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“El San Vicente es y será de puertas abiertas”: Ricardo Restrepo

Ricardo Restrepo Arbeláez habla de la misión del Hospital: servir a los más necesitados. Pide acciones frente a la crisis de salud.

  • Ricardo Restrepo Arbeláez recuerda los agradecimientos de los pobres con frutas, mercados y palabras. FOTO cortesía h. san vicente
    Ricardo Restrepo Arbeláez recuerda los agradecimientos de los pobres con frutas, mercados y palabras. FOTO cortesía h. san vicente
20 de noviembre de 2016
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R icardo Restrepo Arbeláez dedicó cincuenta de sus 78 años al Hospital San Vicente y sueña pasar allí sus últimos días, porque lo considera su casa.

Es un convencido del diálogo de los dos saberes: la persona puede enseñar y puede aprender del más humilde.

Considera que los humildes son los más agradecidos, que los marginados, a veces viven más felices.

Los maestros, su padre y la comunidad hospitalaria dejaron huellas en su formación, despertaron y fortalecieron en él, la sensibilidad social.

Una sensibilidad que lo motivó para enfrentar batallas, luchar por conseguir sus objetivos, crear entidades y fortalecer con su conocimiento y liderazgo el Hospital San Vicente Fundación. Una de las 100 empresas con más alta reputación en Colombia.

Hospital que le rindió un homenaje y acto de agradecimiento por su gestión como presidente de la Junta Corporativa por más de 20 años.

¿Por qué se incorpora al hospital San Vicente Fundación?

“La entrada y la salida fueron de los momentos más felices de mi vida, porque me llenaron de satisfacciones. Mi formación fue fundamentalmente la de ayudar sobre todo al más pobre, marginado y desarraigado. Me tocó la fortuna de recibir esta oportunidad de la vida”.

¿Qué anécdota recuerda en sus inicios?

“En mi ingreso a la Facultad de Medicina, la reacción ante los cadáveres, ante la gente que estaba, en unas condiciones..., en esa época le sacaban a uno un cadáver y uno se impactaba. Pensé en cómo tratar de ayudar y tuve profesores que me dieron clase de vida”.

¿Cómo es posible que prácticamente le haya entregado su vida profesional y en buena parte personal a la institución?

“Debió haber sido más y me voy a morir aquí, porque yo he pedido que si me muero aquí, me chamusquen en el cementerio de San Pedro. Mis cenizas irán a uno de mis árboles favoritos del hospital. Ya le pedí permiso a un sacerdote”.

¿Qué hospital encontró usted y cómo lo deja?

“Lo encontramos siempre en crisis, y terminamos en crisis. Nosotros no cerramos. No dejamos de atender a la gente. Este es un hospital de puertas abiertas, pero estamos en crisis”.

¿Por qué es un hospital de puertas abiertas y usted dice que nunca se deben cerrar las puertas?

“Porque yo creo que esta institución tiene un principio de la caridad cristiana a los más desprotegidos y el día que se cierre la puerta de acá quién los recibe. Esta institución nació, es y será de puertas abiertas para atender a todo el que lo requiera. De manera que yo pido siempre a la comunidad que mantengan esa misión”.

¿Qué lleva al hospital a convertirse en referente para la inmensa mayoría de la población?

“El hospital San Vicente ha tratado de todas las formas, buscando que se arreglen los problemas. Parece que no hay un gran interés en solucionar el problema de la salud a pesar de que en el Ministerio de Salud nos han ayudado y nos han colaborado, pero no se encuentra la solución”.

¿Qué destaca usted de la actuación del hospital en los momentos más complejos de la ciudad. Violencia, guerra contra el narcotráfico, atención a gente que llegaba desplazada de todos lados...

“El momento más importante es que todavía seguimos con niños desnutridos, lo de ahora en la Costa Atlántica, no es novedad, siempre están muriéndose, por mala alimentación, por cultura, realmente son marginados. La violencia maltrató mucho. Inclusive en rehabilitación, donde ha sido mi formación, yo denunciaba al Gobierno local dónde había focos de violencia y al mismo tiempo los focos de poliomielitis, hasta el año 70, detectamos nosotros cuando comenzaban a llegar niños con polio. Entonces, la pobreza, la miseria y la marginación para mi son las peores enfermedades, acompañadas de todos las infecciones de tipo pulmonar, diarreas en los niños y desnutrición. Por fortuna, existe este hospital, que los trata y los mejora, afortunadamente tiene el mejor servicio de la ciudad. No se le niega el servicio a nadie, puede constatar en departamentos como Choco, Córdoba, Caldas, etc. cómo nos llegan buscando una atención, porque me consta, porque con frecuencia voy a urgencias y le pregunto a muchos pacientes, usted por qué vino de otra parte donde hay servicio, y la gente responde: porque aquí nos atienden muy bien”.

¿Desde el punto de vista científico cuál considera usted han sido los grandes logros de la institución?

“Esta institución tiene muchos, y voy a enumerarlos pero el fundamental es el trasplante. Aquí somos líderes en Latinoamérica de trasplante de riñones y se hace todo tipo de trasplantes. Y ahora con la modificación de la ley -que la familia no pueda intervenir y sea donante todo cadáver- es posible que volvamos otra vez a encabezar esa lista, por una legislación muy local que se hizo nacional, nos marginaron del Departamento que más donación de órganos hace y, ya se convirtió en que no es el Departamento que más trasplantes hace. La ley siempre contradice un poco la realidad”.

