Tras más de dos décadas de haber vivido masacres que llevaron terror y sangre a los corregimientos El Aro (25 de octubre de 1997) y La Granja (11 de junio de 1996), en Ituango, al Norte de Antioquia, el Estado colombiano les pedirá perdón a las víctimas, en un acto que tendrá lugar este miércoles 30 de noviembre, en el Museo Casa de la Memoria.
No es un evento espontáneo, sino el cumplimiento de una orden impartida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) al Estado de Colombia, pero cobra relevancia porque la sentencia del tribunal internacional fue proferida el 1 de julio de 2006, es decir, han pasado 16 años esperando el acto de perdón. Esta vez se espera que el presidente Gustavo Petro sea el encargado de dar la cara en nombre del Estado, involucrado en estas masacres, porque en los hechos hubo participación de agentes estatales en connivencia con paramilitares.
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“Que el presidente de la República de Colombia pida perdón a las víctimas, sus familiares y a las poblaciones afectadas y “aclare que las víctimas de las masacres ocurridas en La Granja y El Aro fueron personas dedicadas a labores agrarias y ganaderas, honradas y trabajadoras, acusadas falsamente de ser colaboradoras de las guerrillas, quienes fueron masacrados por grupos paramilitares que contaron con el apoyo de agentes del Estado”, se lee en la sentencia de la CorteIDH.
Para María Victoria Fallon, abogada que ha acompañado los procesos de estas víctimas desde el Grupo Interdisciplinario de Derechos Humanos (GIDH), antes Comité Permanente Héctor Abad Gómez, la ceremonia es importante, pese a que estarán ausentes “papás y mamás que vieron ejecutar a sus hijos e hijas por los paramilitares con la complicidad oficial, quienes murieron varios años más tarde sin escuchar una palabra que aliviara su pena”.
No solo se trata de pedir perdón
Los días previos a la ceremonia se desató una controversia en redes sociales, por las declaraciones de personas que manifestaron que se trata de un acto de perdón más, a lo que algunas víctimas respondieron que más que eso, es un momento para dignificar la memoria de las personas asesinadas.