Sucedió Hace 100 años
1916

 Matanza de armenios

La matanza de armenios se verifica furiosa en todo el imperio otomano y también se realiza en las inmediatas cercanías de Constantinopla, según informes de testigos presenciales.  Los turcos obligan a los armenios a emigrar, después de haberles despojado completamente de sus propiedades.  Caravanas lamentables cruzan las tierras turcas y esos peregrinos doloridos están tan extenuados que a cada rato cae alguno de ellos al suelo para no levantarse más.  El número de armenios muertos por los turcos, desde mayo último, se calcula en 800 mil.  Lord Bryce pronunció un discurso en la Cámara de los Lores en Londres, dando a conocer detalles de la carnicería humana: “La matanza es una política que se proyectaba desde largo tiempo atrás por los que están en poder del gobierno del imperio turco.

En algunos casos, los gobernadores, rindiéndose a sentimientos humanitarios, se negaron a cumplir las órdenes y trataron por todos los medios de proteger a los infortunados armenios. Fueron removidos de sus cargos por no cumplir.  Ha perecido casi toda la población de armenios pues la nación ha sido limpiada, literalmente, y creo que no hay recuerdos en la historia, desde los días de Tamerlán, de actos tan salvajes consumados en tan gran escala. Todavía hay armenios refugiados en las montañas y otros cinco mil han sido llevados a Egipto en cruceros franceses. Así pues, no toda la raza está extinguida”.  De El Cairo se recibe noticia de un episodio de resistencia armada contra los turcos, narrado por fugitivos llegados a Alejandría en un crucero francés.  Relatan que el alma de la resistencia fue un sacerdote que, después de haber reunido a los habitantes de un pueblo del interior, les hizo prender fuego a sus casas y después los guió hacia las montañas, siendo perseguidos por varios batallones turcos.  Las mujeres se refugiaron en las alturas y los hombres, armados con viejos fusiles Martini y escopetas, mantuvieron en jaque a los bestiales enemigos durante tres largos meses.  La lucha desesperada costó a los turcos cerca de siete mil hombres.  Agotadas las municiones, los armenios tuvieron que bajar hacia la costa, donde los recogió un crucero francés.  La prensa de los países civilizados debe, definitivamente, tener una sección especial para relatar los mal conocidos episodios de la horripilante tragedia que, a través de los cerrados confines otomanos, llegan al conocimiento del mundo cristiano.