“Todo es según el color del cristal con que se mira”. No solo es un viejo refrán y una gran canción de Rubén Blades y Willie Colón, sino también la síntesis perfecta de lo que viene sucediendo y sucederá con dos subregiones de Antioquia conforme avanza (¿o retrocede?) su desarrollo vial.
Resulta que en el departamento ha crecido el rumor de que ya “casisito” se entrega la nueva conexión con la Costa Caribe que usa los nuevos desarrollos viales conocidos como las Autopistas del Magdalena (que abarcan el eje vial Cisneros-Maceo-Remedios) y las Autopistas del Nordeste (que conectan el tramo Remedios-Zaragoza-Caucasia). Sin embargo, esta situación, que para unos solo trae beneficios, para otros –sobre todo en el Norte de Antioquia– trae preocupaciones.
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Como era de esperarse, dichos desarrollos tienen como principal promesa permitir el acceso al mar Caribe colombiano por una ruta más rápida y menos complicada toda vez que dejarían de usarse (¿o padecerse?) tramos tan complejos como los temidos Altos de Matasanos y de Ventanas.
Tal vez por estar cansados de esta situación en su búsqueda del mar y, tal vez aupados por el rumor mencionado, muchos conductores decidieron ir en esta temporada de vacaciones a la costa pero por el nuevo tramo que provisionalmente comprende la ruta Barbosa–Caucasia, pasando por Porcesito, Yolombó, Yalí, Vegachí, Remedios y Zaragoza; pese a que según los testimonios obtenidos por este diario y las previsiones de las plataformas de movilidad, el tiempo de desplazamiento puede ser el mismo, por ahora.
La cuestión es que esa ausencia de vehículos que se aventuraron a irse por la nueva vía se sintió en menor y mayor medida en las finanzas de municipios como Donmatías, Santa Rosa de Osos, Yarumal y Valdivia –que son atravesados en 234 kilómetros de los 295 que posee la Troncal a la Costa hasta Caucasia–, donde, según vio EL COLOMBIANO en su visita a la zona, ya solo pasan automotores pesados y una que otra moto de los lugareños.
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Como si fuera una ola, el nivel de preocupación aumenta conforme la ruta se adentra más al norte. Por ejemplo, la señora Gloria Álvarez, quien administra el icónico restaurante Mina Vieja, en Yarumal –que ya ajustó 55 años de historia–, contó lo que han sido los últimos días.
Dijo que los carros de turistas han descendido mucho su paso por la zona. Según señaló, apenas paran en Mina Vieja la mitad de carros de turistas que antes llegaban a degustar las deliciosas arepas gigantes y las demás viandas que son todo un oasis para viajeros y camioneros que se aventuran por allí.
“En un día lo habitual es que vinieran 40 carros pequeños, sobre todo en temporada de vacaciones. Hoy en día llegarán unos 20. Claro, acá en Yarumal hay preocupación por lo que la merma de vehículos pueda hacerle a la economía. Pero, como esta ruta también conecta a municipios como Valdivia o Tarazá, esperamos que eso ayude a mantener a flote el comercio”, apuntó.
Similar preocupación se vio en el popular Parador Santa Rosa, lugar obligado para los viajeros que van a la costa y que terminan allí después de haber “coronado” el Alto de Matasanos y que buscan calentarse de las gélidas temperaturas con un tradicional pandequeso acompañado de aguapanela fría.
“Ha bajado mucho el número de clientes, sobre todo en temporada. A raíz de eso, aunque no ha tocado salir de personal, sí hemos tenido que disminuir la duración de los turnos para que todos tengamos trabajo. Y así como pasa en este negocio pasa en los demás que hay sobre la troncal. Desde bombas de gasolina hasta almacenes y talleres”, apuntó una empleada.
La mujer mostró su preocupación porque aparte de que llegan menos carros, los buses interdepartamentales –que surten principalmente de clientes a negocios como el Parador– ya vienen con menos pasajeros también. “Antes venían 10 buses llenos, ahora vienen apenas 7 y sin tener todas las sillas ocupadas”, explicó.
La empleada comentó que los negocios aledaños a la troncal son esenciales para mantener el empleo en estos municipios, toda vez que muchos brindan oportunidades laborales en renglones económicos diferentes, a los que se encuentran en la centralidad del territorio.
“Por ejemplo acá contratábamos hasta 130 empleados temporales en las épocas de vacaciones lo que dejaba una planta de más de 200 trabajadores. Si eso llegara a acabarse, eso se va a sentir fuerte en Santa Rosa”, añadió.
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A la preocupación por el tema del empleo hay que sumar otra que tiene “desvelados” a los comerciantes y habitantes de estos territorios sobre la troncal: el estado de la vía.
De hecho, en una visita que hizo EL COLOMBIANO por la zona logró evidenciar que si bien la vía –sobre todo el trayecto después de Yarumal– ha tenido importantes intervenciones por parte del Invías, varios sectores todavía presentan un paisaje casi lunar: con grandes cráteres, puntos sin atender y tramos con un pavimento arrugado como si fuesen los fuelles de un acordeón.
Lo que se preguntan los lugareños es que, si la situación actual está así pese a la importancia del eje vial por el que transitan cientos de vehículos al día, ¿qué va a pasar cuando deje de ser paso obligado? Muchos creen que simplemente se dejarán de hacer los mantenimientos, dejando la vía abandonada como pasó en su momento con la conexión vieja al Occidente de Antioquia, por Boquerón. Esto condenaría más al ostracismo y al aislamiento a poblaciones como Tarazá, Cáceres o Valdivia.
