De acuerdo con los reportes entregados por las autoridades entonces, el crimen se perpetró cuando ocho personas que se encontraban trabajando en una finca se preparaban para ver el partido entre Argentina y Chile de la Copa América y fueron interceptadas por personas armadas con fusiles.
En el ataque, seis personas resultaron muertas en el sitio y una más quedó herida de gravedad.
Pese a que esta última logró ser trasladada a un hospital, en el camino falleció antes de que personal médico pudiera estabilizarla.
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Posteriormente, se estableció que todas las víctimas eran oriundas de la Costa Caribe, de municipios como Campo de la Cruz, Atlántico; Riohacha y Uribia, en La Guajira; y San Jacinto, en Bolívar.
Dentro de las primeras hipótesis que se barajaron estaría que el ataque se habría producido por cuenta de las disputas de grupos armados que se pelean el control de Oriente antioqueño, en donde tienen presencia el Clan del Golfo, El Mesa y el Clan Oriente.
Según aseguró incluso entonces el alcalde de Rionegro, Jorge Rivas, la situación habría sido sorpresiva para el gobierno local, dado que la zona en donde fue perpetrado el crimen se había caracterizado por ser tranquila hasta ese momento.
Tras conocerse el crimen, las autoridades abrieron una investigación en la que, entre otras pesquisas, implicó una revisión a fondo de las cámaras de seguridad del sector.
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De acuerdo con el ente, en medio de esas pesquisas los investigadores habrían logrado individualizar a los implicados en el crimen, determinado que se trataría de tres hombres los que irrumpieron en la propiedad, mientras una mujer se quedó como campanera en los alrededores para alertarlos en caso de que la Policía llegara a la zona.
Tras perpetrar el ataque, los tres hombres y la mujer habrían huido en dos vehículos y dos carros, cuya ruta también habría sido rastreada por las autoridades analizando más cámaras de seguridad.
“Los controles técnicos y los videos de las cámaras de seguridad permitieron conocer que efectivamente estuvieron en el lugar en el que sucedió el asesinato, así como identificar con exactitud la ruta que utilizaron para huir”, sostuvo la Fiscalía en un comunicado, señalando que en ese proceso de rastreo se habría logrado localizar una vivienda en la que se habría planeado el crimen y en la que luego se habrían ocultado después de cometerlo.
Según esas investigaciones, las cuatro personas serían integrantes de la banda El Mesa, dedicada al tráfico de drogas en el Oriente antioqueño y otras actividades ilegales.
Con base en esa información, la Fiscalía le imputó a los implicados los delitos de “homicidio agravado, tentativa de homicidio; fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones; y fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos”, precisó el ente.
Los procesados no se allanaron a los mismos e insistieron en su inocencia.