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Los 27 perritos de Santa Bárbara que dejó huérfanos el papá de Beethoven buscan hogar

Jaime López, recordado por ir hasta Valle a recuperar a la mascota de Santa Bárbara, murió tras ser apuñalado. Amigos y familiares no pueden encargarse del refugio y buscan quién adopte a los animalitos.

  • Sonia Sanabria y Giovanny Penagos, en el refugio Villa Chana, que creó Jaime López. FOTO Esneyder Gutiérrez
    Sonia Sanabria y Giovanny Penagos, en el refugio Villa Chana, que creó Jaime López. FOTO Esneyder Gutiérrez
  • Beethoven (en la primera foto) no está en adopción, pues es la mascota del pueblo. En Villa Chana, hay 27 perros que esperan una familia que los acoja. FOTOS Esneyder Gutiérrez
    Beethoven (en la primera foto) no está en adopción, pues es la mascota del pueblo. En Villa Chana, hay 27 perros que esperan una familia que los acoja. FOTOS Esneyder Gutiérrez
13 de abril de 2023
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Las últimas horas de vida de Jaime León López Carmona transcurrieron en una cama del Hospital General de Medellín. Allí acabó la tragedia que empezó a tejerse en las calles de Santa Bárbara, en el Suroeste antioqueño. El miércoles 29 de marzo, una puñalada hizo rodar la sangre de este reconocido animalista, que creó un refugio para animales maltratados o abandonados, alimentaba a los perros callejeros del municipio y se volvió famoso en octubre de 2021 por ir hasta el Valle para traer de vuelta a Beethoven, el perro sordo del pueblo que se fue tras desconocidos.

Tal como cuando Beethoven se perdió y cuando regresó, el pueblo entero habló sobre la puñalada. El nefasto hecho tuvo muchos testigos, fue al pie de la iglesia que lo hirió otro hombre, un anciano reconocido en el municipio. A Jaime lo llevaron al hospital municipal, pero lo remitieron a Medellín porque no tenían cómo atenderlo.

Esas últimas horas Jaime estuvo entre la esperanza y el pesimismo. El jueves 30 de marzo, a Giovanny Penagos, exalumno y amigo, le dijo en la habitación del hospital que le grabara dos videos. En uno agradeció a los médicos de Santa Bárbara por salvarle la vida; en otro, las oraciones y mensajes de solidaridad a sus estudiantes del colegio El Rosario, de Itagüí, donde por años fue profesor de artística.

Aunque en los mensajes dijo que seguiría luchando por sus animalitos, fuera de cámara, manifestó que sus “papochitos” lo esperaban en el arcoíris. Jaime falleció el Domingo de Ramos. La despedida fue multitudinaria, casi similar al recibimiento a Beethoven cuando Jaime lo trajo del Valle.

Muchos le dieron el adiós al animalista: la banda marcial tocó, la gente paraba la marcha fúnebre para dedicarle una canción y llevaron a los perros que rescató y con los que vivía en el refugio Villa Chana, nombrado así en honor a su madre, Mamá Chana. El lugar es un apéndice de la fundación Amores Callejeros, con la que Jaime protegía a los animales desde que llegó a Santa Bárbara.

Beethoven (en la primera foto) no está en adopción, pues es la mascota del pueblo. En Villa Chana, hay 27 perros que esperan una familia que los acoja. FOTOS Esneyder Gutiérrez
Beethoven (en la primera foto) no está en adopción, pues es la mascota del pueblo. En Villa Chana, hay 27 perros que esperan una familia que los acoja. FOTOS Esneyder Gutiérrez

Buscan hogar para sus perros

Allí, en esa casa amplia, bien ventilada e iluminada, permanecen unos 33 perros y 3 gatos, entre ellos Beethoven, blanco, fornido, tranquilo y obsesionado con una pelota que apenas suelta para comer. A cualquier visitante lo reciben entre algarabía, pero no se compara con la forma como recibían a Jaime cuando llegaba de cumplir otra tarea que en el pueblo consideran heroica: cocinaba una sopa con menudencias, arroz y fideos, la servía en dos canecas que él cargaba, mientras subía tres lomas tremendas que separan el refugio de la calle principal, y recorría el pueblo para calmar el hambre de los perros.

Sonia Sanabria, lideresa del municipio que hoy ayuda en el albergue, recuerda que en ocasiones Jaime se alimentaba con la misma sopa, pues se quedaba sin un peso de la pensión porque la invertía en comida, salud e higiene de los animales. Incluso, todos recuerdan cuando se amarró, en huelga de hambre, en las instalaciones de la Alcaldía, pidiendo apoyo para ellos.

Ese era el motor de su vida, recuerdan casi todos. Ni en el hospital, cuando creía que podía morir, dejó de pensarlos. Daba instrucciones sobre cuál necesitaba un medicamento y preguntaba por cada uno con nombre propio. No era para menos. Jaime recorrió veredas, se metió en montes y pantanos, atravesó matorrales y bosques en busca de perros que sufrían. A algunos se los dejaron amarrados afuera del albergue.