“Si bien se podría pensar que con la disminución del tráfico vehicular algunas complicaciones en la vía no afectarían tanto, si no hay recursos para el mantenimiento de la troncal esto derivará en un deterioro acelerado de la misma y en graves dificultades de movilidad en la zona para los vehículos que todavía pasarán por ella”, advirtió Gerson Gil Cañas, secretario de Gobierno de Valdivia.
¿Qué se está haciendo?
Ante esta situación urge que las regiones se muevan tratando de buscar soluciones para mitigar el impacto en la economía que traerá la “pasada de moda” de la Troncal y que obviamente repercutirá en estos municipios.
Por ejemplo, en Valdivia dicen que están buscando convertir el municipio en referente turístico y aumentar su vocación agrícola por medio de planes y proyectos.
“También hace unos meses se creó la Provincia Bioenergética del Norte con la que esperamos mitigar parte de los impactos que dejaría el desuso de la vía en la subregión ya que con ella esperamos acceder a recursos de los gobiernos departamentales y nacionales para proyectos productivos. Aún así hay que trabajar entre todas las alcaldías de la subregión para ver que más podemos hacer”, añadió Gil.
Otros apuntan a que, tras la apertura de la vía, se organice el tránsito de vehículos por ambas subregiones de una manera que cada una tenga una buena tajada de la derrama que puedan dejar los viajeros. Por ejemplo, se ha hablado de que cada eje se encargue de mover unos tipos de vehículos, o que incluso el transporte público se mueva por la Troncal y los particulares por el Nordeste.
Otros dicen que, en la zona del Nordeste no se ha afianzado la infraestructura necesaria para atender a los viajeros, por lo que estos harían el recorrido de retorno hacia Medellín por la Troncal a la Costa.
“Es probable de que por acá mermen los vehículos al inicio. Pero va a llegar un punto en que eso colapsará por allá porque todo el mundo se va a querer ir a ‘novelear’. Pero como eso es una vía de a un carril, se van a terminar gastando lo mismo y por eso retornarían por acá”, añadió un conductor de la zona.
Y en eso lleva razón el hombre, pues según conoció EL COLOMBIANO, si bien Autopistas del Nordeste culminó sus trabajos a mediados de 2024, aún falta que se culminen las obras entre Vegachí y Remedios a cargo del consorcio Autopistas del Magdalena; toda vez que el tramo entre el Alto de Dolores, en Maceo, y Vegachí se entregaría mañana. Se supone que dichas obras tomarían gran parte de 2025, aunque como siempre pasa en tema de obras civiles, la incertidumbre por cuenta de factores imprevisibles es la constante.
Este diario también consultó con la Alcaldía de Yarumal y si bien de manera extraoficial uno de sus secretarios manifestó las mismas preocupaciones que la comunidad, de manera oficial no hubo pronunciamiento sobre el asunto.
“Son oportunidades”
Este diario también consultó a la Gobernación de Antioquia para conocer su postura frente al tema y las soluciones que puede brindarle a la comunidad del Norte paisa
El secretario de Desarrollo Económico, Manuel Naranjo Giraldo, dijo que si bien la apertura y puesta en funcionamiento de la Conexión por el Nordeste evidentemente tendrá impactos en los municipios del Norte de Antioquia, estas son oportunidades, y por eso –dijo– se ha venido trabajando desde diferentes instancias: las comisiones subregionales de competitividad e innovación, así como en los consejos de turismo, entre otras.
“Desde la Gobernación de Antioquia hemos venido acompañando a las alcaldías, al sector empresarial y a las diferentes organizaciones de la zona. Desde la Dirección de Turismo de la Secretaría de Desarrollo Económico se ha venido potenciando el turismo en un trabajo articulado con los municipios y las redes locales para fortalecer este sector. Circuitos como San Pedro de los Milagros-Entrerríos-Santa Rosa de Osos-Belmira o Angostura-Yarumal, posibilitan atraer de manera más activa a turistas. Allí también hay un circuito de turismo religioso muy interesante. Todo esto, con su producto gastronómico insignia, el pandequeso, se suman al potencial paisajístico que tiene la región para que este pase de ser un destino temporal a uno permanente”, describió Naranjo.
El secretario también destacó que se viene trabajando desde el ámbito productivo, como el de la ganadería, tanto en carne como en leche, ayudando a potenciar proyectos de ganadería sostenible para mejorar la productividad y la sostenibilidad de esta región.
“Hay ejemplos en el departamento donde ha habido también preocupación por los proyectos de infraestructura vial que al parecer dejaban desconectados ciertos territorios y pasó todo lo contrario como en Oriente con el túnel que allí se construyó. Aquí hay oportunidades que se deben maximizar”, apuntó.
Frente al tema del mantenimiento vial, el secretario de Infraestructura, Horacio Gallón, comentó que su despacho espera que el Invías cumpla con el mantenimiento de las vías que van a destinos tan complejos como Tarazá o Puerto Valdivia para que continúen en las mejores condiciones.
Mientras eso sucede, la incertidumbre crece en el Norte, unos analizan si se van o se quedan mientras algunos negocios ya han cerrado y en otros se ven letreros de “se vende”. Pese a esto, algunos comerciantes como doña Gloria dicen que así se merme la clientela seguirán en el mismo punto “pase lo que pase”. Mientras tanto, en el Parador Santa Rosa solo esperan que los gobernantes piensen en todo el empleo que está en juego.
