Cuando los Comandos Jungla irrumpieron en su escondite de la Costa Caribe, Gustavo Adolfo Álvarez Téllez se aferró a sus hijas. “¡No me suelten, que me van a matar!”, les ordenó el presunto narcotraficante. Las jóvenes de 17 y 22 años se abalanzaron sobre los policías, tratando de alejarlos a punta de arañazos y dentelladas.
Los uniformados se dividieron, mientras unos contenían a las muchachas, los otros sometían al “Gordo Tavo”, llevándolo al piso y poniéndole las esposas. Quién sabe qué cosas pasarían por su mente en aquel momento. El hombre que alguna vez fue catalogado como uno de los 10 delincuentes más buscados de Colombia, tal vez pensaba que los enemigos cosechados en las guerras de la cocaína habían llegado a cobrarle con la vida.
La historia de Álvarez Téllez, de 48 años, está plagada de muerte y traiciones. Según el dosier de las autoridades, en los años 90 este ciudadano nacido en Ibagué se vinculó a una facción paramilitar en el Magdalena Medio. De allí partió hacia Cartagena, donde en el 2000 instaló una oficina de sicarios para hacerles trabajos a varios capos de las Autodefensas, como “Diego Vecino” y “Juancho Dique”, cabecillas del bloque “Héroes de los Montes de María”.
La cercanía con los puertos le sirvió para incursionar en el narcotráfico transnacional y en 2005 extendió su negocio a Medellín. Aquí estableció una amistad con Maximiliano Bonilla Orozco (“Valenciano”), uno de los líderes de la organización criminal “la Oficina” y responsable de exportar drogas por el Caribe, en especial por el Golfo de Morrosquillo.
Fue así como “Gordo Tavo” saltó a las grandes ligas, siendo socio financiero de “la Oficina” y de “los Paisas”, una banda de origen paramilitar afincada en el Bajo Cauca antioqueño.
La situación le generó enemistades con otros grupos, como “los Rastrojos”, que el 3 de febrero de 2010 mataron en Cartagena a su hermano Óscar Alberto Díaz Téllez, desmovilizado del bloque “Héroes de los Montes de María”.
Su febril actividad narcotraficante lo puso en la mira de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), que ya estaba tras la pista de “Valenciano” y “los Paisas”. La Corte del Distrito Este de Nueva York le abrió un expediente por conspiración para importar estupefacientes a ese país, y solicitó su extradición.
Álvarez Téllez fue capturado el 11 de mayo de 2011 en la isla de Aruba, y de allí trasladado a una prisión federal en Brooklin. La Policía lo señaló de haber coordinado la exportación de 120 toneladas de cocaína en dos años y el entonces presidente, Juan Manuel Santos, lo catalogó como uno de los 10 delincuentes más buscados de Colombia.
En la prisión estadounidense se encontraría más tarde con “Valenciano”, quien fue detenido en Venezuela el 27 de noviembre del mismo año. Él lo acusó de ser un delator e incluso se fueron a los golpes en uno de los pabellones.
A pesar del prontuario, su cooperación con la DEA le sirvió para obtener rebajas judiciales y la justicia estadounidense lo condenó a solo 36 meses de encarcelamiento, por el cargo de conspiración para distribuir cinco o más kilos de cocaína (caso 1:11-cr-00369-SJ). Tras pagar una fianza de 100 dólares, según los documentos de la corte, quedó en libertad vigilada.
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Nuevas alianzas
Fuentes de la Policía Nacional, que le siguieron la pista tras su regreso a Colombia, le contaron a EL COLOMBIANO que volvieron a tener noticias de él en 2016.
Al parecer volvió a Cartagena, donde fue visitado por secuaces de “Valenciano”. “Le pidieron $5.000 millones de cuota, si quería regresar al negocio”, explicó un oficial, cuya identidad pidió reservar por seguridad.
Según la investigación, para protegerse de los tentáculos de su exsocio, “Gordo Tavo” buscó el respaldo del principal grupo narcotraficante de la actualidad: el Clan del Golfo. Por medio de un narco apodado “Echeverry”, le envió un mensaje al máximo líder de esa facción, Dairo Úsuga David (“Otoniel”).
El veterano capo le permitió unirse a la banda e inicialmente le asignó una ruta de exportación que nace en La Guajira. Con el tiempo, sus actividades se fueron extendiendo al sur de la costa Atlántica, retomando sus antiguos contactos en Magdalena, Bolívar y Córdoba.
Como socios de esta nueva aventura, Álvarez contó con José Gonzalo Sánchez (“Gonzalito”), presunto cabecilla del bloque Pacificadores de Córdoba y Bajo Cauca del Clan del Golfo, quien le aportó el aparato sicarial; y con Jorge Iván González Martínez (“Jota Firma”), quien también estuvo extraditado en el pasado, al parecer domina rutas hacia Europa (especialmente a España) y es hijo del famoso coronel Danilo González, que trabajó para el Cartel de Cali y en los 90 combatió a Pablo Escobar junto a “los Pepes”, antes de ser asesinado en 2004 en Bogotá.
De acuerdo con indagaciones judiciales, el esquema de seguridad de “Gordo Tavo” quedó a cargo de un coronel retirado del Ejército, quien coordinaba sus desplazamientos por tierra en vehículos blindados.
En su intento por recuperar la hegemonía en la Costa, el ibaguereño tuvo que enfrentarse a “los Pachenca”, una banda con fuertes raíces en Santa Marta y Cartagena, lo que dejó muertos de lado y lado en los últimos años.
Según la Policía, en el fragor de esas guerras se habría enemistado con “Jota Firma”, tal cual ocurrió en el pasado con su amigo “Valenciano”, lo que aumentó los peligros a su alrededor. Álvarez se refugió entonces en una casa campestre con piscina ubicada el municipio de Cereté, en Córdoba, una zona de influencia del Clan del Golfo.
La nueva caída
Hace ocho días se celebró en ese lugar el cumpleaños de la hija mayor de “Gordo Tavo”, en una fastuosa rumba con mariachis, que violó los protocolos de la cuarentena. El evento no pasó inadvertido para los informantes de la Dirección Antinarcóticos de la Policía, que delataron su paradero.
A las 6:00 p.m. del viernes 24 de abril, seis comandos Jungla allanaron la propiedad. Fue en ese instante de terror en el que Álvarez se refugió detrás de sus hijas, según contaron agentes que conocieron el operativo. En su contra había una orden de captura solicitada por un fiscal de Bogotá.
En el lugar había otro familiar, el mayordomo y un trabajador de la finca, que fueron dejados en libertad. Durante el registro encontraron un fusil de calibre 5.56.
La audiencia de control de garantías se realizó este sábado ante el Juzgado Primero Penal Municipal de Montería, que legalizó el allanamiento y el procedimiento de captura. El lunes continuarán las audiencias, en las que el ente acusador pretende imputarle cargos por concierto para delinquir, homicidio y tráfico de estupefacientes.
El ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, declaró que Álvarez “era el principal articulador del narcotráfico de la estructura Caribe del Clan del Golfo. Es un sujeto con un historial criminal que inició en los 90”.
Añadió que esta operación afecta a los grupos de crimen organizado “donde más les afecta, en sus finanzas provenientes del narcotráfico”.
Aunque el gobierno estadounidense no ha solicitado de nuevo su extradición, la Policía indicó que la DEA ya está informada de su captura. Por esta situación, precisaron las fuentes, “Gordo Tavo” y su defensa manifestaron su deseo de colaborar con la justicia, una vez más.
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