La guerra de sicarios comenzó con una decisión: mandar a matar a Mauricio Zapata Orozco, alias “Chicho”, uno de los líderes de la banda “la Terraza”.
El hombre de 37 años estaba con otros acompañantes en un local de venta de pistolas de fogueo, en el barrio Estadio de Medellín, cuando arribaron los mercenarios en una moto y un automóvil, en la tarde del 22 de mayo de 2018.
Dos muchachos ingresaron al sitio y apretaron los gatillos, pero se precipitaron, y los escoltas del cabecilla estaban armados. “Chicho” recibió dos balazos en las piernas y otro proyectil hirió en el pie al administrador del establecimiento. Ambos sobrevivieron.
El tiroteo alertó a los uniformados de la Cuarta Brigada, que prestaban vigilancia en la cercanía, y la reacción fue inmediata. Un soldado profesional que estaba de civil saltó de un balcón, le arrebató el fusil a un recluta y corrió detrás de los agresores, que tomaron rumbos distintos.
El militar gritó para que se detuvieran, y la respuesta del perseguido fue disparar. Hubo un intercambio de plomo y un proyectil reventó el vidrio de una oficina, lesionando con las esquirlas el rostro de una ciudadana ajena al problema.
El sospechoso cayó junto a una canalización, con dos balas enterradas en el brazo y el glúteo. En breve llegó la Policía y lo capturó en poder de una pistola.
Un par de horas después, el otro sospechoso llegó por sus propios medios al hospital Manuel Uribe de Envigado. Dijo que era un pobre mensajero de Campo Valdés, que resultó herido en un intento de atraco. Los investigadores no le creyeron, aunque luego de la atención médica se fue sin mayores aspavientos.
El fallido atentado contra “Chicho”, según las averiguaciones de la Fiscalía, fue el primer acto de una rebelión dentro de “la Terraza” y el origen de una serie de retaliaciones que en el último año esparcieron luto y sangre en Medellín, Envigado y Sabaneta.
Esa disputa es uno de los 14 pleitos activos entre estructuras de crimen organizado identificados por las autoridades, que han puesto la mayoría de muertos en el Valle de Aburrá desde 2018 (ver el listado adjunto).
El “hijo” predilecto
Alias “Tréllez”, cuya identidad real tratan de esclarecer los investigadores, era uno de los coordinadores favoritos de la mafia. Sus contactos le permitieron ascender en la jerarquía de “la Terraza”, la organización ilegal que actúa en el nororiente y el Centro de Medellín; y al mismo tiempo participar en las decisiones de “Trianón”, la banda que rige el bajo mundo de Envigado y Sabaneta.
En los años recientes, los cabecillas de este último grupo fueron encarcelados: Félix Isaza Sánchez (“Beto”, 2012), Dairo Muñoz Torres (“el Indio”, 2012) y Fredy Álvarez Gómez (“Bambaramba”, 2015).
La confianza en “Tréllez” era tal, según el relato de investigadores y oficiales consultados por este diario, que esos jefes le confiaron parte de sus negocios y la administración de plazas de vicio en el Aburrá sur. Así, pasó de ser un coordinador del montón, a un hombre de peso en el escalafón ilegal.
Una hipótesis de las autoridades es que, viendo aumentada su influencia en el sur y con los máximos jefes de “la Terraza” también tras las rejas, quiso tener una mayor participación de las ganancias en esa agrupación, pero “Chicho” se lo habría impedido.
La rencilla derivó en el atentado del barrio Estadio y en una sublevación dentro del grupo. “Tréllez” y un puñado de hombres, incluyendo a sus lugartenientes “Héctor Fabio” y “Piano”, se salieron de la línea y al parecer buscaron apoyo de facciones externas para impulsar el alzamiento.
La situación se complicó cuando los antiguos jefes de “Trianón” salieron de la cárcel. “El Indio” lo hizo en 2016 y su cuñado “Beto” el pasado mes de septiembre. Fuentes de Inteligencia indicaron que le pidieron a “Tréllez” que devolviera las plazas que le habían delegado, pero este, urgido por la disputa contra “Chicho”, se negó. Esto produjo que los mercenarios de “Trianón” se sumaran al conflicto, buscando recuperar su terreno.
La oleada de crímenes
El 31 de mayo de 2018, nueve días después del ataque a “Chicho”, mataron a su amigo Gustavo Chaverra Vásquez. Un sicario entró a un billar de Manrique Central N°1 y lo acribilló.
El 18 de julio, cuando se movilizaban como pasajeros en un automóvil por el barrio San José, de Envigado, asesinaron al suboficial de la Armada Javier Uribe Luján y su pareja Johana Catalina Diosa.
