Sucedió hace 100 años
1912

Aumento de la criminalidad

 

Todos los días la Prensa del país informa sobre crímenes espeluznantes, en los cuales parece agotada la maldad, la sevicia y la persecución. Estos crímenes de sangre son indicativos de un mal muy grave, que es preciso dominar y combatir, si no se quiere que el bandidaje domine y que de la sociedad se apodere el terror y la intranquilidad.  La multiplicación de estos delitos revela que la impunidad y la falta de sanción están amparando a los malhechores y minando las bases sobre las que reposa toda sociedad bien organizada.

Es claro que los criminales saben que cuentan con una futura absolución o con la impunidad.  Nuestros procedimientos judiciales son lentos, de años; nuestros jurados, por lo general, no tienen estudios jurídicos de ninguna especie y su criterio es torcido y deslumbrado por la peroración de cualquier defensor de los implicados en un crimen.  De ahí las constantes absoluciones.  Es preciso hacer ciertas reformas penales para asegurar la efectividad de la sanción y la eficacia del castigo.