En el refugio permanece el perro Zarigüeyo, a quien llaman así porque una vez mató dos gallinas y Jaime culpó a una zarigüeya para protegerlo; Sara, rescatada de una casa en la que a diario le daban puños en la cabeza y golpes con lazos; Orejas y Ozuna López, que deambulaban por ahí; el Chapo, que Jaime nombró así en alusión al narco mexicano porque siempre se escapaba; Coco, que quedó desamparado cuando su dueña murió; y Carmelo, que rescató en La Pintada, con dos machetazos en la cabeza.

Las historias de los animales de Jaime son tan dolorosas como esperanzadoras. Mechas, por ejemplo, llegó con un alambre amarrado a la trompa, que ya se le había incrustado en la piel. Los antiguos dueños la amarraban así porque ladraba mucho. Jaime la recuperó y la dio en adopción a una buena familia. No obstante, darlos en adopción no era su camino preferido, pues algunos adoptantes volvían a abandonarlos y él decidía rescatarlos de nuevo.

Hoy, un joven que le ayudaba en el albergue cuida a 27 animales. Una hermana y un sobrino de Jaime también ayudan en esta labor y, además, cuidan en su casa a los otros 6 perros y 3 gatos. Desde Medellín y otros municipios, hay una ola de solidaridad liderada por Giovanny y otros exalumnos. Lo hacen por el amor a los animales, pero también porque Jaime fue uno de sus profes más queridos, al que apodaban “Yes” porque así respondía cuando le preguntaban si una tarea estaba bien.

A punta de donaciones han conseguido alimento, productos de aseo, atención veterinaria y otro elementos. El sábado pasado fueron al albergue, limpiaron, pintaron, bañaron a los perros, los desparasitaron, los vacunaron y jugaron con ellos. Volverán este domingo.

No ha sido fácil. Desde que Jaime se fue, dos perros han muerto por el mal estado en el que los habían rescatado. Tita fue dada de alta ayer tras estar hospitalizada en Medellín y ya encontró un hogar. Mona Luz está bajo el cuidado de Giovanny, en Itagüí, recuperándose de una sarna que casi la mata y es muy probable que él la adopte. Alegón, diagnosticado con parvovirus, está en Medellín bajo el cuidado de otro exalumno, que lo va a acoger. El sobrino de Jaime se va a quedar con los seis perros y tres gatos que cuida desde hace tiempo.

Pero los voluntarios no están en capacidad de mantener el refugio y, ante la disyuntiva de cómo honrar el legado de Jaime, emprendieron una campaña para encontrarles hogar a los otros 27 perros. Si quiere adoptar alguno o donar para su cuidado, puede llamar a Giovanny (300 349 11 56).

Piden justicia

Mientras hallan hogar para todos, algunos familiares y amigos creen que el homicidio de Jaime quedará en la impunidad. La versión es casi la misma entre quienes la cuentan, pero con variaciones que solo la justicia puede aclarar.

El joven que le ayudaba a Jaime en el albergue tenía, al parecer, problemas de violencia intrafamiliar con su expareja, una muchacha del pueblo. Fuentes policiales dicen que ambos se agredían físicamente. Presuntamente, el abuelo de la joven venía teniendo encontrones con el ayudante de Jaime, quien defendía al muchacho, lo que habría llevado a que los dos adultos mayores entraran en roces. El abuelo es el presunto agresor del animalista.

Ese día, la policía llegó al lugar y ya se estaban llevando a Jaime para el hospital. Al presunto agresor lo alcanzaron a pocas cuadras, con un arma blanca en el bolsillo, y lo detuvieron por lesiones personales, según fuentes de la institución. Estuvo en la estación menos de 24 horas, porque Luis Fernando Giraldo, fiscal 35 de Santa Bárbara, dio la orden de que lo soltaran, lo que causó indignación.

El fiscal le dijo a EL COLOMBIANO que conoció al presunto agresor porque denunció la violencia intrafamiliar contra su nieta. Dijo que él mismo judicializó al ayudante de Jaime por maltrato contra la joven, pero también confirmó que después recibió la denuncia de Jaime y el joven que trabajaba con él sobre una presunta persecución de parte de ella, caso que dijo haber remitido a la inspección.

El fiscal aseguró que soltó al presunto agresor porque pasado casi un día no había recibido un dictamen sobre las lesiones de Jaime. Días después, le dijeron que había muerto y, ante la posibilidad de un homicidio, remitió el caso a una Unidad de Vida de la Fiscalía, en Medellín: “En este momento yo no sé cuáles fueron las causas del deceso, me han comentado que fue una bacteria, pero no conozco el dictamen médico legal, ellos son los que ya tienen que decidir (la Unidad de Vida)”.

Por lo pronto, familiares y amigos de Jaime esperan justicia y los 27 perros esperan un hogar. Beethoven seguirá siendo la mascota del pueblo, donde dicen que últimamente se roba toallas higiénicas de las tiendas para destruirlas en la calle. Para muchos, él y los perros callejeros de Santa Bárbara serán el recuerdo andante del animalista que murió de una forma absurda.

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