La exuberante riqueza aurífera del Nordeste materializada en 120 minas de oro se convirtió en la obsesión de seis actores criminales que se disputan a sangre y fuego el control territorial y económico de los 10 municipios de esta subregión.
Esta pelea, que se ha agudizado en el último año y medio, disparó los homicidios en la región en más de 70% este año, además de los desplazamientos y el confinamiento en las zonas donde hay puja por la explotación minera.
Los municipios donde los conflictos son más críticos en esta subregión son Segovia, Remedios, Amalfi y Anorí. En estas tres zonas los patrones de violencia y los grupos criminales detrás son los mismos.
El comandante de la Policía Antioquia, coronel Carlos Andrés Martínez, explicó que en esta subregión hay una gran disputa también por la tala y comercialización de madera. Lo que han corroborado los organismos de inteligencia es que existe un afán del Clan del Golfo y de la estructura Libertadores del Nordeste por ejercer el control del territorio, mientras que el ELN y el frente 36 del Estado Mayor Central (EMC) se encuentran aliados para mantener el dominio de zonas que históricamente han controlado.
El otro actor que apareció en escena en este conflicto son los grupos armados de vigilancia pagados por los dueños de algunas minas, quienes con violencia, si es necesario, protegen la fuente que les ha dado la riqueza y el poder, y para conseguirlo han llegado a aliarse, en algunos casos, con la estructura criminal que más les convenga.
En un último escalón se encuentran la banda El Mesa y la banda de El Mono Amalfi. Los primeros, progresivamente, han sido desterrados del Nordeste por la violencia ejercida por el Clan del Golfo y los Libertadores del Nordeste, situación que desencadenó la primera racha de asesinatos en Amalfi. Por otro lado, la estructura del Mono Amalfi tiene alianzas con La Oficina, pero en el actual conflicto no tendría participación armada, según fuentes de inteligencia.
El lío minero
El conflicto minero en el Nordeste se divide en dos: la confrontación que se presenta en los límites con el sur de Bolívar y que afecta a Segovia y Remedios, y la que ocurre en toda la cuenca del río Porce, que provoca la guerra en Amalfi y Anorí, alcanzando a afectar parte de Cisneros y Yolombó.
Desde el primer semestre del año pasado se libra una guerra en Mina Nueva, que ha afectado principalmente a Altos de Manila, en la lejana ruralidad de Segovia. El conflicto ha dejado centenares de desplazados y confinados, además de muertos en las confrontaciones de la alianza del ELN y el EMC para combatir las incursiones del Clan del Golfo que vienen de dos frentes: uno desde Ituango y el otro desde el sur de Bolívar.
“El Clan del Golfo ha querido ingresar con fuerza a estos territorios para quedarse con el control de esta mina, pero principalmente para evitar, en caso de una eventual negociación de paz del ELN, que estas zonas queden en manos de nadie”, explicó un experto del conflicto armado de la zona.
En esta disputa en Segovia y Remedios también participan los Libertadores del Nordeste, una estructura de no más de 30 hombres, pero que es reconocida por ser sanguinaria y beligerante, de acuerdo con los investigadores.
Si bien las autoridades oficialmente no lo confirman, existe una versión de que los Libertadores del Nordeste estarían sirviendo como una estructura que apoya al ELN en sus ataques, con el fin de que no queden implicados directamente en una vulneración al cese al fuego pactado con el Gobierno Nacional.
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La guerra en Segovia y Remedios ha dejado una larga estela de asesinatos. En el primero de estos municipios se duplicaron las muertes violentas, pasando de 17 de enero a julio de 2023, a 38 en lo que va de este año; mientras que en Segovia este año se igualó la cifra de homicidios ocurridos entre enero y julio del año pasado, 19 casos tanto en 2023 como este año, de acuerdo con la Policía Antioquia.
En lo que concierne a Amalfi, la confrontación también implica a los mismos actores y cabecillas, que están luchando por el control de varias minas que se han hallado en las cercanías del río Porce y que este año ya contabiliza 31 asesinatos y un incremento del 675% en la cifra de estos crímenes.
El coronel (r) Martínez expresó que no todos los asesinatos están relacionados con ELN, EMC, Clan del Golfo y Libertadores del Nordeste, sino también con integrantes de la banda El Mesa, de Bello, que hizo presencia con la venta de estupefacientes en la zona urbana, pero fue diezmada a punta de homicidios y amenazas de muerte.
La situación en estos tres municipios afectó la seguridad en Vegachí, el municipio que los enlaza, y en el que se pasó de 5 homicidios en los 365 días el año pasado a 9 en lo que va de 2024. Allí, la puja entre la alianza ELN-EMC contra Clan del Golfo llevó a este incremento de asesinatos.
Las caras de la violencia
De acuerdo con los informes de inteligencia, cuatro cabecillas de las principales estructuras implicadas son los responsables del derramamiento de sangre en la región.
Uno de los nombres que más ha sonados en el último tiempo en Amalfi, Segovia y Remedios es el de Eusebio de Jesús Agudelo Hernández, alias El Enano, quien sería el cabecilla de Libertadores del Nordeste.
Este excabecilla de la organización criminal Los Rastrojos conformó esta estructura, que si bien no se caracteriza por ser numerosa, sí es temida por su forma violenta de actuar, tal como quedó evidenciado el pasado lunes, cuando asesinaron a tres personas dentro de una finca de la vereda Guayabita, ubicada a 40 minutos de la zona urbana de Amalfi.
El pasado 28 de junio se fugó de la cárcel La Picota, de Bogotá, y se investiga si regresó a la subregión para retomar el control y fortalecimiento de esta estructura de manera personal.
Incluso, un habitante de Amalfí le contó a EL COLOMBIANO que estaría relacionado con la racha de homicidios de julio en este municipio, que llega a los seis casos. Además, estaría implicado en desplazamientos en los días recientes.
Por el Clan del Golfo, el señalado de esta violencia es Luis Daniel Terán Baldovino, alias Chuzo, quien es el cabecilla de la subestructura Jorge Eliécer Arboleda.
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Según las investigaciones, alias Chuzo formó parte del ELN en 2008, pero en 2019 se conoció que se volvió paramilitar, uniéndose al Clan del Golfo y ascendiendo gradualmente hasta llegar a liderar la estructura que además de los tres municipios, tiene accionar en Vegachí, Yalí, Yolombó, Cisneros y San Roque, solo por hablar del Nordeste antioqueño.
Por el bando guerrillero, quienes lideran la alianza ELN y Estado Mayor Central son alias Monguía, cabecilla del Nordeste del ELN, y Édgar de Jesús Orrego Arango, alias Leo o Firu, cabecilla del frente 36 del EMC.
Desde la Gobernación de Antioquia señalaron que la fuerza pública no cesa en su batalla contra estas estructuras criminales, aunque, según aseguraron desde la administración de Andrés Julián Rendón, por el cese al fuego la lucha se hace más compleja, situación que, dicen, estaría dando más libertad para la comisión de estos hechos violentos.
“La fuerza pública en la actuación contra estos grupos es muy tímida porque no puede ir a llevar actos que implique una violación a estos acuerdos y a la ley. Entonces tiene que mantener seguridad, al margen de ir a tener una confrontación directa con esos grupos”, expresó el secretario Martínez.