En medio de graves cuestionamientos contra la administración de Daniel Quintero y los funcionarios que permitieron que Medellín y más de 40 municipios estén en vilo por la posible crisis sanitaria y ambiental ante los problemas que arrastra el relleno sanitario La Pradera, el alcalde Federico Gutiérrez anunció el plan para sortear esos riesgos y garantizar que por fin la operación del relleno se estabilice este año y siga funcionando al menos otros siete años más.
“Con las acciones que venimos realizando estamos tratando de evitar una crisis sanitaria. De ocurrir, sería algo sin precedentes para la ciudad”, manifestó el alcalde Gutiérrez, quien confirmó que tras inspeccionar a fondo la documentación y todo lo que hizo la administración anterior, corroboraron las denuncias hechas por EL COLOMBIANO desde 2022 que señalaban las irregularidades por parte de la gerencia de Emvarias, en cabeza de Carlos Borja, para comenzar la construcción del nuevo vaso Piñuela, a pesar de que tenían la licencia ambiental otorgada por Corantioquia y el presupuesto aprobado para adelantar las obras.
“Desde julio de 2022 Emvarias tenía la licencia ambiental para adecuar y construir el vaso La Piñuela, no lo hizo y dejó en vilo la disposición diaria de 3.500 toneladas de residuos sólidos de 41 municipios. Hoy, por esa irresponsabilidad en el manejo de lo público, estamos cerca de una crisis sanitaria sin precedentes. No priorizaron la inversión, pero sí un contrato de cargue lateral por $251.000 millones con unos empresarios cuestionados”, ratificó el mandatario.
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Por su parte, el gerente de Emvarias, Gustavo Castaño Galvis, señaló que siguen las labores para estabilizar el vaso Altaír, que todavía presenta riesgos asociados a movimientos de la masa de residuos y colapso sobre el dique sur. Al no contar con condiciones estables en este vaso, el gerente manifestó que lograron adecuar una zona del relleno llamada “cambio menor” en la cual están disponiendo las más de 3.500 toneladas diarias que recibe el relleno actualmente. Sin embargo, la capacidad de esta zona se agotará completamente en abril próximo.
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De manera que a mediados de abril harán uso de otra zona aledaña a esta temporal que tuvieron que habilitar. En dicho sector se podrían recibir residuos sólidos hasta septiembre próximo. En ese momento tendrán que echar mano de una solución que, tal como lo adelantó EL COLOMBIANO desde finales de 2023, ya venía rondando en los pasillos de Emvarias y Corantioquia.
Ante la imposibilidad de tener listo el nuevo vaso Piñuela, por cuenta de los retrasos y las irregularidades que dejó la administración pasada, tendrán que habilitar nuevamente el vaso llamado Música, que está cerrado desde 2014 luego de agotar su vida útil. Y es que ante la contingencia y la inminente crisis sanitaria en la que iba a entrar el departamento desde el año pasado, Corantioquia le exigió a Emvarias entregar un informe en el que detallaran soluciones viables que no pusieran en riesgo la estabilidad del relleno y ayudaran a mitigar la emergencia. El informe que conoció EL COLOMBIANO desde noviembre de 2023 señala que la conclusión fue que en el vaso Música quedaba un pequeño espacio remanente que podía habilitarse, eso sí, advirtiendo que reabrir un vaso sanitario ya en proceso de clausura implicaba unos impactos inevitables.
Es, mejor dicho, el menor de los males para poder llevar la vida útil del relleno hasta enero de 2025, cuando, según manifestó Gutiérrez junto con EPM y Emvarias, podrán, por fin, poner en operación el nuevo vaso Piñuela que tendría una vida útil de aproximadamente 6 o 7 años, que muy seguramente serán menos por la cantidad de municipios que en este momento disponen en La Pradera sin tener otro plan B para la disposición de basuras.
Gutiérrez también señaló que para que Emvarias sortee la crisis que viene respirándole en la nuca desde 2022 es necesario una capitalización por parte de EPM de $350.000 millones. Con esto terminarán de apalancar las obras en el relleno sanitario y la operatividad de Emvarias en la que se invertirán unos $700.000 millones.
Los costos para que La Pradera siga operando en 2024 oscilarán entre $60.000 millones y $80.000 millones. Según Gutiérrez, junto con los alcaldes de los 41 municipios que disponen actualmente en el relleno ubicado entre Barbosa, Donmatías y Santo Domingo es que ejecutarán una estrategia departamental, en llave con la Gobernación, para aumentar radicalmente los indicadores de aprovechamiento que deberían ser del 80%, pero que en promedio en Antioquia no superan ni el 17% y en Medellín es de menos del 20%.
De todos modos, aunque marcaron un plan para conjurar la crisis, la amenaza todavía no se ha ido. Las condiciones climáticas y ambientales podrían determinar nuevos retrasos en la construcción del relleno y la aparición de nuevas contingencia técnicas con el vaso actual pondrían a Medellín a depender de otras ciudades. “La situación del relleno es muy compleja, lamentablemente por decisiones que no se tomaron oportunamente. Si se agravara la situación, el sitio de contingencia ambiental más cercano sería en Cali. Tendríamos que transportar las 3.500 toneladas diarias que estamos recibiendo en La Pradera de más de 40 municipios y llevarlas hasta el occidente del país, lo que haría más grande la crisis”, advirtió el gerente de EPM, John Maya.