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¡Estamos invadidos! Este año han recolectado una tonelada de caracoles invasores en el Valle de Aburrá

Las especies introducidas de manera irresponsable, siguen generando alarmas por su rápida diseminación en jardines y zonas públicas.

  • Es fundamental evitar entrar en contacto con estos caracoles, por los riesgos de contraer enfermedades. FOTO: CORTESÍA
    Es fundamental evitar entrar en contacto con estos caracoles, por los riesgos de contraer enfermedades. FOTO: CORTESÍA
15 de octubre de 2024
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El Valle de Aburrá sigue pagando los platos rotos del desastre que causaron los genios a quienes se les ocurrió hace décadas atrás, introducir caracoles africanos y de jardín a Colombia, por sus supuestas propiedades curativas, mágicas y hasta para convertirlos en manjares de platos exóticos.

El Área Metropolitana informó que en lo que va de este año han recolectado cerca de 1.100 kg de caracoles africanos y de jardín, ambas especies invasoras, tras recibir 335 solicitudes en el Valle de Aburrá. “Es importante que los ciudadanos, entidades públicas y privadas aportemos al conocimiento base de la problemática y hagamos parte activa de su transformación. Por esto, hemos sensibilizado a más de 2.100 personas y seguiremos avanzando con jornadas de capacitación que promuevan la corresponsabilidad y acción colectiva”, resalta Luz Jeannette Mejía, líder de la unidad de Gestión del Riesgo y Cambio Climático del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

Estas especies, que aunque son oriundas de Europa, Kenia, Mozambique y Tanzania, han encontrado condiciones muy óptimas para establecerse y reproducirse con facilidad en varias partes del país y particularmente en el Valle de Aburrá y el Oriente antioqueño. Y, para colmo, las condiciones de humedad que se crean en temporada de lluvias, como la actual, facilitan la reproducción y supervivencia de estas especies. Qué problema tan berraco.

Hay que recordar que el caracol de jardín Helix aspersa llegó a Colombia en los años 70. A algún genio de los negocios se le ocurrió que era una idea brillante introducirlos por miles para convertirlo en un negocio gastronómico llamado “helicicultura”, es decir, para incentivar su cultivo para consumo humano y suplir la demanda de los países consumidores por tradición, España, Francia e Italia. En estos países es usual el consumo de esta especie en platos que los sirven, por ejemplo, con mantequilla de ajo. Pero teniéndolos allá mismo, ¿para qué querrían importarlos desde un país como Colombia? Por supuesto, en el país pocos se animaron a meterle el diente a un animal que es poco apetitoso por donde se le mire. Y como no podía terminar de otra manera semejante idea, miles de caracoles se fugaron de los criaderos y terminaron invadiendo rápidamente zonas como San Antonio de Prado y el Oriente antioqueño.

En cuanto al caracol africano, Achatina fulica, los primeros reportes en el país datan de 2010, cuando los introdujeron por la Amazonia brasileña al ser considerados como mágicos y curativos, para todo tipo de rituales ofrecidos, particularmente, por charlatanes. Así, esta especie de Kenia, Mozambique y Tanzania terminó invadiendo jardines, matorrales, solares, huertas y parques del Valle de Aburrá. También se han visto en las riberas de algunas quebradas y, por supuesto, en las del río Aburrá.

Su potencial invasor radica en que ponen muchos huevos, comen muchos tipos de plantas, residuos vegetales, animales muertos, escombros

(polífagos) y tienen la capacidad de sobrevivir a temporadas secas y calurosas, pues estiban por largos periodos de tiempo, es decir, se retraen dentro de su concha, forman una membrana protectora llamada epifragma, para no perder humedad y disminuyen su metabolismo hasta que regresan las lluvias.

Los riesgos asociados a la presencia de especies invasoras en los ecosistemas, como la de los caracoles africanos y de jardín, obliga a las comunidades a tomar decisiones para reducir sus poblaciones. Y es que las especies exóticas, sin predadores naturales, pueden constituirse en plagas que pueden afectar la armonía de los ecosistemas, el bienestar de otras especies y la salud de los humanos.

Por eso el Área Metropolitana recordó a la ciudadanía qué hacer en caso de encontrar alguno en el barrio o jardín vecino. En primera instancia los ciudadanos deben contactarse con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá en el teléfono (604) 385 60 00, a través del correo electrónico atencionausuario@metropol.gov.co o por medio de la página web www.metropol.gov.co.

Igualmente, debe complementarse la información con fotografías de los caracoles donde se observen bien sus características y el punto exacto donde se avistaron. Una vez se cumplan esos pasos, la autoridad ambiental atenderá las solicitudes y brindará acompañamiento articulado con los entes territoriales a las comunidades en el manejo y control de los caracoles invasores.

La otra recomendación esencial es evitar manipularlos con las manos desprotegidas, abstenerse de alimentarlos, no utilizarlos como animal de compañía, lavar constantemente las manos y los alimentos, realizar una adecuada disposición de residuos y conservar limpios los jardines, parques y patios.

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