¿Con la ley puede mejorar el panorama?

“Tiene que mejorar, porque no todo el mundo va a las notarías a decir: no me vayan a sacar ningún órgano. Podemos acceder a tejidos que son útiles para todo tipo de trasplantes”.

¿Cuál es la principal enseñanza en sus 50 años al servicio del hospital?

“Servir. Yo estoy de acuerdo con el papa Francisco cuando dice que el poder es para servir. El conocimiento no es para aparentar, sino para dar mejor salud a nuestra población”.

¿Qué es lo que más va a extrañar?

“Yo no me voy. A mi me nombraron (risas) prácticamente asesor de la presidencia, pero voy a venir cuando me llamen, pero de todas maneras me dejan entrar y vuelvo a unos programas, sobre todo de asistencia a los niños en el Plan Triángulo que es cirugía a los niños, tengan o no dinero, tengan o no papeles. Llevamos más de 20.000 niños atendidos, más de 4.000 cirugías. Es una obra callada, pero muy importante”.

¿A qué dedicará el tiempo disponible cuando no asista tras las invitaciones del hospital?

“A la casa un poquito más. A leer, y tal vez a escribir mi autobiografía. Me gusta leer todo, pero Saramago es mi preferido. Él es un humanista, que muy claramente empezó en la parte política y terminó siendo un escritor que ha hecho una creación de conciencia humana a sus lectores”.

¿Cuál es su principal logro?

“Haber vivido 50 años en este hospital. Yo digo que es mi primera casa. Para mi las enfermeras son ángeles. La mayoría son médicos y no doctores. Hay una diferencia entre un título y un ejercicio de la profesión. Cada que entro, que no tengo fama de ser más risueño, cada que entro a la puerta del hospital me puedo reír”.

¿Cuál su principal frustración?

“La mayor frustración es no poder terminar un tratamiento médico por carencia de recursos de la institución en las crisis, como es ahora. Decir, nos faltan muchos elementos. Estamos en una crisis tal que crea una gran frustración. La otra frustración es que no hay una respuesta clara del Estado a una situación muy difícil de las instituciones”.

Usted lideró y ha liderado muchas causas. ¿Si tuviera menos años estaría protestando para encontrar salidas a la crisis?

“No lo dude. Nosotros tuvimos un grupo que era beligerante. Beligerante por los incumplimientos del Estado con este hospital y con la salud en general. Y hoy es de las peores crisis que hemos vivido. Sin embargo no hay una voz. Hay plantones, pero no hay repercusión. Necesitamos... no se hasta dónde vamos a aguantar, pero creo que hay que sentar voces de protesta a nivel de la comunidad, porque es intolerable que el Estado no abra los ojos, ante una crisis como la actual de salud. No más”.

¿No más qué?

No más crisis, no más angustias, pero no angustias de nosotros, de los pacientes, que esperan algo de nosotros. A veces, no podemos darle la respuesta necesaria porque ya los insumos no nos llegan, porque el recurso no está. Las deudas no las pagan”.

¿A qué atribuye usted la crisis del sector salud?

“Lo que pasa es que antes doblábamos colchones. En compañía de personas muy influyentes y representantes de Antioquia, íbamos donde el Ministro, allá manoteábamos, pero al fin recogíamos el dinero. Ahora no vale eso. No hemos podido encontrar solución”.

¿Cómo ha afectado la crisis al hospital?

“Enormemente, los que sufren no son los hospitales, son los pacientes, personas que vienen a nosotros, que muchas veces no tenemos la medicación que despacha la EPS ni elementos para hacer una cirugía de vida, de manera que esta es una crisis muy difícil. Tenemos una deuda enorme con los proveedores y nos están pagando cada mes, 40 o 50 por ciento de lo que nos deben. Ya llegamos a más de 370.000 millones de pesos de cartera en los dos hospitales”.

¿Qué salidas ve a este problema tan complejo?

“Con la voluntad política. Yo creo que el Ministro ha tenido una gran influencia, pero él no tiene el dinero, hay alguien más. La crisis de no encontrar una salida a Savia Salud, que podría ser una alternativa para nosotros”.

¿Usted cree que Savia Salud EPS tiene futuro?

“Muy difícil, porque depende de que la Nación aporte lo que el Gobernador solicita y, yo creo que si llegaran a un acuerdo entre la Nación con el Gobernador de Antioquia, Luis Pérez, Alcalde Medellín, Federico Gutiérrez y con Comfama, es posible que haya un arreglo, pero hasta ahora no se ha podido. Las denuncias son permanentes de parte y parte, de manera que no hay un acuerdo”.

¿Cómo ponerse de acuerdo?

“Muy difícil, porque la Alcaldía está dispuesta. Claro que la Nación no ha sido justa con Antioquia. Yo creo que hay grandes deudas de la Nación con nuestro departamento y el Gobernador, creo que tiene su razón. Y nosotros, no podemos servir de punta de lanza para hacer una crisis, porque antes, cuando éramos jóvenes posiblemente estaríamos en un movimiento, pero ya no hay una respuesta clara de los estamentos para defender las instituciones”.

¿Cuál es el llamado?

“Que el Ministro y el Gobernador se pongan de acuerdo”.

50
años sirvió al Hospital San Vicente Fundación, Ricardo Restrepo Arbeláez. Médico, líder y visionario.
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