Orphée, de Jean Cocteau (1950)

Es privilegio de las leyendas no tener edad

María Fernanda González García

orfeo

Segunda obra cinematográfica perteneciente a la trilogía órfica de Cocteau, (dos décadas después de Le Sang d’un Poète). En esta ocasión, el director realiza una adaptación del mito griego de Orfeo, el cantor de Tracia.

Uno de los personajes principales es Jean Marais (Orfeo), un poeta considerado héroe nacional debido a la fama de sus letras. Este hombre, en el bar de los poetas tiene un primer encuentro con María Casares (la princesa de la muerte), quien al involucrarse con él representará su gloria, infortunio y salvación.

En esta película el director nos ofrece la explicación de aquel lugar que existe más allá de los espejos: “una zona hecha de los recuerdos de los hombres y de la ruina de sus costumbres”. En este sitio el caminar es lento y pesado para los vivos, (recordemos que en Sang d’un Poète el protagonista caminaba de manera extraña entre los pasillos) la ligereza de la muerte permite a los fantasmas moverse con facilidad, como si estuviesen flotando.

Aunque lo onírico desempeña un papel notable en la trama de la obra, las imágenes y la narración de Cocteau son claras. Al público no se le exige una interpretación inmediata, porque desde el principio de la película se establece el hilo conductor de los hechos, las diferentes formas de amor y sacrificio son características que conmueven al espectador.

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