Nada mejor que la imagen de una puerta solitaria en medio de la nada para pintar el avance del Ecoparque Los Farallones, que fue presentado con grandilocuencia por el exgobernador Luis Pérez Gutiérrez como un proyecto que iba a impactar el desarrollo del Suroeste y que, según sus palabras, alcanzaría relevancia nacional en la conservación del medio ambiente.
Para ello, hubo un convenio por el cual el Idea cedió por 15 años 201 hectáreas de las 700 que comprenden la Hacienda Montenegro, de su propiedad, ubicada a unos 10 minutos de la zona central de La Pintada, cuya entrada queda en un recodo de la vía que conduce hacia Valparaíso, en el Suroeste antioqueño.
El domingo 7 de julio de 2019, el entonces gobernador Pérez se tomó la foto con la gerente del Idea del momento, Liz Álvarez; la directora de Corantioquia, Ana Ligia Mora; el alcalde de Valparaíso, Sergio Ceballos López, y con otros integrantes del gabinete departamental.
Ese día recorrió los siete kilómetros de un sendero ecológico que habían desyerbado como primer avance, señalando que era “un orgullo” tener ese proyecto en marcha y detalló además que el Ecoparque era ya para ese instante un “espacio de conservación y manejo sostenible de los ecosistemas naturales del área”, que beneficiará a la zona y a todo el país.
Aunque esas palabras hacían ver el Ecoparque como una realidad a la vuelta de la esquina, lo cierto es que transcurridos cuatro años y siete meses, en el sitio donde Pérez se paró para la imagen del recuerdo, solo se observa la gran portada hecha en una combinación de piedra, concreto y guadua, pero ya desvencijada.
El paso del tiempo inclemente se percibe con facilidad también en una pancarta rasgada con un mensaje de “bienven...s” que sirvió para recibir a quienes acudieron a la ceremonia campestre en ese séptimo mes del último año de la administración de Pérez.
El abandono se nota igualmente en el terreno. Ya no se aprecian senderos y en vez de ellos, hay un paisaje que mezcla la vista lejana de un monte en forma de triángulo puntiagudo -un farallón- con la hierba que invade el megalote.
Pérez citó en su intervención de lanzamiento que por allí deambulan cerca de 200 especies de aves, además de que Corantioquia ha identificado 14 especies de anfibios, 28 de reptiles y 33 de mamíferos entre los que están los perros de monte, monos aulladores, monos nocturnos, osos hormigueros y perezosos que deambulan por estos campos. Por eso, la intención expresada era desarrollar un modelo de turismo sostenible, que permitiera conservar esa biodiversidad.
El proyecto contemplaba, además del acceso, una plaza principal y una plazoleta, punto de información, oficina administrativa, zonas de encuentros y esparcimientos, una estancia y a la vez centro de protección de animales, y siete tramos de senderos para el avistamiento de aves y fauna silvestre. Fuera de eso, la parte más central del terreno la circundaría una ciclorruta.
¿Qué pasó entonces? El testimonio de los lugareños indica que después no volvieron a ver movimiento por allí y al parecer tampoco en las oficinas públicas alrededor del tema. Pérez no habría dejado recursos para este asunto ni la administración siguiente, de Aníbal Gaviria, los apropió.
Juan David Blanco, secretario de Turismo en el periodo pasado, indicó que conocido que estaban los planos arquitectónicos y que habían alcanzado a hacer acercamientos con una caja de compensación pero no fructificaron y tan pronto llegó él en mayo de 2022, volvieron a analizar la viabilidad técnica, de manera que cambiaron algunas construcciones que consideraron muy pesadas por otras más livianas y recalcularon el costo. Para 2023 el Ecoparque no costaba los $6.814 millones del inicio sino $9.977 millones. Solo que no parecía haber nadie dispuesto a aportar los recursos.
“En ese momento la conversación con el Idea era que no tenían la priorización para desarrollar ese Ecoparque y que la salida era ver si podían encontrar un aliado, tal como se hizo en el Cerro Tusa y el volcán de lodo de Arboletes”, explicó. Lo evidente es que no lo consiguieron y así el proyecto acaba de pasar a la administración de Andrés Julián Rendón, donde por lo pronto no tiene un futuro asegurado.
“El Gobierno Departamental está construyendo el Plan de Desarrollo y todavía no hay proyectos priorizados”, le contestó a este medio la Secretaría de Turismo.
Entre tanto, el alcalde de La Pintada, Herman Correa, aspira a revivir el Ecoparque como una esperanza para dinamizar el turismo como actividad económica, ahora que se augura una baja del comercio por la entrada en operación de las nuevas vías 4G que pasan por su vecindario provocando el declive de la vieja vía al Eje Cafetero y el occidente del país, que parte el municipio en dos, pero le ha dado vida por años.