El cine del posconflicto
Ángela Cardona – Escuela de Crítica de cine
Hablar de conflicto armado, guerrilla, Farc y paz en Colombia toca fibras profundas en cada ciudadano del país, ya que ha afectado a todos directa o indirectamente. A partir de las experiencias y percepciones políticas de cada individuo estos temas adquieren definiciones y versiones muy variadas, pero en su mayoría se van hacia los extremos, es decir, en un país tan politizado y dividido, es común encontrar ideas opuestas, es blanco o negro, el asunto es que la realidad demuestra que la vida no es así, en el fondo todos nos movemos entre el bien y el mal, y es humano contradecirse para evolucionar nuestras ideas.
A propósito, entonces, de la situación actual del país, llega a las salas de cine La mujer de los siete nombres, un documental que nos habla de la vida de Alias Yineth, una mujer que desde su infancia atraviesa experiencias desgarradoras y violentas y que a los 12 años es reclutada de manera forzosa para formar parte del grupo armado Farc EP.
A través de los testimonios de Yineth, el documental hace un recorrido por cada uno de los nombres que ha llevado y remarca las etapas que vivió con cada uno, pues es una mujer que la vida la ha llevado de ser campesina, guerrillera, bailarina exótica y madre a ser vocera de paz. Estas imágenes se entremezclan con momentos claves de los procesos de paz que ha tenido Colombia para contextualizar al espectador de los últimos veinte años de la historia del país y cuestionar el papel de una sociedad que ha vivido la guerra desde la distancia pero que no tiene temor en juzgar a los que la han vivido en carne propia.
El documental en sí no ofrece una propuesta narrativa novedosa si se evalúa bajo la lupa de lo que este formato está proponiendo en la actualidad, simplemente se vale de su personaje, que si bien tiene carisma, ha tenido experiencias que permiten verla más allá de ser una simple guerrillera, siendo incluso una etapa de la que no habla con tanta profundidad, más bien se muestra su lado humano y cómo ella termina siendo víctima y culpable del conflicto y las problemáticas sociales del país. Se infiere entonces que la búsqueda de sus directores, Daniela Castro y Nicolás Ordóñez, está enfocada en llegarle a una sociedad que demuestra no estar preparada para el denominado posconflicto.
Finalmente, la película no busca justificar o poner la balanza de ningún lado, muestra la supervivencia del personaje y, a través de ella, sus reclamos ante la sociedad que espera que los guerrilleros tengan un proceso de adaptación y reinserción, pero que no sabe cómo dar el siguiente paso para continuar con un proceso de paz que, como señala Yineth, no pertenece a los políticos sino a todos los ciudadanos.
Es entonces un filme que da cuenta del momento histórico en el que se encuentra el ciudadano colombiano, se representan esas realidades actuales para así cuestionar, reabrir y cerrar heridas que han dejado años de guerra. Es un documental que se vale más de su mensaje de fondo y su personaje que de una propuesta cinematográfica, pues busca enfrentar al espectador con sus ideas del conflicto y de los actores del mismo, permitiendo entender que no se trata del bien o del mal, despertando a incautos de argumentos sesgados e intentando que haya una reflexión que genere una evolución como sociedad.