Jóvenes de Alem ania Oriental ayudan a otros a subir sobre el M uro de Berlin para celebrar la apertura de las fronteras. Fue un verdadero carnaval. Foto Reuter
Miles de germanos del Este y el Oeste se abrazaron en medio de risas y lágrimas después de que el Muro de Berlín se abrió por primera vez en sus 28 años de existencia. En una noche bulliciosamente festiva, los extraños se abrazaban entre sí como si fueran parientes reencontrados tras una larga ausencia. La atmósfera de libertad era electrizante.
Los guardias de Alemania Federal, que antes estaban autorizados a disparar contra cualquiera que intentara cruzar clandestinamente el muro, invitaban a los periodistas y camarógrafos a subir a las torres de vigilancia para tener una mejor perspectiva. Berlineses de uno y otro lado se estrechaban las manos, se abrazaban, descorchaban champaña, gritaban, aplaudían, respondían a los periodistas de televisión y encendían fuegos artificiales.
Fuente: Archivo Centro de Información Periodística CIP