El nuevo héroe de acción
Por: Oswaldo Osorio
Al personaje que protagoniza esta célebre saga cinematográfica se lo considera como la quintaesencia del espía glamurizado y sofisticado. Así fueron las primeras veinte entregas, en especial las protagonizadas por Pierce Brosnan. Los cinco anteriores actores que encarnaron al 007 preferían el martini “agitado, no revuelto”. Al nuevo James Bond, Daniel Craig, en su primera película, Casino Royale, no sólo le daba igual si era agitado o revuelto, sino que en ésta última entrega hasta cambió de cóctel.
Parece superfluo hablar de los tragos que toma el personaje más reconocido del cine de las últimas décadas, pero es que en ese cambio subyacen de fondo redefiniciones más significativas desde el punto de vista cinematográfico e incluso ético. El nuevo James Bond encarna al nuevo héroe del cine de acción que está tomando el relevo de aquellos que, por definición, eran nobles, justos, políticamente correctos y patriotas. Los de una par de décadas hacia atrás eran retocados con alguna carencia o defectillo, pero eso era para hacerlos parecer más rudos y diferenciarlos de los clásicos héroes del cine o de los relatos épicos.
El Bond de Quantum of Solace, básicamente, es movido por el deseo de venganza. Eso lo hace un personaje amargado, obsesivo, egoísta y sin reparos éticos ni profesionales para sobreponer sus intereses personales por encima de los intereses de los demás. Si bien en medio de su ciega búsqueda cumple los cometidos como espía “al servicio de su Majestad”, no es esto lo que define al personaje, como a todos sus antecesores. Se trata de una máquina asesina que, más que todos los viejos 007, se apropia de las facultades que le da su “licencia para matar”, al punto que la película lo vuelve casi un chiste, cuando M suspira cada que hay un nuevo muerto al que no le pudieron sacar información.
Y si se le da un vistazo al cine de los últimos años, este tipo de héroe de acción se hace cada vez más común. Los personajes de Tarantino seguramente han ayudado a ampliar esta senda. Y es que ahora, a diferencia del Hollywood clásico, es posible que el crimen pague. Del crepúsculo al amanecer (Robert Rodríguez, 1996) es protagonizado por dos ladrones, asesinos y secuestradores, uno de los cuales sale triunfante. En Ronin (John Frankenheimer, 1998) Robert de Niro es un mercenario, un asesino a sangre fría que sólo piensa en sí mismo. Y la última estrella del cine de acción, Vin Diesel, se ha especializado en hacer este tipo de personajes, algo que se ve con mucha claridad en películas como La batalla de Riddick (David Twohy, 2004) o en la más reciente Misión a Babiliona (Matthew Kassovitz, 2008).
Más que un juicio moral a este tipo de personajes, es una observación que puede ser considerada para plantear diversas interpretaciones, desde el cambio de mentalidad del público; pasando por la doble moral del cine mainstream, que censura cuestiones que tienen que ver con sexo o racismo, por ejemplo, pero no con violencia y corrupción; hasta una mirada a la política norteamericana y su moral con el resto del mundo. El caso es que el cine siempre es reflejo de algo, ya sea de quienes lo hacen o de quines lo consumen y, generalmente, de ambos.
De manera que el último James Bond, aunque llega con todo su paquete, esto es, secuencias trepidantes, intrigas de espionaje, sofisticada tecnología y chicas que se vuelven íconos por quince minutos, la verdad es que está en la naturaleza de su héroe la verdadera novedad. Tal vez muchos prefieran el garbo del enclenque Pierce Brosnan o la idealizada clase de Sean Connery, pero lo que trae este Bond es animalidad pura, que si se piensa bien, resulta mucho más eficaz para una película de acción, como efectivamente se ha podido comprobar en las últimas dos entregas. Se trata de la misma película, donde se resuelven los mismos problemas, pero esta vez con un nuevo tipo héroe. Si es mejor o peor, eso ya cada quién lo decidirá.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Marc Forster.
Guión: Paul Haggis, Neal Purvis y Robert Wade; basado en los personajes creados por Ian Fleming.
Producción: Michael G. Wilson y Barbara Broccoli.
Música: David Arnold.
Fotografía: Roberto Schaefer.
Reparto: Daniel Craig, Jeffrey Wright, Mathieu Amalric, Gemma Arterton, Olga Kurylenko, Judi Dench, Giancarlo Giannini.
Reino Unido, USA – 2008 -108 min.
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La verdad me ha decepcionado un poco la nueva entrega, estaba acostumbrado a las pelis de Bond “redondas”, es decir historias completas ( con mejor o peor guion) en una sola sesion…. Pero la moda de trilogias, secuelas y precuelas nos ha llegado al servicio secreto…. buenas escenas de accion y el 007 más borde y despiadado de siempre ( lo cual me encanta ), a esperar entonces, por cierto, hubiese preferido una peli de cuatro horas, ya me entendereis
Me fui a ver esta película con actitud de “amante a las películas de Bond” y no de “analicemos los elementos, el por qué y para qué…” y sinceramente me parece que más que la historia,aburrida y sin tanta acción que se supone es la base de la saga (zaga?) le falta mucha fuerza al caracter y actitud de Bond, a mi que no me metan los dedos a la boca diciendo que le van a dar otro color porque el nuevo cine y el nuevo público se cansan de lo mismo, del mismo heroe, etc. pero acaso ¿no es esa la esencia de James Bond?…