Un duro golpe de la justicia colombiana recibió Freyner Alfonso Ramírez García, alias “Carlos Pesebre”, uno de los principales cabecillas del crimen organizado en Medellín, quien tendrá que pagar 36 años de cárcel por un asesinato.
La sentencia fue emitida por el Juzgado Noveno Penal del Circuito de la ciudad (radicado N° 05001310400920150025900), que el pasado 29 de septiembre profirió el fallo judicial en contra del jefe de la “Odín Robledo” (Organización Delincuencial Integrada al Narcotráfico) e integrante de la cúpula de la banda “la Oficina”.
Según el expediente, “Carlos Pesebre” ordenó la muerte de Mauricio Alberto Velásquez Valencia, alias “el Meca”, el 15 de julio de 2005. La víctima era exmiembro del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y en ese momento oficiaba como lugarteniente del cabecilla.
El crimen fue perpetrado por sicarios en el barrio Los Alpes. De acuerdo con las declaraciones de un testigo, la banda acusó a “el Meca” de robarse 750 millones de pesos, razón por la cual le dispararon.
Ramírez García recibe esta nueva condena en la cárcel de Valledupar (Cesar), donde paga otra sentencia de nueve años por concierto para delinquir agravado.
El imperio criminal
“Carlos Pesebre”, de acuerdo con el dosier policial, se inició en el mundo delincuencial en los años 90, participando en las Milicias Urbanas que la guerrilla tenía en Medellín. Después pasó al bando contrario, integrando el bloque Héroes de Granada y coordinando un grupo de paramilitares en las comunas 7 y 13 (Robledo y San Javier).
Cuando la facción se desmovilizó en 2005, Ramírez no participó del proceso de reinserción y continuó delinquiendo a la sombra, trabajando para la mafia de “la Oficina” y comandando sus tentáculos en el occidente de la capital antioqueña, con la “Odín Robledo”.
Este grupo actúa como una confederación de combos, cerca de 50, que operan en las comunas 7, 11, 12, 13 y 16, en los corregimientos Altavista, San Cristóbal y San Antonio de Prado. Se dedican al sicariato, tráfico de drogas y armas, extorsiones, desplazamiento forzado, desapariciones, robos, entre otras conductas.
Durante la última década, la agrupación obtuvo una especie de blindaje social en algunos barrios de la metrópoli paisa, “ganándose” a las comunidades con mercados, regalos decembrinos y otras medidas.
“Carlos Pesebre” fue capturado por comandos especiales de la Policía en 2013, en una finca del municipio de Urrao (Antioquia), cuando sostenía una reunión con sus lugartenientes.
Se desmorona la banda
Luego de la condena por concierto para delinquir, fruto de un preacuerdo con la Fiscalía, Ramírez volvió a ser noticia en diciembre de 2014. El Juzgado Cuarto de Ejecución de Penas y Medidas de Valledupar revocó la medida de encarcelamiento en su contra, bajo el argumento de que es un padre cabeza de familia.
La situación fue interpretada por los organismos de seguridad como un intento de evadir la justicia, por lo que los investigadores comenzaron a escarbar los archivos para encontrar algún expediente que permitiera abrirle un nuevo proceso. Fue así como salió a flote el asesinato de alias “el Meca”, se emitió otra orden de arresto y se frustró su salida a la detención domiciliaria.
Al mismo tiempo, la Fiscalía abrió una investigación preliminar en contra de la jueza que le concedió ese beneficio en principio.
Con “Carlos Pesebre” en la cárcel, la Policía y la Fiscalía comenzaron a golpear con severidad su estructura ilegal y sus principales cabecillas y delegados también cayeron a prisión: “Tatú”, “Maicol”, “Toño”, “Jotalibán”, “Piercing”, “Andresito”, “Caballo” y, recientemente, “el Diablo”.
De esta manera, la “Odín Robledo” ha venido perdiendo territorios en los que antes comandaba, en especial en Robledo y San Cristóbal.
Según fuentes judiciales, la defensa de Ramírez apeló la última sentencia y quedó a la espera del proceso en el Tribunal Superior de Medellín.