El desastre quedó en evidencia con el amanecer. Las basuras, dejadas en las esquinas durante la tarde y la noche del sábado, se arrumaron en cerros pestilentes; bolsas de plástico hinchadas, sanitarios inservibles y desperdicios orgánicos abundaron en calles y andenes de varios barrios de Medellín. ¿La razón? En la noche, un grupo de contratistas de Emvarias, la empresa encargada de la recolección de residuos, no salió a trabajar. Los trabajadores se quejaron, entre otras cosas, del estado de los camiones y de sus condiciones laborales. Pero el cese de actividades y las basuras amontonadas son solo la punta del iceberg de una situación más compleja.
El domingo, muy temprano, las basuras fueron recogidas por los operarios de Emvarias, que durante la noche, y parte de la madrugada, sostuvieron un diálogo con la empresa. Eso permitió que en la mañana se limpiaran las calles. El conflicto, sin embargo, sigue abierto.
Así lo consideró un conductor de un camión recolector y miembro de la mesa de diálogo abierta entre la empresa y los trabajadores que prefirió ocultar su identidad. “Es cierto que las dos partes conversamos, pero no hay un acuerdo de fondo. Mañana (hoy) nos reunimos de nuevo con la directiva y exigimos hablar con el propio alcalde”, precisó.
La problemática tiene varias aristas, pero la central tiene que ver con el mantenimiento de los camiones que hacen la recolección. El tema llegó a la palestra pública el 27 de octubre, cuando uno de los vehículos de la empresa se quedó sin frenos en Robledo y arrolló a 26 vehículos, dejando un muerto. Desde entonces, se ha venido cuestionando el control de los camiones.
El sábado, según el conductor, había 62 camiones con problemas, por lo que “era imposible salir a trabajar”. Complementó: “Había 62 carros varados. ¿Cómo íbamos a trabajar? No hay condiciones óptimas para la operación. Eso ha llevado a que las jornadas laborales se alarguen. Un compañero llega a las 6:00 de la mañana y, como no hay carro, se puede quedar esperando hasta cuatro horas. Entonces, sale mucho más tarde en la noche, ya con hambre, cansado”.
El gerente de Emvarias, Alejandro Gallego, respondió ayer algunas de las inquietudes expresadas. Dijo, en primer lugar, que la madrugada del domingo escucharon todas las peticiones de los trabajadores y que “acataron” sus percepciones”. Frente al mantenimiento de los carros, dijo: “Estamos potencializando, con nuestros proveedores, todo el suministro de insumos y la capacidad en recursos humanos para darles mejor mantenimiento a los vehículos y tenerlos a tope”.
Según el conductor, el desmejoramiento de los vehículos ha sido paulatino, pero consideró que viene agravándose desde hace por lo menos un mes y medio. Al final, dijo, son los trabajadores los más afectados, pues no solo ven extendidas sus jornada laborales, sino que se exponen a malos tratos de la gente, que les reclama por las demoras en el servicio. “Y eso sin contar que nos sentimos arriesgando la vida en los carros. Muchos de ellos son rentados y están malos”, puntualizó.
Responde Emvarias
En respuesta a un derecho de petición enviado por EL COLOMBIANO, Emvarias precisó que, con corte a ayer, la flota de la empresa estaba compuesta por 125 vehículos, de los cuales 37 eran propios y 88 eran operados a través de un contrato de arrendamiento, firmado con la empresa Renting Colombia.
De los vehículos propios, como el accidentado en Robledo, nueve eran modelo 2012, 23 modelo 2009 y cinco modelo 2007. Estos dos últimos segmentos, precisó en su respuesta, estarían en “proceso de renovación”.
Rechazando los cuestionamientos sobre la operatividad de sus vehículos, la empresa sostuvo que cerca del 85 % de su parque automotor estaba en pleno funcionamiento.
Por otra parte, al ser cuestionada sobre la renovación de los contratos de arrendamiento, la entidad señaló que luego de recibir el aval de su junta directiva estaba adelantando un proceso de contratación por $194.912 millones, para ingresar al menos 60 recolectores nuevos a las rutas, en un plazo aproximado de 6 meses.
Frente a la versión de los 62 carros varados, desde Emvarias aclararon que es una imprecisión. No es que esa cantidad de vehículos estuvieran varados, sino que se les habían reportado novedades. Es decir, los mismos trabajadores reportaron las fallas, que pueden ser una farola quemada o un estribo torcido. La muestra de que las novedades eran menores es que el domingo salieron a trabajar en esos mismos carros.
Los que cesaron las labores el sábado son contratistas tercerizados. Emvarias tiene un convenio con la Fundación Universidad de Antioquia, la encargada de contratar a estas personas. En total, 1.567 personas trabajan bajo esa modalidad. De ellas, 926 son operarios de barrido; 209, conductores; 409, recolectores; 20, supervisores; y tres operarios de Puntos Naranja.
El conductor que prefirió no revelar su nombre es uno de ellos. Además de los problemas mencionados, dijo que no les dan la oportunidad de ser vinculados y tener más beneficios. Sus cálculos apuntan a que en total fueron unos 200 operarios los que cesaron actividades el sábado. “No queremos que nos estigmaticen. Solo estamos exigiendo lo justo para trabajar”, concluyó el conductor.
Usuarios, los afectados
Al final, la gente es la que sale perdiendo por lo que pasa en Emvarias. Por el cese de actividades, la recolección se retrasó en Santa Cruz, Manrique y El Popular. Así lo constató Juan Pablo Estrada, miembro de la Junta de Acción Comunal Popular 1. En ese barrio, los residuos debían recogerse el sábado, pero el camión apenas llegó en la mañana del domingo. Pese al tropezón, Estrada dijo que el servicio de recolección de basuras es óptimo y no tiene quejas.
En Manrique, en cambio, se quejan del incumplimiento de las rutas. Guillermo Lainez, presidente de la Junta de Acción Comunal de Manrique Central, comentó que la basura se acumula con frecuencia en las esquinas. “Hemos pedido más frecuencia, pero nos dicen que no hay recursos”, precisó.
Y es que, según la Personería, en toda la ciudad hay 124 puntos críticos de basura. En ellos se arruman desechos de todo tipo. Para el Ministerio Público, el problema esencial es la cultura ciudadana y el bajo aprovechamiento de los residuos. En eso está de acuerdo el gerente Gallego, quien hizo un llamado a no arrojar desechos en lugares no permitidos y a tener presente las horas de recolecció