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La antioqueña Pastora Mira será la primera latinoamericana designada en programa mundial que forma jóvenes de 193 países

Nacida en San Carlos, Oriente antioqueño, esta mujer lleva décadas trabajando por la reconciliación y los derechos de las víctimas de la guerra, la misma que le arrebató a su padre, su esposo y dos hijos.

  • Pastora Mira es una víctima del conflicto, oriunda de San Carlos, Oriente antioqueño, que ha dedicado su vida al trabajo social y comunitario y a la defensa de los derechos humanos. FOTO Julio César Herrera
    Pastora Mira es una víctima del conflicto, oriunda de San Carlos, Oriente antioqueño, que ha dedicado su vida al trabajo social y comunitario y a la defensa de los derechos humanos. FOTO Julio César Herrera
  • Pastora Mira compartirá asiento en la vicepresidencia de Ubuntu Naciones Unidas con Mama Shamsa, mediadora de paz y activista de Kenia, y con Jhon Volmink, profesor de Sudáfrica. FOTO Cortesía
    Pastora Mira compartirá asiento en la vicepresidencia de Ubuntu Naciones Unidas con Mama Shamsa, mediadora de paz y activista de Kenia, y con Jhon Volmink, profesor de Sudáfrica. FOTO Cortesía
  • Pastora también estuvo con el papa Francisco en uno de los eventos que tuvieron lugar durante su visita al país. FOTO EL COLOMBIANO
    Pastora también estuvo con el papa Francisco en uno de los eventos que tuvieron lugar durante su visita al país. FOTO EL COLOMBIANO
  • Pastora Mira fue una de las víctimas del conflicto armado que acompañó al expresidente Juan Manuel Santos a recibir el Nobel de Paz, en Oslo, Noruega. FOTO Colprensa
    Pastora Mira fue una de las víctimas del conflicto armado que acompañó al expresidente Juan Manuel Santos a recibir el Nobel de Paz, en Oslo, Noruega. FOTO Colprensa
07 de marzo de 2024
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Las manos de Pastora Mira García han escarbado la tierra en busca de los desaparecidos y han limpiado lágrimas de dolor por causa de la guerra. Se han levantado con fuerza, a veces con puño cerrado, en luchas por los derechos humanos y de las víctimas del conflicto armado. Esas mismas manos apretaron las del papa Francisco cuando vino a Colombia en 2017, estrecharon las del expresidente Juan Manuel Santos cuando recibió el Nobel de Paz en 2016 y curaron al exparamilitar que le asesinó a su hijo hace ya dos décadas.

Las manos de Pastora son más que nada un símbolo de fuerza y resistencia, pero también de compasión y perdón. Un símbolo que ha trascendido las fronteras del país y que hoy la dejan como la primera persona latinoamericana en ser designada en la vicepresidencia de Ubuntu Naciones Unidas, un programa que busca formar a jóvenes del mundo como una nueva generación de líderes y lideresas que incidan en sus comunidades con proyectos de innovación y emprendimiento social.

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Pastora compartirá asiento con Mama Shamsa, mediadora de paz y activista de Kenia, y con Jhon Volmink, profesor de Sudáfrica, con quienes cumplirá la misión de transmitir sus mensajes y dar a conocer sus experiencias con jóvenes de 193 países durante el foro mundial Ubuntu, que tendrá lugar entre el 27 de abril y el 8 de junio de este año y que contempla varios seminarios.

Pastora Mira compartirá asiento en la vicepresidencia de Ubuntu Naciones Unidas con Mama Shamsa, mediadora de paz y activista de Kenia, y con Jhon Volmink, profesor de Sudáfrica. FOTO Cortesía
Pastora Mira compartirá asiento en la vicepresidencia de Ubuntu Naciones Unidas con Mama Shamsa, mediadora de paz y activista de Kenia, y con Jhon Volmink, profesor de Sudáfrica. FOTO Cortesía

“Pastora es solo un nombre, fue designado un país”

Cuando a Pastora le ofrecieron desde las Ubuntu Naciones Unidas participar en la iniciativa, no dudó en aceptar, pero afirma que ella es solo una representación de Colombia y que es una oportunidad para trabajar con los jóvenes desde la filosofía de la no violencia y el liderazgo. Sin lugar a dudas, su historia, esa que hizo suspirar al papa para contener las lágrimas, será una inspiración durante la nueva tarea que emprenderá.

Esta defensora de derechos humanos nació en la década del 50 en San Carlos, uno de los municipios de Antioquia más golpeados por la violencia. En ese pueblo la guerra pareció ensañarse con ella, pero no fue capaz de derribarla. Allí, en la época de la violencia bipartidista asesinaron a su papá cuando era solo una niña. Más tarde, las balas también le arrebataron a su esposo, sin saber que quedaba mucho dolor aún por delante.

