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La violencia sexual sí discrimina

  • Cuando se trata de ponerle sexo a la violencia sexual, esta sí discrimina. El 84.93% de todas sus víctimas son mujeres. Foto: ShutterStock.
    Cuando se trata de ponerle sexo a la violencia sexual, esta sí discrimina. El 84.93% de todas sus víctimas son mujeres. Foto: ShutterStock.
24 de noviembre de 2020
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Entre el 1 de enero y el lunes 26 de octubre de 2020, 3.326 personas fueron víctimas de violencia sexual en Antioquia, según el Sistema Integrado de Información sobre Violencias de Género (Sivige), una iniciativa del Observatorio Nacional de Violencia de Género del Gobierno de Colombia. La cifra podría promediarse entre los 300 días del año que habían transcurrido hasta esa fecha. Haciéndolo, el departamento asumiría que 11 personas fueron atacadas sexualmente, día a día, en lo que va de 2020.

Podría seguir haciéndose el ejercicio, promediando la cifra total de ataques sexuales entre una población global que se reparte entre hombres y mujeres. Los promedios pueden ser engañosos. Cuando se trata de ponerle sexo a la violencia sexual, el 84,93 % de las 3.326 víctimas en Antioquia en 2020, son mujeres. El perfil de una víctima de este tipo de delitos partiría de una particularidad (poco particular) que comparte la mitad de la población global, según la ONU: ser mujer.

Especial | Ellas soy yo

“El hecho de ser mujer genera un riesgo de violencia sexual. No existe un perfil de víctima. Todas las mujeres, en todas las edades, circunstancias socioeconómicas, siendo del campo o ciudad, pueden enfrentar situaciones de este tipo”, señala Juliana Martínez Londoño, secretaria de las Mujeres de Medellín. No existe “la víctima”, existen víctimas.

La ley 1257 de 2008 define la violencia sexual como la que proviene de la acción que obliga a una persona a mantener un contacto sexualizado (ya sea físico o verbal); o a participar de interacciones sexuales mediante el uso de la fuerza, intimidación, coerción, sin el consentimiento y voluntad de las víctimas. En el numeral c del artículo 30 de esa ley se agrega además que también es violencia sexual “que la persona agresora obligue a la agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas”.

Las mujeres víctimas de este flagelo se cuentan en los datos del Sivige en edades entre los 0 y 60 años; en zonas urbanas y rurales; y en 119 de los 125 municipios de Antioquia. Las cifras revelan que si bien la violencia sexual las afecta a todas, se ha concentrado en un grupo poblacional particular.

Hay mujeres con un mayor grado de vulnerabilidad”, señala Teresa Aristizábal Sánchez, trabajadora social; especialista en educación sexual y derechos sexuales y reproductivos; y coordinadora para Antioquia de Ruta Pacífica, un movimiento social y político que lucha desde 1996 contra la violencia contra la mujer. “Las menores de 18 años son más vulnerables a sufrir hechos de violencia sexual”. Eso no significa, sin embargo, que en otras edades no haya vulnerabilidad.

“En Colombia existen datos estadísticos aportados por diversas organizaciones para conocer la problemática de la violencia sexual diferenciando por sexo y regiones, pero se debe profundizar en estudios nacionales para la construcción de diversos tipos de perfiles”, señala Coral Paradoja, psicóloga feminista y magister en estudios de género y de las mujeres, parte de la Red Nacional Universitaria por la Equidad de Género en la Educación Superior. Construir un perfil no es un ejercicio fácil ni conclusivo.

“Ser desplazada o habitar en contextos con presencia de grupos armados legales e ilegales; el maltrato en el hogar, la dependencia económica, la pobreza; vivir una orientación sexual, una identidad y expresión de género disidente de la heterosexualidad en un contexto tan patriarcal como lo es Colombia”, agrega Paradoja, sostiene y profundiza la vulnerabilidad para convertirse en víctima de violencia sexual.

Todas las características han sido retomadas en el intento de construir diversos tipos de perfiles a nivel sociodemográfico, victimológico, psicológico y psicopatológico. “Ninguno es unívoco”, reafirma Paradoja. “Con este precedente en mente, podemos continuar con una caracterización de la situación de la violencia sexual en Colombia, a partir de algunas cifras que evidencian cómo las víctimas siguen siendo en su mayoría las niñas y niños, adolescentes y las mujeres adultas”.

Puede ver: No espere a que suba el violentómetro

Las cifras son escurridizas. La misma Aristizábal reconoce la ausencia de un consolidado que integre las fuentes de información. Mientras el Sivige (fuente que eligió EL COLOMBIANO dado que el origen de sus datos es la Fiscalía) recoge 3.326 víctimas de violencia sexual, también reporta que, según datos del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública, esta misma cifra para Antioquia se reduce a 2.900.

Medicina Legal y dependencias locales como la Secretaría de la Mujer también tienen sus propios datos. Aún así, hay similitudes en todas ellas.

Tanto en la información del Sivige como en la del Sistema de Salud Pública, las mujeres representan más del 80 % de las víctimas; dentro de ese universo, las menores de 18 años son entre el 30 % y el 50 %. También en ambas cerca del 70 % de los presuntos victimarios fueron integrantes de la familia de la víctima o su pareja o expareja.

“No son enfermos o sujetos asóciales”, apunta Martínez, “son hombres criados bajo el estándar de la masculinidad dominante que señala que el cuerpo de las mujeres está a disposición de la satisfacción de los hombres”.

La tragedia aún no se dimensiona, reflexiona Aristizábal. “Hay un subregistro que se alimenta del miedo y de la normalización de la violencia sexual. Previo a un abuso, a un acoso o a una violación, hay una carga de temor que paraliza. Mucho más aún si estamos hablando de menores de edad, que además son violentadas por familiares”. A pesar de que existe un marco normativo robusto que busca proteger y atender la violencia contra la mujer, sostiene Paradoja, “este no es garantía para eliminar las violencias de las vidas de las mujeres”.

Si usted, mujer, se encuentra en riesgo o está siendo víctima de violencia basada en género, puede llamar a la línea 123 de la ciudad y pedir que la comuniquen con la Agencia Mujer, donde un equipo de abogadas y psicólogas especializadas la acompañarán en su atención. Allí se pueden activar diferentes rutas de atención, según su voluntad: la de justicia, la de salud o de protección. La máxima, siempre, recuerda la secretaria de Mujeres de Medellín, es recordar que no están solas.

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