En el barrio Zúñiga de Envigado, al sur del Valle de Aburrá, en la calle 18c sur con la avenida Las Vegas, un pequeño pedazo de tierra se roba la mirada de curiosos y residentes en la zona. Algunos se acercan, otros preguntan a los curiosos que no se explican lo que hay allí. El letrero en la entrada arroja algunas pistas: “Jardín y Huerta Urbana”.
Se trata de la huerta “No do Zúñiga”, una iniciativa que tiene la Red de Huerteros de Medellín para incentivar en la ciudadanía los procesos agrícolas de autosostenimiento y aprovechamiento del suelo, cultivando su propia comida.
En el espacio, de unos 12 metros de largo por cuatro de ancho, se pueden encontrar siembras de tomate, orégano, acelga, lentejas, maíz, jalapeños, ente otras, las cuales pueden ser utilizadas por la comunidad, con el compromiso de volver a sembrar .
Con está, son 62 las huertas que este colectivo de ciudadanos, nacido en el 2013, ha ayudado a sembrar, sean de tipo comunitario, privadas y familiares en varias partes de la ciudad, como Prado, Calasanz, San Javier y Guayabal.
Crear tejido social
“Queremos despertar la conciencia de lo que implica el proceso productivo y llevar los alimentos a la mesa”, menciona Javier Burgos, uno de los ciudadanos que, junto a otros amigos, inició la Red de Huertas en Medellín.
La idea, comenta Burgos, nace de una charla de “cafetería”, preguntándose por el impacto que tendría la siembra en espacios de ciudad.
Cuando iniciaron las intervenciones en distintos lugares, notaron que en los suelos había dificultad para la siembra, así que utilizaron pacas digestoras, que se encargan de transformar el material orgánico en abono, por medio de la compactación de la basura y el uso de hojas secas.
“La idea es utilizar los espacios públicos de la ciudad, ya que Medellín tiene el potencial para ser un referente nacional en agricultura urbana”, concluye Burgos.
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Los vecinos corresponden
Gloria Restrepo, habitante del sector, se acerca una o dos veces a la semana para hacer uso de la huerta. Recoge algunas plantas, como yerbabuena y limoncillo, además de orégano y romero.
“Es muy bonita y no cuesta nada. Es de tener responsabilidad y respetar, porque aquí pueden venir otros vecinos a hacer lo mismo”, señala.
En la medida de lo posible, dice Gloria, se acerca también para plantar algunas semillas y devolverle un poco a la tierra y a sus vecinos la posibilidad de tomar lo que necesiten, para sus alimentos diarios.
Por su parte, Luis Alberto Bautista, encargado de podar el predio donde se encuentra la huerta, detalla que la afluencia de gente en el lugar crece cada vez más. Al principio, dice, la gente solo se acercaban a mirar, pero ahora vienen junto con pequeñas palas y siembran algunas plantas, especialmente, los fines de semana.
La Alcaldía apoya iniciativas
Agustín Gutiérrez, director de Ecosistemas y Biodiversidad de la Alcaldía de Envigado, explica que desde el municipio siempre están abiertos a este tipo de aprovechamientos.
Sin embargo, dice, cuando se trata de lugares públicos se debe concertar primero con la Administración o, de lo contrario, realizarlo en predios privados.
La Alcaldía tiene 17 proyectos de huertas sostenibles en colegios públicos.