El turista salvadoreño Nelson Alas esculca, con la mirada, hasta el último detalle de una de las casas que rodean la plaza principal del Pueblito Paisa de Medellín. Observa las artesanías, se asoma entre las ventanas y dice que este lugar le gusta por su estilo antiguo, porque le hace pensar que hemos vivido de formas similares en los hogares más tradicionales de cualquier país de Latinoamérica.
“Mi esposa me decía que, al ver la cocina, se acordaba de cuándo era pequeña. Aquí está, de alguna manera, congelado el pasado”, comenta Alas.
En 1927 cuando el Municipio adquirió los predios del Cerro Nutibara decidió destinarlos a un parque recreativo.
Allí está el Pueblito Paisa, enquistado en las entrañas de este cerro, en el suroccidente de la ciudad. Su construcción, culminada en 1978, fue encargada a la Sociedad de Mejoras Públicas con el objetivo de conservar la memoria de la arquitectura antioqueña mediante una réplica de un parque típico de pueblo que pudiera contarles a los visitantes cómo era que vivían los pobladores del departamento a finales del siglo XIX.
Un mirador de la ciudad
Además de la plaza principal del Pueblito Paisa, los turistas internacionales y locales llegan para recorrer sus senderos ecológicos, degustar diferentes platos típicos en la zona de comidas y tomarse fotografías con las esculturas que se erigen entre la plazuela y los caminos del cerro. En el Pueblito Paisa también sobrevive el Museo de Ciudad, un espacio que se adentra, a través de exposiciones cambiantes, en la evolución social y urbanística de Medellín, así como el Teatro Carlos Vieco, cuna del rock antioqueño en proceso de remodelación.
Álvaro Morales, director del Museo de Ciudad, destaca que una de las mayores ventajas de la zona es que se trata de un pulmón verde en medio de la urbe y que allí se encuentra uno de los últimos grandes miradores para contemplar Medellín a modo de paisaje abierto.
“El mirador es un fortín para observar, a modo de panorámica, la manera en la que nos hemos desarollado y lo que hemos cambiado como ciudad”, agrega.
Sandra Lezcano, auxiliar administrativa del Pueblito Paisa, coincide con Morales y destaca que todos los cerros tutelares, como el Nutibara, ofrecen una vista espectacular hacia la ciudad.
“Además, se trata de espacios muy ecológicos y biodiversos”, indica.
Múltiples actividades
Pero no solo vienen al pueblito los viajeros, sino también deportistas, ciclistas y estudiantes.
Sandra Valencia es docente del Colegio Jesús María y, mientras sus alumnos charlan y juegan entre las casas o corredores, cuenta que llegaron al Pueblito Paisa en una salida pedagógica escolar.
“Buscábamos sitios representativos de la ciudad que, a la vez de ser lugares de esparcimiento, también les entregaran datos culturales de la ciudad”, agrega.
Catherine Cardona, guía turística del Turibus, comenta que viene a este sitio todos los días con los viajeros que llegan a la ciudad.
“Aquí hacemos referencia a que los pueblos antioqueños tienen esta misma arquitectura de cuadrícula española sencilla. A los extranjeros les explicamos que estos pueblos mantienen el mismo diseño colorido del Pueblito y la decoración de los jardines con flores”, indica Cardona.
Algunos de los materiales con los que se construyó la réplica del Pueblito provienen del viejo Peñol, una localidad del Oriente de Antioquia que desapareció para dar paso a una represa.
En el centro del lugar, está María Falconeri Grajales, vestida de campesina con su cabello trenzado. Ella trabaja allí desde hace 25 años, vendiendo dulces. “Los turistas llegan preguntando: ¿En dónde hay una paisa bien linda para tomarle fotos? Y yo soy la más linda”, dice, entre risas .