Como el pastorcillo mentiroso, el que salía con el cuento chino de que tenía a un lobo cerca a punto de comerse sus ovejas, así quedó el exalcalde Daniel Quintero Calle con el puñado de encuestas que anunció en su cuenta de X sin ningún dato de confiabilidad, sin fichas técnicas, y que mostraban que su candidato Juan Carlos Upegui despegaba en números, quedando a tan solo 10 puntos de Federico Gutiérrez.
Los datos son demoledores: Gutiérrez sacó 689.519 votos (73,36%) frente a los 95.393 (10,14%) de Upegui, una diferencia abismal que no se advirtió en las mediciones de las redes sociales del exalcalde Quintero, quien el 20 de octubre publicó el pantallazo de una encuesta donde su candidato arañaba el 30% de intención de voto y Gutiérrez el 41,2%, todo esto acompañado de la frase “Fico sigue cayendo. Estamos a 9 días para evitar que Medellín vuelva al pasado. Se puede!!! Upegui es!!! (sic)”.
Al día siguiente, el 21 de octubre, Quintero repuntó con las encuestas, esta vez ponía a los dos candidatos enfrentados entre un 40,6% y 30,4% y el mensaje “10 puntos para cambiar la historia”. El mensaje desde la renuncia del alcalde el 29 de septiembre pasado fue claro: mostrar que ante todo pronóstico su candidato crecía y que, además, era víctima de un cúmulo de ataques que parecían un montaje.
Como sucedió durante su gobierno, los trinos muchas veces fueron citados por medios de comunicación de Bogotá como si se trataran de una verdad, sin embargo, estaban hechos de anhelos, por no decir mentiras.
Y es que aunque era evidente que las encuestas eran un montaje, y de que varios usuarios de redes sociales le preguntaron a Quintero por los datos de medición, este decidió seguir con su narrativa de postverdad. Esto se unió a los videos de ataques a la campaña que él mismo denunciaba y que también dejaron más de una duda. Todo se pareció a las estrategias que uso Steve Bannon en la campaña gringa en favor de Donald Trump, quien uso una sarta de mentiras para inflar a quien se convirtió en presidente de Estados Unidos (2017-2021).
Pero vamos a las piezas audiovisuales de supuestos ataques que sirvieron de plataforma para subir las encuestas. El primero de esos videos fue cuando supuestamente le tiraron un carro a Quintero, hecho que le endilgó a los seguidores de Federico Gutiérrez. Sin embargo, el conductor del vehículo habló para Blu Radio y aseguró que en ese momento todo fue muy confuso, pues había una gran multitud en la calle y Quintero se le atravesó. Negó cualquier dolo.
Luego apareció el video de un hombre portando un cuchillo, aparentemente, y persiguiendo al equipo de campaña de Upegui. De este episodio no hubo ni una sola denuncia, ni una captura, solo la herramienta viral del video. Y además estuvo la supuesta derramada de una cerveza a Quintero, en un video que parecía sacado de una producción preparada: con tomas desde distintos ángulos y hasta sonido impecable.
Quintero logró así, con videos bien editados y denuncias que nunca llegaron a las autoridades judiciales, poner a sonar a Upegui en más de un medio de comunicación, sin embargo, la narrativa de las redes sociales no reflejaba lo que estaba pasando en la calle. Quedó en evidencia que la campaña de Independientes estaba empujada, al parecer, con dinero público y la renuncia de Quintero a la Alcaldía pasó cuenta de cobro: quedó en evidencia que no quería perder el poder de la ciudad.
Estas últimas semanas de Quintero en campaña dejaron en evidencia su manera de gobernar la ciudad por medio de información falsa en redes sociales: las encuestas no eran verdaderas, los videos de ataques parecían más un montaje que hechos verdaderos y siempre se movió entre el desprestigio a sus contendores y la invocación a una supuesta revolución. Como en el cuento del pastorcillo mentiroso, el pueblo terminó por darse cuenta.