El año nuevo comenzó con un reto inesperado para Metroplús: la renuncia de su gerente, James Gallego. Esta se convirtió en una dimisión más que, según Jorge Eliécer Córdoba, profesor de ingeniería de la Universidad Nacional, “ha afectado gravemente la ejecución de proyectos y la estabilidad de la empresa”. El docente es crítico frente a quienes han estado en ese cargo: “Eso demuestra que quienes han ocupado ese lugar no han estado preparados. Los gerentes deberían escogerse por meritocracia”.
La postura del profesor está basada en lo sucedido en el último lustro.
En los pasados cinco años, por Metroplús desfilaron cuatro gerentes. Entre 2016 y 2017 estuvo Ricardo Medina Giraldo, quien el 19 de diciembre pasado fue suspendido tres meses por la Personería de Medellín, en primera instancia, por presuntos manejos irregulares de unos viáticos.
En 2017, como reemplazo de Medina, asumió César Hernández, quien renunció en julio de 2018 para lanzarse a la Alcaldía de la capital paisa. Su reemplazo fue Andrés Moreno, hombre de confianza del entonces alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez. Pero el turno de Moreno fue breve: en febrero de 2020 renunció, dando paso a Gallego, quien sorprendió el pasado 29 de enero con su carta de renuncia.
Horas después se dio a conocer que la dimisión de Gallego se debió a una campaña política. El exgerente acompañará las aspiraciones presidenciales de Luis Pérez para 2022. Con el gerente por venir, la empresa estaría completando cinco en la misma cantidad de años.
Perjudicial para la empresa
Uno de los que más se ha quejado de la sucesión de gerentes es José Fernando Escobar, alcalde de Itagüí. Las obras de Metroplús se encuentran en un escollo en ese municipio. Si bien el tramo 3A (que va por la Avenida de la Moda) está terminado, el 4A, por la quebrada Doña María, quedó inconcluso porque faltó la compra de unos predios. Pero, más allá de ese particular, el mandatario expresó que la falta de continuidad ha jugado en contra en Itagüí. “Cada vez se encuentra uno con personal diferente. Que se adapten requiere tiempo y eso perjudica la ejecución. No hay continuidad en la empresa y eso no es bueno”, comentó.
En ese municipio del sur, a pesar de que las obras comenzaron hace 15 años, Metroplús aún no rueda. “Tenemos infraestructura lista. Solo nos faltan las estaciones y comenzar a operar”, agregó el alcalde. Sin embargo, en Itagüí todavía está pendiente un tramo de la 47A, que entraría en licitación este año. También está en el aire otro tramo, que iría hasta Ditaires, pero para el cual no hay financiación aún.
En el municipio del frente, Envigado, las cosas tampoco han sido sencillas. Antonio Palacio, miembro de la veeduría ciudadana de Metroplús, expresó que “cada año sale uno y el otro viene con ideas diferentes. Muchas cosas se frenaron durante la construcción del tramo 2A. Se echaban cosas para atrás y se cambiaban otras”.
En Envigado ya hay dos tramos listos. El primero de ellos es el 1, que va por la Avenida El Poblado desde Sabaneta hasta el parque del Inder. El segundo es el 2A, que comienza en ese parque y va hasta San Marcos. Este último tuvo un costo de $29.290 millones y retrasos de más de dos años.
El tramo faltante en Envigado es el más problemático de todos. Se trata del 2B, que estuvo detenido desde 2013 y enredado en una maraña judicial que parece no terminar. Según Metroplús, la obra iba en un avance del 21 %. Los líos comenzaron cuando el colectivo Túnel Verde radicó una acción popular para evitar la construcción del carril exclusivo y la tala de 133 árboles del sector. Desde entonces, el problema ha rodado por despachos judiciales e, incluso, llegó hasta el Consejo de Estado.
Razones de inestabilidad
Para César Hernández, quien ocupó ese cargo en 2017, la respuesta no es simple. Advirtió que Metroplús, al ser una empresa que ejecuta pero no opera los buses, resulta desgastante. “Es fácil aburrirse porque todo el trabajo se centra en la ejecución de obras, pero no en la operación. Creo que esa es la razón principal. En mi caso, yo salí por una aspiración electoral, nada que tuviera directa relación con el cargo”, remató.
El exgerente añadió que Metroplús perdió interés desde que fue terminado el tramo Belén-Aranjuez. “Ya no hay grandes obras por ejecutar. Solo quedan los tramos de Envigado e Itagüí, además de la 12 Sur, en Medellín. En pleno apogeo era muy interesante dirigir a la empresa”, apuntó.
Hernández concluyó que los tramos de las avenidas Guayabal y El Poblado quedaron por fuera del Conpes firmado en 2004, por lo que su financiación no está definida. Sin embargo, dio alternativas para que la empresa retome su dinamismo y pueda tener mayor estabilidad: “Metroplús debería hacer convenios con los transportadores para operar, por ejemplo, en la Guayabal. Además, podría prestar servicio de construcción en intercambios viales o puentes. Con esas dos opciones, sería una empresa dinámica. No puede seguir siendo una compañía que esté el cuarto útil de la administración”.
Consultado al respecto, Andrés Moreno, exgerente de la empresa (2018-2020), expresó que cada caso de los gerentes debe ser analizado de manera particular. Indicó que no tenía una respuesta clara para explicar la rotación en la dirigencia, pero que, en todo caso, “eso afecta a la empresa. Es una lástima que haya esa rotación, pero no puedo juzgar las razones”.
Construir sobre construido
Para José Fernando Álvarez, miembro de la Mesa Ambiental de El Poblado y defensor del Túnel Verde, de Envigado, los cambios de gerencia han afectado la comunicación con la comunidad. “Ha habido gerentes concertadores, con diálogo, pero otros que no lo han sido. Gallego, el saliente, no nos tuvo en cuenta para nada. Nos dimos cuenta, además, de que los que llegaban no tenían claros los precedentes. En resumen, no había ninguna sincronización”, argumentó.
Sin embargo, el exgerente Moreno respondió que no es así: “César (Hernández) me hizo un excelente proceso de empalme. Lo mismo hice yo con James (Gallego), quien me sucedió. Todo el trabajo se ha venido recogiendo”.
Pero otra voz crítica es la de Alejandro Álvarez, vecino del Túnel Verde en Envigado y magíster en Ciencias de Sostenibilidad. El ciudadano, explicó, ha vivido toda su vida en el sector y ha estado metido en las conversaciones ambientales desde que comenzó el lío jurídico, en 2013.
“Las conversaciones sobre el Túnel Verde necesitaban continuidad. Lo que pasó fue que se retomaba esa conversación una y otra vez, lo que afectó la creación de confianza entre la empresa y los ciudadanos”, comentó el vecino Álvarez.
Por ahora, la renuncia de Gallego está siendo analizada por la junta. Según le dijo a este diario en días pasados, espera trabajar “hasta máximo el 10 de marzo”. Después, la junta de la empresa escogerá su reemplazo, el quinto desde 2016
15
años hace que empezaron las obras en Itagüí. El sistema ha sufrido retrasos y no opera.
21 %
es el avance estimado del tramo 2B, el del Túnel Verde, que acaba de reanudarse.