En el municipio de Jardín los habitantes se acostaron el pasado miércoles 3 de abril sin mayor novedad y se levantaron el jueves enterándose de que no existen, que el patrimonial municipio del Suroeste es un pueblo fantasma.
La insólita situación la desencadenó una nota publicada en portal de El Tiempo. Se tituló “El pueblo a 3 horas de Medellín que casi no tiene habitantes y es ideal para descansar”, acompañada de una fotografía en la que se ve parte del emblemático parque principal con las sillas de los negocios y la calle vacía.
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La respuesta de la gente del municipio no se hizo esperar. En una vehemente carta dirigida a El Tiempo y a la opinión pública, la alcaldesa Claudia Naranjo Agudelo comenzó aclarándole al diario bogotano que el municipio patrimonial tiene 15.257 habitantes; 8592 en el casco urbano y otros 6.665 diseminados en las veredas. La alcaldesa calificó la publicación como “acto ofensivo y bombardeo publicitario en contra de esta localidad”.
La mandataria manifestó esta forma de mostrar al municipio de cara a los turistas le hace daño, minimiza a sus habitantes, las dinámicas y los tejidos sociales. Y que además facilita que el turista vea a Jardín como “un escenario carente de lazos comunitarios ancestrales, genera procesos de desplazamiento, vulnera el derecho al territorio de los moradores y profundizan problemas de gentrificación que ya estamos viviendo”.
Como era de esperarse, la administración le solicitó formalmente al medio una retractación de la misma. La retractación llegó, efectivamente, con un cambio de titular y las excusas por un titular en el que, según el medio, ponderó de manera errónea la población de Jardín como un factor determinante a la hora de elegirlo como destino turístico.
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Ya al margen de lo anecdótico del asunto, la situación sirve para poner sobre la mesa un tema que en Jardín se han tomado muy en serio y son los efectos adversos del turismo.
Precisamente la alcaldesa Naranjo se convirtió en la primera mujer elegida por voto popular en el municipio porque su propuesta de “sostenibilidad demográfica” caló hondo entre sus habitantes.
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Desde 2012 que Jardín ingresó a la Red de Pueblos Patrimonio, los flujos de turistas fueron creciendo de manera sostenida al punto de convertirlo en uno de los principales destinos turísticos del país. Y por supuesto las redes sociales han hecho su parte mostrando sus coloridas y únicas calles y casa que conservan como pocos lugares la huella de la colonización antioqueña y la época republicana. Sentarse en el parque de Jardín es una experiencia quizás irrepetible en otro pueblo. Pero también ha llevado al pueblo efectos indeseables.
Esta dinámica ha desencadenado uno de los procesos de gentrificación más acelerados de los que haya evidencia en Colombia. “La gentrificación está desplazando a nuestros campesinos y a buena parte de la población urbana por ese auge de ser un municipio tan bueno para vivir. Las personas se contentan cuando les ofrecen más dinero por sus propiedades y las venden. Cuando llegan a la ciudad a querer comprar algo, simplemente dicen qué error cometí”, explicó la alcaldesa en medio del diagnóstico de los retos que tiene en el cuatrienio.
Por ello incluyó como un eje central de su plan de gobierno la estrategia llamada Sostenibilidad Demográfica con la que busca frenar la migración de los nativos del municipio y fortalecer ese tejido a medida que mantienen el turismo en sus justas proporciones. Para lograrlo la actual alcaldía propuso crear incentivos económicos y programas que potencien la productividad del campo. Según ilustró la mandataria, estas medidas tienen que garantizar que el campesino se quede en su parcela, que el dueño de la tienda o del negocio de la toda la vida se mantenga allí.
Eso sí, también reconocen las bondades del turismo, pero en los próximos cuatro años aseguran desde la administración que pondrán en cintura a los operadores y la demás oferta turística para formalizar y así frenar el descontrol que vienen padeciendo en materia de alojamientos, especulación de precios, problemas de convivencia, entre otros. Precisamente con el tema de los precios piensan hacer un trabajo específico para lograr acuerdos entre los comerciantes y acabar con el encarecimiento del costo de vida que también ha sido un factor determinante para que los nativos salgan expulsados del municipio.
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