En algún tiempo se volaba con regularidad a municipios de Antioquia como Necoclí, San Pedro de Urabá y Turbo; también a Puerto Berrío, Ituango y Urrao. Hoy es cada vez más raro el sonido de un motor sobrevolando, y desde el aire, los pilotos que dirigen una aeronave hacia una de estas pistas (las que aún están habilitadas) deben esperar dando vueltas, hasta que estén despejadas de animales.
La pista de Vigía del Fuerte —un pedazo de un potrero según el presidente del Sindicato de Trabajadores del Transporte Aéreo en Colombia (Sintratac), Carlos Callejas— es la única opción, aparte del río Atrato, para llegar, a través de vuelos charter, a este municipio así como a los poblados de Murindó y Bojayá.
Hasta allí no llegan carreteras y la pista, que es una recta en gravilla, es la única para la región del Atrato Medio.
“Aquí llegan avionetas de cinco pasajeros”, cuenta el alcalde de Vigía del Fuerte, Manuel Enrique Cuesta Borja.
“Estamos buscando la manera de que se pavimente la pista y de que se construya un terminal aéreo para que opere la aviación comercial. Esto serviría para movilizar más pasajeros y mejoraría la seguridad. Se han accidentado varias avionetas despegando o aterrizando”, lamenta el mandatario.
En Planeación Nacional, a través del Contrato Plan, hay un proyecto radicado para conseguir ese objetivo, pero la propuesta está a la espera de una decisión favorable.
Los destinos comerciales
La Aerolínea de Antioquia —ADA— vuela desde Medellín con frecuencia regular a El Bagre, Caucasia y Carepa.
“Tenemos tres frecuencias diarias a Caucasia. Están muy bien atendidas las rutas y las pistas están en muy buen estado. El Bagre tiene dos frecuencias diarias. Esos dos aeropuertos están muy bien atendidos”, señala Jorge Agudelo, gerente de la compañía.
Anota que en Apartadó (el aeropuerto Los Cedros, de Carepa) operan además las aerolíneas Satena e Easyfly y va a operar en próximos días Viva Colombia desde Rionegro.
“Operar un aeropuerto regional pequeño no es viable para ninguna aerolínea si no hay el tráfico suficiente. Sería para necesidades muy puntuales de la comunidad, con vuelos charter”, señala.
En Caucasia, el alcalde Óscar Suárez, considera que el aeropuerto está en buenas condiciones. Para él se trata de una infraestructura importante para el municipio, por el tráfico y por labores de emergencia como el caso de movilizar pacientes que requieran atención especializada.
“Estamos pidiendo que se permita la llegada de otras aerolíneas para poder disminuir los costos del transporte aéreo”, anota sin embargo.
La directora comercial de Satena en Medellín, Alejandra Úsuga, cuenta que la compañía viaja con cinco vuelos diarios a Apartadó. Son alrededor de 48 pasajeros cada día viajando desde Medellín hacia Urabá.
“Si no se vuela a más destinos es porque no se dispone de suficientes aeronaves o porque no es viable comercialmente abrir otras rutas”, señala.
Inventario de olvidos
En el gremio de la aviación regional, pilotos, controladores y personal técnico con experiencia en los cielos de Antioquia, se puede hacer una radiografía de cómo están algunas de las pistas en municipios del departamento.
En Turbo el mar acabó con la pista, que estaba en manos de la Policía Antinarcóticos desde que acabó la operación comercial, en 2006.
En Doradal, la pista, que en otro tiempo se mantuvo para las operaciones ilegales del narcotráfico y pasó por un proceso de extinción de dominio, está cerrada porque no es segura la operación debido a su pésimo estado. Para algunos vale la pena su reparación, para generar un turismo ecológico que podría tener mayor demanda en el marco de un acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc.
Se requieren inversiones en la repavimentación de la pista del aeropuerto Otú, de Remedios. La torre de control no presta servicio desde hace varios años.
Amalfi todavía tiene aeropuerto, aunque con poco uso. La pista en grama es operable gracias a labores de mantenimiento en el tema de rocería. Este aeropuerto tuvo mucha actividad mientras se ejecutaban las obras de Porce.
El aeropuerto de El Bagre tiene demanda a partir de la necesidad de transportar el oro que se extrae en la región, porque es peligroso movilizarlo por vía terrestre.
En Andes se construyó un parque recreativo que dejó inhabilitada la pista, mientras que en Arboletes el lote se usó para construir 100 viviendas de las 100.000 gratuitas que ofreció el Gobierno en el país, además de un centro para la primera infancia y una sede para la coordinación de atención de emergencias SOS..