Delpincel y Deljardín
El mismo título anuncia que esta película es una larga conversación. Pero no por eso se trata de una tediosa historia cargada de conceptos y argumentaciones, todo lo contrario, estamos ante un relato tan sencillo y cautivador como revelador y pertinente en estos tiempos en que el automatismo y materialismo de la vida moderna borra cada vez más el viejo dibujo del humanismo.
Un pintor y un jardinero se encuentran casi al final de sus vidas. Aunque se conocieron en la infancia, por los diferentes rumbos que tomaron se convirtieron en hombres muy distintos. El contraste entre el egoísta pintor de ciudad y el desprevenido jardinero de provincia es el motor de toda la historia. Sus conversaciones son la “acción” y sus serenas confrontaciones una reflexiva mirada a esos dos universos opuestos.
Por una parte, se trata de una historia sobre la amistad que estos hombres empiezan a construir, pero por otra, es también un balance, expuesto con claridad y con cierto tono aleccionador al espectador, sobre las consecuencias que cada una de esas vidas tuvo. Incluso en esto resulta un poco esquemática la diferencia entre el jardinero feliz y satisfecho y el pintor lleno de frustraciones existenciales.
Aunque por descansar casi toda la fuerza del filme en los diálogos y con una trama casi inexistente, pueda parecer una película pesada y pretenciosa, la sensación final que queda al verla es todo lo contrario: una cinta divertida y encantadora, con un par de personajes por los que, a pesar de sus grandes diferencias, sentimos mucha simpatía. Por todo esto, estamos ante un filme entrañable y sutil que nos deja pensando en muchas cosas de la vida, de nuestras vidas.
I.M.
Hay una lindísima canción de Serrat que se llama “Juan y José” que tiene este mismo “argumento”,por decirlo de alguna manera:
“Juan y José
volvieron a encontrarse en el frontón
medio siglo después, y como si tal cosa
Juan preguntó:
“¿A cuál le vas… azul o colorao…?”
y respondió el indiano: “Al que vaya a esa moza…
Qué cosas, Juan,
tanto rodar y estamos otra vez
en donde lo dejamos…”
“Pero a ti, Pepe, que te quiten lo bailado…
Y gracias, Pepe, por llevarme a bailar.”
Obviamente nadie copia a nadie, es sólo que la vida se repite, como debe ser en las relaciones de las personas.