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En Marinilla están enfrentados por ciudadela agroecológica

Es un proyecto bandera de la Gobernación. Se invirtieron $6.000 millones. Fue inaugurada hace un año y ya acarrea cuestionamientos de concejales.

  • La Ciudadela Agroecológica fue inaugurada hace un año ocupando 10.000 metros cuadrados de la Institución educativa de la vereda San José. FOTO Gobernación de antioquia
    La Ciudadela Agroecológica fue inaugurada hace un año ocupando 10.000 metros cuadrados de la Institución educativa de la vereda San José. FOTO Gobernación de antioquia
30 de mayo de 2022
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Apenas hace 14 meses la Ciudadela Agroecológica San José en Marinilla, calificada como fundamental para el futuro del agro en Antioquia, fue inaugurada con toda la pompa y hasta con ministro de Agricultura a bordo.

Ahora, desde el Concejo municipal la califican como un futuro elefante blanco y enfilan contra la Gobernación y la alcaldía serios cuestionamientos sobre dicho proyecto.

Primero es necesario dar contexto: la Ciudadela fue concebida para desarrollarse bajo un modelo asociativo que garantice mayor rentabilidad, precios justos y que se adepte a la nueva tecnología en la producción de hortalizas, capaz de superar las amenazas del cambio climático. Y, de paso, incorporar a las nuevas generaciones a los ciclos productivos de la llamada agricultura 4.0.

Según dijo el día de la inauguración el secretario de Agricultura departamental, Rodolfo Correa, la Ciudadela permitiría multiplicar por 10 la productividad pasando de 4 kilos por metro cuadrado a 45 kilos m², disminuyendo además en un 60% el uso de agua y las emisiones de gases contaminantes.

También dijo ese día que la meta era beneficiar a 5.000 campesinos de 80 asociaciones y que los estudiantes de la Institución Educativa San José –donde se construyó la obra – tendrían contacto directo con los conocimientos en alta tecnología para la agroindustria.

Sin embargo, desde el Concejo del municipio lanzaron críticas al proyecto y le pidieron a la administración municipal y Gobernación de Antioquia claridad sobre las metas o alcances de la Ciudadela.

Según el concejal Ronald Mejía existen al menos cinco grandes dudas sobre la Ciudadela.

“Primero, la fragmentación injustificable que hubo en los contratos. Se firmó un contrato con la U. de A. que a su vez subcontrató a la fundación Salva Terra; segundo, hasta ahora no se ha visto ningún beneficio para los campesinos; tercero, no vemos supervisión juiciosa de los recursos ni interventoría seria. Pareciera que la Gobernación dejó al municipio embalado”, señala el cabildante.

Opina que “hubo improvisación en la implementación del proyecto. Parece que no supieran lo que hacen en materia de siembras, suelos y demás; y quinto, no vemos la sostenibilidad por ningún lado, en un año la venta de lo que produjo la Ciudadela fue solo de $24 millones”. Mejía sostiene que en las visitas advirtieron equipos sin estrenar y con signos de deterioro.

El concejal Camilo Bedoya advierte que le preocupa la falta de vigilancia de los recursos. Cabe apuntar que la Gobernación invirtió cerca de $4.000 millones, mientras que el Marinilla puso $1.000 millones y por regalías se desembolsaron otros $1.000 millones.

La Ciudadela fue construida en 10.000 metros cuadrados pertenecientes a la Institución Educativa de la vereda San José.

Bedoya afirma que teme que tanto el recurso como el terreno acaben siendo aprovechados por un privado, según él, por el rigor de la Gobernación y municipio para ejercer seguimiento sobre el proyecto. También concluye que la Ciudadela no responde a las necesidades reales de los campesinos para solucionar temas de transporte, comercialización y competitividad.

EL COLOMBIANO consultó con varios campesinos de la vereda y el municipio quienes manifestaron no tener ningún conocimiento del proyecto ni si potencial beneficio para ellos.

“Cumplimos con las etapas”

El secretario Rodolfo Correa defiende el proyecto y reitera que este tiene tres componentes: uno educativo; otro de producción, apoyado en los invernaderos; y uno más de generación de valor agregado y comercialización con la planta encargada de clasificar y empacar productos de toda la subregión.

Correa apunta que lo primero que hay que desestimar es que el proyecto arrastre incumplimientos. Explica que la etapa de construcción iba de 2020 a 2021. Y que actualmente están en fase de adecuación que comprende instalación de redes eléctricas, sistema de abastecimiento de agua y pruebas de producción.

Por eso asegura que todas las dificultades técnicas señalados por los concejales tras las inspecciones a la Ciudadela hacen parte de los factores que tenían desde el principio contemplados para analizar: calibración de la energía y sistemas de riego, además de correción de falencias frente a problemas climáticos, como el aumento de escorrentías por la temporada de lluvias.

Dice el funcionario que los concejales se equivocan cuando califican como fracaso que en un año la Ciudadela haya sembrado solo 5.000 kilos de tomate, pues el objetivo hasta ahora no era producir sino afinar procesos.

Según Correa, esta segunda etapa concluye el 28 de junio próximo y a partir de esa fecha comienza la fase de asociamiento productivo que debe estar marchando a plenitud en diciembre de 2023.

También defiende la participación de Salva Terra, y asegura que la U. de A., como operadora del proyecto, es quien responde ante la Gobernación, pero que buscó aliarse con esta fundación por su experiencia en procesos asociativos y que su papel, como contratista, es vincular a los campesinos del Oriente y capacitarlos para que ingresen a este nuevo sistema de producción y abastecimiento.

David Villegas, director de Salva Terra, señaló que a la Fundación la respaldan 11 años de experiencia, trabajando bajo tres pilares: consolidación de comunidades rurales, el centro de investigación en Santa Elena y el modelo campesino enfocado en mejorar la rentabilidad y el precio justo.

Precisamente, frente a los señalamientos de varios concejales de que Salva Terra podría llevarse el grueso de los beneficios que genere el proyecto, Villegas aclara que el modelo de integración social que han desarrollado devuelve en promedio el 70% de la venta final al productor y el 30% restante se queda en la producción agrologística.

Villegas asegura que el proceso de adecuación productiva marcha favorablemente y que muestra de ello es que van a un ritmo de 10.000 matas sembradas al mes y en septiembre promete que la Ciudadela estará 100% sembrada. En cuanto a la producción en plata dice que están empacando 20.000 toneladas al mes y esperan cerrar el año en 100 toneladas.

Lo que sí reconoce es que falta mucho en cuanto a socialización del proyecto, si bien ahora tienen dos asociaciones vinculadas, 200 productores capacitados y 400 estudiantes relacionados.

Las duras críticas que recibió el proyecto las entiende como parte de las reservas que existen sobre un modelo disruptivo respecto a los proyectos del agro que se desarrollan actualmente en Antioquia.

Correa reitera que la Gobernación está plenamente jugada con este proyecto y que al terminar su periodo, en diciembre de 2023, dejará la Ciudadela a toda marcha. Eso sí, dice que es necesario entender que los beneficios de la agricultura 4.0 no se ven de la noche a la mañana.

5.000
campesinos organizados en 80 asociaciones es la meta de vinculados al proyecto.
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