equipos a cuestas, en medio del tremendo caos que supone semejante situación. Apenas algunos exagerados habíamos llevado carpa de camping, de modo que para nosotros fue mucho más fácil proteger nuestros equipos y los de quienes alcanzaron espacio en el pequeño habitáculo del sitio.

La ropa
Sí, esa también debe tener algunas previsiones. Imagínense los tenis o las sandalias de quienes corrieron a buscar el primer techo que hallaron, cuando el mismo aguacero comenzó a caer (y corriendo sobre manguita húmeda). En las noches, aunque suene más que obvio, la temperatura se reduce y la humedad es más fuerte, por lo que son recomendables las botas de campo o de alta resistencia, los pantalones gruesos y las chaquetas, además de gorros y guantes, cuando se opta por lugares de clima frío. Los telescopios, para quienes los emplean, también deben vestirse, pues el rocío o la escarcha impregnan los tubos ópticos y crean condiciones de humedad que resultan ideales para la incubación de hongos o la aparición de manchas en la óptica que, por demás, impiden mantener un buen ritmo de observación, especialmente cuando el clima permite disfrutar el cielo al máximo posible.

Alimentos y bebidas
Lleven algo de mecato, de sal y de dulce, y ojalá alguna bebida caliente en un termito. Es que a veces escucho expresiones tan graciosas, para mi, como aquella frase de quien afirmaba no saber si las estrellas que decía estar observando eran realmente objetos estelares, o ilusiones causadas por el vacío que a esas horas tenía en el estómago. Pa qué, pero le doy la razón. Es que eso de comenzar observación a las 5:00 de la tarde y terminarla con los primeros rayos de la mañana pega duro, muy duro al aguante digestivo, más que a la paciencia. Recuerden que la astronomía y el hambre son muy poco compatibles.

Y, finalmente, la canción
Es que no puedo dejar volando el título prestado, del que les hablaba al comienzo. La nostalgia, los recuerdos y las ilusiones pendientes de rumiar son excelentes compañías en las largas noches de observación celeste. Pocas veces hay alguien que pueda estar al lado, en la delicia de observar el cielo, en la misma sintonía del astrónomo aficionado por horas y horas, en medio del frío y la soledad de la noche. Si la observación tiene fines científicos o académicos tal vez haya más quórum y hasta turnos de guardia previamente asignados. Sin embargo, y como en este Blog hablamos de observación recreativa, es muy común que clasifiquen en este rango aquellos aficionados a quienes les toca vivir en solitario su experiencia, pues ya se imaginarán lo complicado que resulta mantenerse despierto en el ambiente de una finca, o del último piso de alguna casa o de un apartamento.

La soledad del observador es algo propio de muchos amigos, a quienes la oscuridad de cada noche les permite dejar salir todo aquello que los días impiden, las redes ignoran y los demás desconocen. Incluso, en muchos casos, aquella soledad con la mano puesta en el telescopio se convierte en un disfrute, en un espacio propicio para dejar volar la mente hacia destinos cada vez mejor imaginados, más agudos o paradisíacos; existenciales y de gran calado.

Discrepo de quienes atacan la sensación de soledad porque, como ven, hay muchas maneras de usarla en beneficio del solaz del corazón y de la mente que quiere darse un momento de calma, de hacer uso de la famosa “nothing box” que, dicen, tenemos los hombres y de la que carecen las mujeres (ahí les queda el enlace al fragmento de una conferencia del Padre Ángel Espinosa, hablando del asunto) y, por si fuera poco, ayuda muchísimo a quienes, como yo, necesitamos de pequeños (o grandes) espacios de tiempo para dejar volar la cabeza y permitir que la mente se haga creativa, recursiva y capaz de hallar soluciones y respuestas a todo aquello que llega diariamente a gastar neuronas, a veces, con mucha prisa y poca importancia.

SuramericaLa foto que adjunto pertenece a la contracarátula de uno de los LP de Suramérica, en el que se incluyó la canción a la que alude el título del Post. Miles de veces escuché este disco, esas canciones y sus letras, y me sostengo públicamente en el tema de conversación que muy en privado sostuve muchas veces con algunos amigos: siempre me han sonado mejor las composiciones propias del Grupo que las versiones tomadas de otros artistas. En fin, que cada quien se haga sus propias opiniones y las defienda o exponga en el sitio que prefiera. Aquí, regresando al hilo de la historia, me concentro en el recuerdo, la nostalgia y la alegría de tener en mente a esa Compañera de la Lluvia de Juan Guillermo Berdugo, una letra fascinante y una interpretación que me quedó grabada en la piel, luego de muchas audiciones y de varios conciertos, todos ellos nocturnos, a veces con luna, otras tantas sin ella, pero siempre acompañando los recuerdos y las nostalgias.

En las observaciones celestes, como ya he dicho, hace falta prever algunos elementos de ayuda, de alimentación y confort, pero también se valen las canciones y las lecturas de compañía, aquellas que permiten tomar un descanso en medio de la noche porque las condiciones cambiaron, porque algo de nubes obliga la pausa o porque, simplemente, nuestra carpa, nuestro telescopio y aquellas ganas de observar el cielo por horas sin pausa terminaron, como en la letra de la canción, recordando que

“uno no cree
que alguien parta tan lejos
en el tiempo, tiempo que se fue
con tantos momentos”.

“Publicado el 4 feb. 2014 / Concierto de celebración de los 37 años del Grupo Suramérica junto al cantautor argentino Raly Barrionuevo. Plazoleta Nueva Villa de Aburra, Agosto de 2013.” Tomado de Youtube

Soy Juan Pablo Ramírez y disfruto hablar de las ciencias del espacio. Soy Comunicador Social - Periodista, por lo que mis textos hablan desde la experiencia del observador común,. más que desde la mirada de algún científico experto. Me gustan las preguntas y confío en que este espacio sea una forma de conectar la tierra con el cielo, en medio del disfrute del resplandor de las estrellas y de todo lo que ocurre en torno a ellas.

2 comments

  1. Jorge   •  

    Si una vez estuve en Medellin y a la 1 de la mañana en camiseta y pantaloneta, el frio fue tenaz y sin lonchera ni bebida caliente,de resto fue interesante.Bye

  2. Juan Pablo Ramírez Juan Pablo Ramírez   •     Autor

    Gracias por escribir, Jorge! Tu experiencia es la que muy seguramente han tenido muchas otras personas, pero ya ves que de todo se aprende y seguimos avanzando con el disfrute del cielo estrellado.
    Saludos!

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