El siguiente episodio relacionado con la problemática sucedió en el barrio El Dorado, del mismo municipio, el 14 de agosto. Los homicidas se acercaron a un carro y abalearon a César Toro Díaz y Carlos Ángel Sánchez (“el Cabo”), un allegado de “Tréllez”; el primero murió y el segundo quedó gravemente herido.
Una patrulla policial logró capturar a uno de los agresores, Yeimison Cano, de 36 años, quien residía en el barrio Las Granjas (Manrique).
Las retaliaciones continuaron el 16 de septiembre, en las afueras de una finca alquilada en el municipio de San Jerónimo. Allí abalearon a cuatro jóvenes, matando a dos: Juliana de Ossa Marín, de 23 años, y Mateo Osorio Muñoz, de 19. Este último, apodado “Mateíto”, fue uno de los sicarios que participó en el atentado a “Chicho”, y quien se había presentado herido en el hospital, fingiendo ser un mensajero.
El coronel Carlos Sierra, comandante de la Policía Antioquia, dijo en ese momento -de forma acertada- que el crimen fue “un ajuste de cuentas”.
Al día siguiente, cuando iba en una moto por el barrio Manrique Oriental, tirotearon a Arbey Acevedo Restrepo (“Deiby”), presunto coordinador de zona de “la Terraza”.
La racha homicida se incrementó a finales de 2018. El 13 de noviembre en un bar del mall Zaratoga, en Sabaneta, un asesino le quitó la vida a Jhon Gómez Ciro, quien tenía antecedentes por tráfico de drogas; en el hecho, una bala perdida mató al mesero José Hernández Botero.
A los tres días, en una calle del centro de Sabaneta, otro sicario aniquiló a Sebastián Vargas Robledo y dejó herido a su amigo Mateo Toro Villada, ambos de 22 años. Según la base de datos judicial, los dos registran antecedentes por porte de estupefacientes.
El 30 de noviembre en el sector Altos de Misael, en Envigado, hombres motorizados le dispararon al taxista Carlos Rave Rojas, quien según las pesquisas iniciales, había sido amenazado por un jíbaro del sector Las Orquídeas.
En la misma localidad, en una vía del barrio San Rafael, el 13 de diciembre mataron al expatrullero Diego Vanegas Isaza, de 33 años; en medio de la agresión, un proyectil se desvió y segó la existencia del universitario Diego Alejandro Vanegas López, de 26, quien caminaba cerca del sitio.
La investigación preliminar del CTI arrojó que Vanegas Isaza se retiró de la Policía en 2016. Vivía en Manrique, al parecer tenía conexiones con “la Terraza” y debido a la disputa interna en julio de 2018 salió desplazado hacia Envigado, donde finalmente lo cazaron sus antiguos socios.
La muerte más reciente atribuida a la contienda mafiosa ocurrió el 23 de diciembre pasado, en el barrio San José de Envigado. La víctima fue Nelson Montoya Vásquez (“Cacay”), de 45 años e íntimo amigo de “Beto”, el jefe de la banda “Trianón”. Le dispararon cuando bebía en una taberna.
Hasta el momento, la rebelión en “la Terraza” deja 14 muertos y ocho heridos. No todas las víctimas tenían relación directa con el problema, pero sufrieron la desgracia por estar cerca de los blancos sicariales.
En la comuna 4 (Aranjuez), tras el estallido de la sangrienta discordia, han hallado cinco cadáveres en distintas fechas, con rasgos de tortura, maniatados o con la cabeza envuelta en bolsas y papel adhesivo. Por ahora no se ha establecido si esas muertes se derivan de la situación denunciada.
Reacción de la autoridad
EL COLOMBIANO consultó a los respectivos secretarios de Seguridad y de Gobierno de Medellín, Sabaneta y Envigado. Todos coinciden en afirmar que las disputas del crimen organizado son las causantes de la mayoría de asesinatos de los últimos meses (ver las opiniones).
El pasado 10 de enero, agentes de la Seccional de Inteligencia Policial y de la Dirección Antinarcóticos capturaron a cinco presuntos integrantes de la célula de “Tréllez”, en un apartamento del barrio Restrepo de Sabaneta. Un juzgado envió a la cárcel a dos de ellos y a los demás les otorgó detención domiciliaria.
En su reporte oficial, la Policía señaló que estarían encargados “de realizar diferentes actividades ilegales como comercialización de estupefacientes y homicidios selectivos en la modalidad de sicariato en Sabaneta y Envigado”.
Les incautaron dos pistolas 9 milímetros, una de ellas con silenciador, y ahora los peritos tratar de establecer en cuántos de estos crímenes se emplearon para apagar una vida.
