El relleno sanitario La Pradera registró este domingo un desprendimiento en el vaso Altair debido a la sobresaturación de los residuos que presenta y que ha generado en los últimos días una serie de movimientos en masa, según confirmó Emvarias este lunes.
“La masa de residuos viene presentando constantes movimientos, reportándose el día de ayer (domingo) un movimiento mayor, el cual generó el desprendimiento de residuos en la zona baja del dique sur, situación que fue atendida de forma inmediata”, explicó esta empresa.
Sin embargo, la empresa indicó que este hecho no obligará al cierre del relleno sanitario, al menos de momento, por lo que se garantiza la prestación del servicio de disposición de estos residuos sólidos para Medellín y 40 municipios.
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Como parte de las estrategias de estabilización del relleno, Emvarias continúa con la construcción de 10 pozos para la extracción forzada de lixiviados, de los cuales ya se encuentran listos cinco.
Simultáneamente se están terminando las obras de la zona adicional 2 de este vaso, con lo que se alargará la vida útil de este relleno sanitario hasta tanto se terminen los trabajos del vaso La Piñuela, que comenzaron el 8 de abril en sus obras preliminares.
En respuesta a EL COLOMBIANO, Emvarias reconoció que la situación del vaso Altair hoy es mucho más compleja de la que se presentaba en noviembre de 2023, cuando se hizo pública la contingencia que atraviesa el relleno. “A pesar de las acciones que se vienen adelantando, el vaso se encuentra en una condición de mayor inestabilidad debido a que no se tomaron las acciones necesarias durante la administración anterior, lo cual nos tiene en la situación actual”, señaló la entidad.
También reconoció que debido a la inestabilidad del vaso y a los constantes movimientos de la masa de residuos, a pesar de las diferentes acciones y estudios que vienen realizando, no es posible determinar una fecha exacta de cuándo se estabilizará por completo el relleno sanitario.
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Según Emvarias, Corantioquia está al tanto de lo que está ocurriendo en el relleno, pues aseguró que el último informe sobre estabilidad del Vaso Altaír se presentó a Corantioquia el pasado 24 de marzo y le entregarán un nuevo informe el próximo 24 de abril. “Igualmente con Corantioquia se vienen realizando semanalmente mesas de trabajo en el relleno con el fin de hacer seguimiento y atender todos los requerimientos de la corporación. Es importante indicar que el día de hoy (15 de abril) se realizó una reunión con la directora de Corantioquia en el mismo relleno”, apuntó.
Cabe recordar que el vaso Altaír entró en operación en diciembre de 2014, en 22 hectáreas con capacidad de 5.543.000 metros cúbicos. No obstante, su vida útil proyectada inicialmente a 15 años se agotó oficialmente este mes de abril, por lo que Emvarias tuvo que solicitar modificación de la licencia ambiental para ampliar su vida útil que, en teoría, tendría capacidad hasta enero de 2025 cuando entraría en operación el nuevo vaso Piñuela.
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Todas esas problemáticas –propias de un relleno sanitario desgastado por el agotamiento acelerado– desencadenaron al menos cuatro factores graves. El dique sur de la estructura de contención del vaso Altaír se está deformando, lo que se suma al daño de estructuras de drenaje de lixiviados. Según expertos, las causas son múltiples. Entre estas, que la disposición de basuras en el centro del vaso terminó por provocar movimientos de la masa de residuos y un aumento en las presiones de los poros. El desplazamiento de la estructura de contención se debe a la falta de confinamiento de la masa de residuos.
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Las consecuencias que podrían desencadenar la suma de estos problemas son alarmantes. Además del colapso de la estructura, también se afectaría el box culvert, los cabezotes y el canal de lixiviados.
Desde el año pasado Emvarias ha intensificado las acciones necesarias que incluyen la remoción de masas que afecten vías e infraestructura, la remoción de residuos en algunos sectores del vaso para mitigar cargas que se generan por el movimiento de la masa de residuos, la construcción de pozos de extracción forzada de lixiviados y bombeo de los mismos para mitigar presiones de poros, la quema de biogás, la construcción de sistemas de drenajes (canales de aguas lluvias) para recibir aguas de escorrentía del interior del vaso y la instalación de piezómetros e inclinómetros para monitorear la masa de residuos. Sin embargo, el vaso sigue sin estabilizarse.
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