Entre las cosas del centro de Medellín que buena parte de los habitantes de la ciudad ignoran o que de tanto verlas no les han prestado la atención que merecen hay dos muy significativas: una es que por debajo de la avenida La Playa pasa la quebrada Santa Elena, y la otra es que en la esquina de Palacé, donde La Playa pasa a llamarse avenida Primero de Mayo, hay un edificio que semeja un barco y que fue concebido así por los constructores.
Curiosamente, la historia del afluente está ligada a la del edificio, que se conoce como La Naviera y que técnicamente se llama Antioquia: cuando en la década de 1920 se inició el proceso de canalización y cobertura de la Santa Elena, en el espacio de la Plazuela Nutibara surgió un lote en forma de triángulo que más de dos décadas después (1946) se convirtió en el lugar perfecto para levantar el edificio soñado por los empresarios e industriales de la ciudad, que querían que Medellín incursionara en la arquitectura moderna y dejara atrás los legados español y francés, reflejados en inmuebles del barrio Prado o en edificios como el de la vieja Gobernación, donde hoy funciona el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe.
La construcción de La Naviera se inició en 1946 y culminó en 1949 por la oficina de arquitectura Viera, Vázquez y Dotheé, una de las más prestigiosas de la época y que también levantó el edificio La Bastilla. Se hizo por encargo de la Empresa de Navegación Fluvial, que había sido fundada en 1920 por inversionistas antioqueños pero que entró en quiebra en 1954. Como legado quedó el edificio que, tanto en su estructura como en su fachada, sus decorados, sus pisos y cielorrasos, simula un barco para cruceros.
“Tan es así, que la parte delantera del primer piso es igual al bar de primera clase de un transatlántico”, afirma el antropólogo y miembro de la Academia Antioqueña de Historia Víctor E. Ruiz G., quien lo ubica entre los diez edificios más importantes de Medellín a nivel histórico, arquitectónico y patrimonial.
Una joya de alto valor
La primera joya de La Naviera es su puerta de ingreso por la carrera Palacé: es un portón ancho y alto construido en aluminio, en el cual hay plasmadas en relieve escenas de la actividad naviera: están el barco en puerto, el viajero con su maletín, las anclas y la embarcación en marcha.
“No es una simple curiosidad que en Medellín se construyera un edificio para la naval: si bien el lugar para este debió ser Puerto Berrío o los puertos de Barranquilla o Cartagena dado que la capital paisa no tiene mar ni un río navegable, los paisas lo levantaron acá por el auge industrial y comercial que estaba adquiriendo la ciudad y por la injerencia que ya tenía Antioquia en el país”, explica Henderson López, arquitecto y quien está al frente de una intervención que se la hará a este inmueble en una alianza de la Universidad de Antioquia, actual propietario del edificio, con la Agencia para la Gestión del Paisaje, el Patrimonio y las Alianzas Público Privadas, Agencia APP.
Fueron todas estas peculiaridades las que motivaron a la alcaldía a emprender este proceso, que básicamente incluye la limpieza de la fachada con hidrofugado, el mantenimiento de algunos elementos de piedra y revoques deteriorados, sellamiento de ventanerías, pintura de muros interiores y renovación del octavo piso con nuevas redes eléctricas y de telecomunicaciones.
También se instalarán 535 metros lineales de luces led programables con 16 colores para festejar fechas especiales y eventos, resaltar sus atributos arquitectónicos y convertir la iluminación en un elemento de comunicación y puesta en valor del patrimonio construido del Centro tradicional. Será un edificio más visible a los ojos de habitantes y turistas, que difícilmente pasarán por su lado sin notar su espectacularidad. En la actualidad el inmueble alberga estudiantes de la Facultad de Artes, que por la pandemia no están recibiendo clases y el edificio parece desocupado.
La intención, dice Rodrigo Foronda Morales, director general de la Agencia APP, es darle más visibilidad al inmueble en una urbe que ha sido, en parte, no muy proclive a valorar su patrimonio.
“A la Agencia APP le corresponde velar por todos los bienes de interés patrimonial, que en su mayoría están concentrados en el barrio Prado, pero hay otros sectores de importancia como el Centro”, indica Foronda, quien señala que la arquitectura del edificio refleja una época clave de la pujanza de los antioqueños.
El arquitecto López recuerda que la construcción de esta infraestructura obedeció a un momento histórico para la ciudad y se enmarca en un proyecto urbanístico del maestro Pedro Nel Gómez, quien buscó un Centro con nuevas edificaciones y una arquitectura que rompiera con los viejos estilos que habían predominado hasta las primeras décadas del siglo XX.
“Con La Naviera se da inicio a la modernización del Centro, en la misma época en la que se levantaron edificios como La Bastilla, el de Fabricato y el Hotel Nutibara”, indica el arquitecto López, que dice experimentar, cada que ingresa, la sensación de estar en un crucero fluvial o en altamar.
Detalles de su arquitectura
Para el historiador Víctor Ortiz, el hecho de que el edificio naval haya quedado a la orilla de la quebrada Santa Elena es solo una afortunada coincidencia, pues estaba claro que la corriente iba a ser tapada y de todos modos sus aguas no eran ni serían navegables.
El historiador destaca su sobriedad, pero también detalles como la ventanería corrediza (llamada de guillotina) y las formas externas que lo hacen ver como un barco atracado en puerto.
Mónica Pabón, la gerente del Centro de Medellín, advierte que si bien el convenio se hizo entre la Agencia APP y la U. de A., su dependencia apoya todas las iniciativas encaminadas a rescatar y valorar el patrimonio, en este caso el del Distrito Cultural Centro, que incluye al Parque Berrío, la Plaza de Botero y el Parque Bolívar, donde se concentran inmuebles de alto valor histórico, cultural y patrimonial.
“Estas acciones se enfocan en ponerles valor a estas edificaciones. Queremos que el Centro tenga unas condiciones diferentes, tanto normativas como de apropiación por la ciudadanía”, expone Pabón, cuya dependencia trabaja en articulación con el Museo de Antioquia, la empresa Metro, Corpocentro y la alcaldía, para idear proyectos para el rescate del patrimonio y que este sea más accesible a la gente y a la población más vulnerable.
“La Naviera es importante, porque da cuenta del inicio de la modernidad en la arquitectura de Medellín, que no es como la del resto de América Latina, blanca e inmaculada como la europea o norteamericana, sino adecuada a los materiales, la simbología y el contexto del territorio”.
Han pasado 71 años desde que La Naviera, con sus ocho pisos, ancló en Palacé, y en su fachada, su proa, su babor y estribor, aún están las huellas de la Medellín pujante, soñadora, industrial, comercial y ambiciosa, esa que fue capaz de construir “un barco” para una urbe que ni siquiera tenía puerto....
