Moverse por la ciudad haciendo uso del sistema metro es un reto para la población con discapacidad que, de acuerdo con los datos más recientes de la Alcaldía de Medellín, alcanzó las 33.167 personas en 2018.
En busca de pedir las adecuaciones necesarias para que el sistema metro sea accesible, el colectivo ciudadano Fuerza Incluyente hizo un plantón a finales de agosto en la estación Parque Berrío, en el Centro de Medellín, donde evidenció las barreras con las que se encuentran cada día los usuarios con condiciones que limitan su movilidad o alguno de sus sentidos.
Según lo expuso Eduardo Isaza, vocero de Fuerza Incluyente, la problemática más evidente es la falta de infraestructura idónea para el ingreso y uso seguro del sistema de trenes. Además, expuso que el factor humano incide en las dificultades, por lo que consideró que los empleados del Metro deberían ser instruidos en atención a los usuarios con alguna discapacidad.
Ante esas peticiones, la empresa transportadora reconoció que la adecuación del sistema para las personas con discapacidades es una tarea en curso, pero también presentó avances para que esta población acceda al medio de transporte masivo más utilizado por los medellinenses (1,3 millones de viajes de lunes a viernes, según datos del balance del Metro en 2018).
Una transición lenta
Para Isaza, de Fuerza Incluyente, el primer impedimento con el que se encuentran las personas con deficiencias en sus funciones neuromusculoesqueléticas (38 % del total de la población con discapacidad de Medellín) es el acceso a las estaciones del sistema, que en ocasiones se hace imposible sin recurrir a la ayuda de ciudadanos o funcionarios.
“El sistema de plataformas ya no nos está brindando la comodidad suficiente, y suele presentar fallas que lo dejan fuera de servicio por periodos prolongados. En la estación Poblado, por ejemplo, son tan recurrentes que debe ser la misma sociedad civil la que nos ayude a bajar las escaleras, exponiéndose ellos y nosotros a una lesión, y que es una situación que atenta contra nuestra dignidad”, dijo Isaza.
Por su parte, Vanesa Muñoz, profesional de la Gerencia de Planeación del Metro, declaró que en la empresa han estudiado en detalle la situación planteada por Isaza.
“Nosotros analizamos el caso de las plataformas elevadoras y encontramos que en este momento no tienen la capacidad para la demanda tan alta, ni para los pesos actuales de las sillas de ruedas, por lo que estamos en un plan de migración a ascensores”, dijo.
Sin embargo, acotó que la incorporación de los diseños a las estaciones, que fueron construidas hace más de tres décadas en su mayoría, es un proceso progresivo, puesto que se deben analizar factores como la vulnerabilidad estructural del espacio a intervenir, además de encontrar la manera de adelantar los trabajos sin que represente una afectación significativa a su operación.
Acciones en curso
Aún con lo anterior, en siete estaciones de la línea A (Madera, Caribe, Industriales, Poblado, Ayurá, Envigado e Itagüí) ya se hicieron los diseños para mejorar la accesibilidad a las personas con discapacidad física, mientras que las paradas de Hospital y Bello, con inversiones superiores a los $2.370 millones, incorporaron en el primer semestre de este año ascensores de acceso adaptados a usuarios con discapacidad física y visual.
Además, Muñoz señaló que el componente de accesibilidad es uno que se actualmente se integra a la estación Aguacatala, que está siendo ampliada en una obra en la que se invierten $5.609 millones y que el Metro proyecta entregar a inicios de 2020.
“Contará con elementos de accesibilidad, entre ellos la señalización podotáctil para personas con discapacidad visual; la atención en taquillas para usuarios de talla baja o niños, y tendrá también una zona de centro de relevo, que permitirá que las personas con discapacidad auditiva puedan acceder a información a través de un computador”, señaló la profesional del Metro.
También para la tercera edad
De acuerdo con Jairo Clopatofsky, consejero en discapacidad de la Presidencia de la República, la infraestructura con accesibilidad debe ser pensada con el objetivo de atender a esa población, pero también a los adultos mayores.
“Según los últimos estudios de la Organización de Naciones Unidas, una persona después de los 60 años empieza a generar discapacidades, lo que hace que a la larga las intervenciones se hagan pensando en que todos vamos a ser personas mayores”, dijo.
Según lo estableció el censo del Dane, en Medellín la población mayor de 64 años pasó del 6,9 % en 2005 al 10,4 % el año pasado, por lo que las intervenciones de accesibilidad en el metro impactarán, de forma indirecta, a 246.722 medellinenses .