Para 110 estudiantes de la Institución Educativa Rural La Danta, sede Jerusalén, ir al colegio y volver a sus hogares representa una amenaza diaria contra sus vidas.
La razón es que a pesar de tener que atravesar la autopista Medellín-Bogotá, uno de los corredores más peligrosos del país, para poder llegar al colegio, no cuentan con servicio de transporte escolar, a pesar de los reiterados llamados a las autoridades del municipio y del departamento que han hecho padres de familia y docentes.
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Según manifestó la docente María Elvira Salazar, esta sede educativa actualmente 367 estudiantes matriculados, provenientes de veredas cercanas como Río Claro, Las Delicias y el sector industrial de Argos. Sin embargo, pese a la alta exposición en que se encuentra toda la población estudiantil, la alcaldía de Sonsón, mediante convenio, solo le otorgó cobertura de transporte escolar a poco más de la mitad de los estudiantes.
Eso dejó, señaló la docente, a aproximadamente 110 estudiantes sin transporte seguro, lo que los obliga a pagar un alto costo por modalidades de transporte que son caras y además peligrosas como la moto y el mototaxi. Con el agravante de que están en un complejo industrial, en inmediaciones de la explotación de marmol y la operación cementera que tiene Argos, por lo que el flujo de vehículos de carga pesada es altísimo durante gran parte del día, relató la educadora.
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Según contó Zenaida Ciro, una de las madres de familia, las únicas opciones que quedan para las familias es transportar a los niños en motos, los que cuentan con vehículo propio, pero la mayoría deben recurrir a pagar una moto o mototaxi entre varias familias para que transporten entre tres y cuatro estudiantes al tiempo pues los que prestan este tipo de servicio cobran mensualmente $200.000, un valor que casi ninguna familia puede asumir sola. Pero el riesgo no disminuye para los estudiantes que se movilizan de esta forma, pues las motos con hasta tres estudiantes a bordo tienen que sortear todo tipo de peligros por la imprudencia de los vehículos de carga pesada en una vía conocida por la accidentalidad y las cifras de muertes y accidentes.
Y para quienes no tienen con qué pagar ese transporte, les toca enviar a sus hijos a pie y les toca caminar alrededor de 20 minutos por el borde de la carretera al lado de los vehículos que transitan a toda velocidad.
La madre de familia aseguró que llevan años tocando puertas y pidiendo atención a este problema para evitar posibles tragedias.
El riesgo no es solo para esta comunidad educativa. De hecho, decenas de comunidades en el Oriente antioqueño han suplicado soluciones como transporte escolar, puentes seguros, cambios técnicos en la vía y demás, para evitar que miles de niños que tienen que transitar la Medellín-Bogotá para ir a sus colegios todos los días pongan sus vidas en riesgo.
Hay que recordar que en mayo de 2023, dos niños fueron embestidos en jurisdicción de San Luis cuando caminaban al borde de la Medellín-Bogotá, luego de que la conductora de un camión tuviera un microsueño y terminara arrollando a cuatro pequeños de una misma familia que caminaban hacia su escuela. Jaison Farley Ciro, de 9 años, y su primo Juan Esteban Ciro, de 13, murieron a causa de las heridas.
