Un día como hoy
El Colombiano, 1988
El Guayaquil, el más longevo de Medellín
El río Medellín determinó la estructuración de la naciente urbe: era punto de referencia, elemento esencial del paisaje y fuente de vida. A sus orillas, tejo las sombras de los arbustos, arrimaban bañistas, enamoradas en busca de refugio y pescadores de sabaletas. Por ello, la comisión de puentes de conexión del casco urbano y la otra banda del río, era prioritaria.
El Visitador Juan Antonio Mon y Velarde tuvo gran esmero en levantar un paso en la estrechura que había frente al mogote (hoy Cerro Nutibara). La comunicación del Sitio de Aná, luego Villa de La Candelaria, con El Poblado de la Otrabanda antes, Poblado de San Lorenzo de Aburrá, era muy tortuosa. En su estado más primitivo, el puente localizado frente a la carretera del sitio llamado “El Guayabal”, era de madera: “… fue construido con muy poca luz y, por este motivo, el río en los fuertes inviernos se desbordaba hasta inundar sus alrededores”.
El ingeniero inglés Tyller Moore, dedicado a la minería en Antioquia, con miras a adelantar obras civiles, trajo obreros europeos, entre ellos, al ebanista y mecánico alemán Heinrich Von Haeusler, quien pisó el valle del Aburrá en 1839. Haeusler, abuelo del poeta antioqueño León de Greiff, trabajó en el diseño de maquinaria minera, construyó varios puentes de piedra, entre ellos el de la calle Colombia (1846), el que comunica a Rionegro con San Antonio de Pereira, el camino del Nare con los puentes sobre el río Samaná y el de Guayaquil, que el pueblo llamará “Puente de Mister Aisla”.
Fuente: Archivo Centro de Información Periodística CIP
Colaboración Sergio López
ArchivoCIP ©El Colombiano
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