La esperanza de alrededor de 9.000 habitantes de Yondó, en límites de Antioquia con Santander, es que con el jarillón que se acaba de construir disminuyan al máximo las posibilidades de desbordamiento del río Magdalena, que solía metérseles al pueblo.
En su memoria están intactas las noches de zozobra y los días enteros sacando el agua de sus casas así como los lamentos por la pérdida de los cultivos y enseres en las ocasiones en las que el agua se les ha metido en sus casas.
Las temporadas invernales eran caracterizadas además por la sucesión de días en que los niños no podían ir a la escuela a recibir sus clases. Toda la cotidianidad se alteraba.
La intervención comenzó en marzo mediante el uso de maquinaria amarilla y hoy el panorama es diferente.
La extensión de esta barrera son 9 kilómetros que sirven para disminuir la incertidumbre frente a la posible afectación de las crecientes del afluente en el futuro a la vez que posibles el riesgo, a la vez que sirve como acceso a la zona urbana.
“Las crecientes del río inundaban viviendas y generaban pérdida de cultivos. Con esta intervención vamos a evitar que se pierdan los cultivos cuando se vuelva a crecer el río. Se beneficia el 40% del municipio”, expresó el director del Dagran (Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia), Jaime Enrique Gómez.
El secretario de Infraestructura de Yondó, Juan Alvarado Gómez, informó que 12 veredas se benefician con la obra. El funcionario recordó además que hace un año exactamente estas comunidades sufrieron grandes afectaciones por una inundación. “Cuando el dique se rompió no pudimos cultivar y por la inundación no puede uno trabajar o ingresar a esa parte de cultivo”, complementó Luis Alfredo Rodríguez, representante de La Felicidad, una de las veredas beneficiadas.