DIARIO DE ÍÑIGO

Noviembre 24 de 2009. La ciudad de los objetos. Exterior. Día/Noche.

Tengo muchos libros por leer, mucho rock por conocer, muchas películas por ver y muchos artículos que escribir. Lo voy haciendo de a poco, pero me lo quisiera comer todo a mordiscos más grandes, aunque la mandíbula no lo permite, tampoco el reloj que tengo en la muñeca y que siempre me quito cuando llego a casa (todavía no lo he podido tirar a la orilla de la carretera, como Peter Fonda en Easy rider). Supongo que la mandíbula es sabia, al comer sólo lo que el cuerpo puede digerir. Igualmente el reloj, al darnos porciones de vida iguales que midan nuestra desmesura. Pero todavía falta otro objeto más importante, y es ése que dicta la proporción entre hacer todas estas cosas y vivir. ¿Qué objeto puede ser? Tal vez un par de tetas, o el aire fresco en la cara, o los aullidos en las calles…

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