Sabaneta, el municipio más pequeño de Colombia, es también el menos violento del Valle de Aburrá, con un increíble récord de apenas 11 homicidios en los últimos tres años.
Según la Policía Metropolitana, en 2019 hubo siete asesinatos, en 2020 apenas uno y en 2021 se registraron tres. Esto quiere decir que en los 15 kilómetros cuadrados que lo conforman, sus 100.000 habitantes solo han padecido una muerte violencia cada 99,5 días, en ese lapso de tiempo.
¿Cómo ha logrado esta pacificación, en un área metropolitana salpicada por el narcotráfico y 350 bandas involucradas en el sicariato, el desplazamiento forzado y las intimidaciones?
En Sabaneta, según reportes de Inteligencia, el principal grupo es “la banda de Adobe”, que se dedica al tráfico local de estupefacientes. Hace parte de una confederación criminal más grande, “Trianón”, que desde Envigado controla actividades ilícitas en el sur del Valle de Aburrá.
En diferentes sectores de la localidad, como las veredas María Auxiliadora, Pan de Azúcar y La Doctora, actúan pequeñas redes de distribución de estupefacientes, que administran sus plazas de vicio en asocio con “los de Adobe” y “Trianón”. Esta singularidad, en la que todos parecen ser del mismo bando, reduce al máximo las fricciones y los conflictos entre combos, que son la causa más frecuente de asesinatos en las ciudades hermanas, como Medellín, Bello, Caldas e Itagüí.
Para Boris Castaño, analista de seguridad de la corporación Innova Idea Estrategias y consejero de Paz del municipio, hay que tener en cuenta dos factores: convivencia y criminalidad.
Sobre la primera, expuso que Sabaneta tiene unas características sociales que facilitan la resolución pacífica de conflictos. “La ciudad es muy pequeña y con barrios tradicionales, con gente que se conoce de toda la vida, como en un pueblo, y resuelve sus problemas de forma tranquila o con la oferta institucional convencional de casas de Justicia, inspecciones de Policía y comisarías de Familia”, precisó.
Y del otro lado, “el crecimiento poblacional se ha dado a partir del auge de la construcción de urbanizaciones residenciales, que vienen con sus manuales de convivencia, y que casi todas son de estratos medio-alto y alto, con un tipo de personas que suelen ser menos violentas que las de estrato bajo, en términos generales”, agregó.
En cuanto a la criminalidad, Castaño manifestó que la delincuencia que actúa en Sabaneta suele venir de otros municipios, para cometer los hurtos u homicidios. “No hay una proliferación de bandas locales, por lo que las confrontaciones entre criminales son mínimas”, dijo.
El último conflicto entre grupos ilegales que golpeó a Sabaneta, y que incluyó también a Envigado, sucedió entre 2018 y principios de 2019, y dejó un saldo de 14 muertos y ocho heridos en distintas localidades.
La pugna se originó por una división interna en la banda “la Terraza” de Medellín, que regentaba plazas de vicio en los dos municipios, y se agravó cuando en los tiroteos se involucraron los sicarios de “Trianón”.
El problema terminó cuando, a sangre y fuego, fueron expulsados los disidentes de “la Terraza”.