En una casa del Occidente de Medellín, las clases de croché que lidera la profe Otilia, todos los lunes y miércoles, cuentan con el apoyo irrestricto de Ra, el dios que en la mitología egipcia representa la luz solar. También las clases de Excel que imparte el profe Felipe Montoya en los 12 computadores del telecentro y los vitrales que va cocinando, a fuego lento, Santiago Agudelo con los 25 entusiastas que aprenden de este arte en la sede comunal del barrio.
Todo esto se logró por un proyecto que vio la luz en 2017 y que buscaba generar recursos para la sede comunitaria y aprovechar el dinero producto del premio Organizaciones Comunales Ejemplo de Participación de la alcaldía.
Así lo explica Luz Elena Pérez, presidenta de la Junta de Acción Comunal del Barrio Cristóbal: “La idea surge porque el pago de los servicios públicos en la sede (estrato cinco) es muy costoso. Cuando vimos la línea de innovación de los premios se nos ocurrió adaptar paneles solares para generar nuestra propia energía, entonces buscamos a un vecino ingeniero e hicimos una asamblea para aprobar y estructurar el proyecto”.
El sueño inicial era que la casa de dos pisos y más de 300 metros cuadrados en la que, además de dictar talleres, transcurre buena parte de la vida en comunidad del barrio, produjera la energía que gastaba todos los días.
En la primera edición de los premios que participó (2017), la JAC del Barrio Cristóbal quedó tercera y obtuvo un apoyo estatal de 11 millones de pesos. Con eso instalaron cinco paneles solares de 280 vatios sobre las ya trajinadas tejas de barro, lo que les permitió generar la energía que consumían durante la jornada diurna y ahorrar, en promedio, entre 50 mil y 75 mil pesos mensuales.
La segunda etapa
La fase dos para que la sede barrial fuera autosostenible y generara toda la luz que se gasta, comenzó el segundo semestre del 2018 cuando volvieron a participar en los premios y obtuvieron el primer puesto en la categoría de innovación. El incentivo esta vez fue de poco más de 30 millones de pesos, lo que les permitió aumentar a nueve paneles e instalar un sistema de baterías autónomo.
Además, le anexaron al proyecto un monitoreo remoto que calcula las emisiones de CO2 que dejaron de producir y les totaliza el dinero economizado. La meta es ahorrar más de 200 mil pesos en cada factura de servicios públicos.
Andrés Bedoya, secretario de Participación Ciudadana de Medellín, calificó el proyecto como pionero en la ciudad y valoró que es fruto del trabajo comunitario.
“Lo más importante es que esta iniciativa vincula a la comunidad y que hay una apropiación del proyecto porque esto no puede ser un tema impuesto. A futuro yo creo que lograr que los bienes de uso público tengan esta tecnología puede ser una de las grandes apuestas de la administración municipal para aportar al cambio climático”.
Costo - beneficio
Las condiciones para producir energía solar en Colombia son inmejorables, tanto por la radiación solar como por la legislación que existe sobre el tema. Así lo asegura Santiago Ortega Arango, director de EnergEIA de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, quien explica que en el país se puede producir energía solar en todos los rincones porque es un sistema sencillo e, incluso, puede ser una buena oportunidad de negocio.
“Las personas que no tienen energía solar en este momento es porque desconocen del tema y no saben la oportunidad de negocio que hay ahí. Tenemos una ley (la 1715) que da beneficios tributarios a las empresas que desarrollen proyectos de energía renovable y con esas gabelas uno puede recuperar en impuestos el 50 % de la inversión. Además, ahora se puede vender al sistema interconectado el excedente que se genere”.
El catedrático detalla que Colombia tiene valores de radiación promedio de 4 horas solar pico. Lugares como la costa Atlántica o el valle de Magdalena pueden llegar a 5 o más, y Chocó, un lugar especial por el alto nivel de pluviosidad, el valor llega a 3 horas solar pico que, en todo caso, son valores mayores a países desarrollados como Alemania.
Los cálculos de los expertos coinciden en que una familia de cuatro personas, por ejemplo, necesita más o menos dos kilovatios instalados para producir la energía que consume. Esto puede requerir una inversión de 12 millones de pesos, dinero que se libra en seis años, cuando el panel solar apenas esté cumpliendo un cuarto de su vida útil.
Esa oportunidad de aprovechar energías renovables fue lo que impulsó que una sede social en La América hoy sea ejemplo de innovación en la ciudad. Ahora la JAC participará en otros premios promovidos por el Gobierno Nacional con la idea de extender el proyecto hasta el parque contiguo a la casa .
$1.238
millones ha invertido el municipio desde 2016 en los premios comunales.