Pastora también estuvo con el papa Francisco en uno de los eventos que tuvieron lugar durante su visita al país. FOTO EL COLOMBIANO
Pastora también estuvo con el papa Francisco en uno de los eventos que tuvieron lugar durante su visita al país. FOTO EL COLOMBIANO

Pastora ha ocupado trabajos como auxiliar de la Registraduría, empleada de la Policía y concejala en su natal San Carlos, un municipio asediado y destruido por grupos armados que arrasaron con tanto que hubo un tiempo en que parecía un pueblo fantasma porque la mayoría de habitantes tuvo que desplazarse. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, hubo “abandono total o parcial de 54 de sus 74 veredas” y en el momento más crítico del éxodo, pasó de tener 25.000 habitantes a solo 5.000. Ella misma se vio obligada a huir hacia Medellín y estuvo fuera por lo menos dos años, pero regresó y no piensa volver a irse.

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Desde su regreso, comenzó a mostrar el liderazgo para organizar a las mujeres del pueblo y trabajar con ellas. Empezando la década del 2000 los paramilitares le arrebataron a su hija Sandra Paola y la dejaron por años, antes de que pudiera encontrar los restos, en medio de la incertidumbre que solo quienes han vivido la desaparición forzada de un ser querido pueden describir. Pero su dolor no fue suficiente para frenar el deseo de trabajar por la comunidad.

Con su propia tragedia a cuestas, empezó a ayudar a otras víctimas del conflicto armado. Acompañó a los bomberos a recoger cuerpos de personas asesinadas y a otras madres a esculcar bajo la tierra buscando los cuerpos de hijos e hijas desaparecidos; muchas veces llegaron hasta los puntos exactos de las veredas donde los dejaban tirados, despojados de su dignidad, después de secuestrarlos, torturarlos y asesinarlos. En medio de estas labores, volvió otro embate de la guerra: los paramilitares asesinaron a Jorge, otro de sus hijos y de ahí quedaría una de las grandes lecciones de su vida.

Pocos días después, recuerda, ayudó a un hombre herido que encontró en las calles del pueblo, lo llevó a su casa para curarlo. Cuando él vio las fotografías reconoció a su hijo recién asesinado y aceptó que había participado en su homicidio. “Ahí se entera que el de las fotos es mi hijo, que estaba en su cama, que tenía puesta su ropa. Tiempo después, recién desmovilizado me lo encuentro en una esquina y cuando me ve lo primero que hace es lanzarse a los brazos y decirme ‘mamá aquí estoy, me he desmovilizado’”, relata con la convicción de que haberlo perdonado y ayudado era lo correcto.

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A Pastora también le deben la lucha por sacar adelante, junto a otras mujeres, el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación (Care), que aún funciona en el municipio y que es un espacio de construcción de memoria, donde uno de los focos hoy son los jóvenes, de modo que nunca se eche al olvido lo que sufrió San Carlos por cuenta del conflicto, con miras a que hechos así no se repitan. Y esta trayectoria la llevó también a estar en el consejo asesor de la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad.

Pastora Mira fue una de las víctimas del conflicto armado que acompañó al expresidente Juan Manuel Santos a recibir el Nobel de Paz, en Oslo, Noruega. FOTO Colprensa
Pastora Mira fue una de las víctimas del conflicto armado que acompañó al expresidente Juan Manuel Santos a recibir el Nobel de Paz, en Oslo, Noruega. FOTO Colprensa

Alguna de esas anécdotas o todas, tal vez, las podrán conocer los jóvenes que participarán en Ubuntu Naciones Unidas, que tiene el proyecto Ubuntu Leaders Academy, promovido por el Instituto Padre Antonio Vieira (IPAV), que en Latinoamérica ha brindado formación en aspectos relacionados con liderazgo a 3.155 jóvenes, de los cuales 2.229 son colombianos. El país también ha participado con 375 formadores, pero es la primera vez que un nacional ocupará la vicepresidencia como lo hará Pastora.

Ella dice que seguirá trabajando en el Care y en las iniciativas que promuevan la no violencia, la reconciliación, el trabajo comunitario y la paz. Y quiere permanecer en el municipio, donde dice que seguramente estarán sus cenizas cuando muera: “Quedará un epitafio: ‘Aquí yace la que fue...’, que cada uno le escriba lo que quiera”, expresa Pastora, que justo este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, reivindica el papel que las mujeres han jugado en el país desde muchos frentes. Y uno de ellos es la lucha por verdad, justicia, reparación, reconciliación y no repetición ante el horror que ha causado la guerra.

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