Sucedió hace 50 años
1965

La Reforma Agraria

En Colombia todos estamos de acuerdo con la necesidad de realizar una reforma agraria. Ya es hora de solucionar con criterio seguro y práctico los problemas de los campesinos.  Sin demagogia, sin agitación, sin proclamas revolucionarias, la reforma agraria se debe realizar sobre planes concretos de producción.  Hay que encaminar hacia la tierra todos los recursos disponibles a fin de que se puedan llevar, hasta las zonas más distantes, educación, higiene, información técnica para la escogencia de cultivos, vías de comunicación y transporte.  La distribución de los grandes latifundios inexplotados o las empresas de colonización, son apenas un capítulo en esta obra gigantesca de la Reforma Agraria.  Porque de nada le sirve al campesino poseer una parcela cultivable si carece de recursos o de conocimientos para obtener de ella beneficios reales o si las cosechas se van a perder por falta de transporte o almacenamiento.

Sólo una reforma agraria planificada y científica puede librar al campesino de agitadores de todos los matices, que viven sembrando el desconcierto e incitando a la revolución sin saber lo que pueden hacer con ella.  Porque todos los enconados demagogos que predican la violencia y el desorden, unas veces como abanderados de tesis cristianas y otras como agentes del marxismo-leninismo, no tienen soluciones concretas para los problemas del pueblo ni son originales en sus plataformas ideológicas, que a veces alcanzan los límites de la ingenuidad o del absurdo.  La reforma la tenemos que realizar, en una tarea conjunta, sin divisiones arbitrarias, todos los colombianos. Y no para llevar prosperidad a una clase o a un partido triunfante, sino a todo el pueblo colombiano.  Editorial.