Las otras disputas activas entre bandas
División interna en la organización “la Oficina” (Valle de Aburrá)
Inició en 2013, cuando “Tom”, jefe de la estructura “los Chatas” de Bello, asumió el mando de la confederación de bandas “la Oficina”. Se le opone “Douglas”, máximo líder de “la Terraza”. Los demás jefes de la facción tuvieron que elegir bando, situación que influye en los combos.
Combo “13 de Noviembre” vs “los Conejos” (Villa Hermosa)
Desde abril de 2018 comenzó la disputa, pero se complicó en enero de 2019, con siete homicidios relacionados. Al combo “13 de Noviembre” lo respalda la banda “la Terraza”, mientras que a “los Conejos” los apoya “Caicedo”. Pelean por las rentas ilegales en el Centro.
Combo “Los Chivos” vs “los Pájaros” (Altavista y Belén)
En 2017 establecieron una alianza temporal para frenar a grupos enemigos (“Mano de Dios” y “Zafra”). Tras un periodo de calma en 2018, la nueva reconfiguración territorial que dejó el pleito anterior generó otra vez la disputa, que ha dejado dos muertos en enero.
Banda “Picacho” vs “la Matecaña” (Doce de Octubre y Robledo)
La tensión entre ambos grupos es la consecuencia de la división interna en “la Oficina”. El grupo de “Picacho” está alineado con la gente de “Tom”, mientras que “la Matecaña” está influenciada por el ala de “Douglas”. Disputan el territorio para las rentas criminales.
División interna en la organización “Pachelly” (Bello)
Desde 2012 se han venido presentado ajustes de cuentas entre miembros de este grupo. Según la Fiscalía, en 2019 hay un conato de rebelión liderado por los cabecillas y hermanos “Pocho” y “Titi”, en contra del jefe de la facción tradicional, alias “Alber”.
Banda “La Agonía” vs “el Coco” (San Javier y La América)
La rivalidad data de 2008 y tuvo un pico de violencia en 2018. Al parecer hay un endeble pacto de no agresión, que incluyó la “entrega” del barrio La Pradera a “el Coco”, a cambio de la muerte de dos jóvenes de ese grupo, que fueron decapitados y botados en Copacabana (enero 13).
Combo “Betania” vs “la Torre” y “el Salado” (San Javier)
El pleito que involucra a estos combos inició en 2018 y ha dejado cerca de 20 muertos. Se agravó por la participación de otros grupos, que llegaron a apoyar a uno y otro bando. Entre los crímenes está el recordado secuestro y asesinato de tres jóvenes, hallados en una fosa (nov. 30).
“El Coco de Barrio Antioquia” vs combo de “la 24” (Guayabal)
Son dos grupos tradicionales del sector Barrio Antioquia, que pelean por territorios para la venta de drogas. El primero tiene apoyo del Clan Osorio de “la Oficina”, mientras que el segundo es respaldado por “la Unión” de Itagüí. La disputa está activa desde 2016, con atentados y muertos.
Banda “La Raya” vs “San Rafael” (Guayabal e Itagüí)
Enemistad vigente desde 2011, por las rentas del tráfico de drogas. Se reactivó en mayo de 2018, cuando sicarios de “San Rafael” hirieron a cuatro personas en un atentado, entre ellas a alias “el Burrito”, un coordinador de “la Raya”. La disputa ha dejado ocho muertos.
Combo “San Antonio” vs “la Libertad” (Villa Hermosa)
La disputa viene desde 2012 y ha tenido picos esporádicos de violencia, como el ocurrido en febrero de 2017, cuando una balacera produjo dos muertos (entre ellos un policía) y cuatro heridos. Los combos se pelean un territorio limítrofe para las rentas ilícitas.
“La Oficina de Córdoba” vs “el Volador” (Robledo y Castilla)
La rivalidad está latente desde 2016, cuando “la Oficina de Córdoba” se separó de la confederación ilegal de la banda “Robledo”. La guerra contra el combo “el Volador” dejó cerca de 14 muertos. Mermó la intensidad de los ataques el año pasado, pero persiste la hostilidad.
Combo “El Diamante” vs “la Imperial” (Robledo)
Antes eran aliados y terminaron enemistados por diferencias entre sus cabecillas encarcelados, generando cerca de 15 homicidios entre 2017 y 2018. La alarma continúa, aunque el nivel de violencia mermó con el asesinato de “Pátula”, coordinador de “el Diamante”, el 23 de octubre.
Combo “El Acopio” vs “Curazao” (Robledo)
Las diferencias comenzaron en 2013, cuando “Curazao” se fortaleció en el territorio gracias al patrocinio de la banda “los Triana”. La tensión aumentó tras el homicidio de “Juan Chica”, el cabecilla de “Curazao”, el 24 de abril de 2018, en una zona dominada por el combo “el Acopio”.