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Una conversación con la directora de fiscalías de Medellín para entender qué hay detrás de Otoniel y del paro armado

Natalia Rendón, antes de ser la directora de fiscalías de Medellín, participó varios años de la operación que llevó a la captura de “Otoniel” y le contó a EL COLOMBIANO detalles sobre esa persecución.

  • Natalia Rendón, directora de fiscalías de Medellín. A la derecha: arriba, “Otoniel”, el miércoles antes de su extradición parecía estar llorando; en el centro, la imagen de su captura, el 23 de octubre de 2021; abajo, la foto del día que cayó Pablo Escobar. Otoniel y Escobar, de muy distintas maneras manejaron la máquina ilegal y de guerra del negocio de la droga en el país. FOTOS Cortesía
    Natalia Rendón, directora de fiscalías de Medellín. A la derecha: arriba, “Otoniel”, el miércoles antes de su extradición parecía estar llorando; en el centro, la imagen de su captura, el 23 de octubre de 2021; abajo, la foto del día que cayó Pablo Escobar. Otoniel y Escobar, de muy distintas maneras manejaron la máquina ilegal y de guerra del negocio de la droga en el país. FOTOS Cortesía
  • Una conversación con la directora de fiscalías de Medellín para entender qué hay detrás de Otoniel y del paro armado
  • Agamenón, la operación para capturar a “Otoniel”, comenzó en 2015. Cinco generales la dirigían. En la foto, el general Jorge Luis Vargas, quien comenzó la operación siendo director de inteligencia, y la terminó como director de la Policía Nacional. FOTO Cortesía
    Agamenón, la operación para capturar a “Otoniel”, comenzó en 2015. Cinco generales la dirigían. En la foto, el general Jorge Luis Vargas, quien comenzó la operación siendo director de inteligencia, y la terminó como director de la Policía Nacional. FOTO Cortesía
  • Imagen del sepelio de alias ‘Inglaterra’, fue el hilo que siguieron para dar con “Otoniel”. Algunos medios hablaron de que asistieron unas 5.000 personas. Pasó en Carepa, en el Urabá antioqueño. FOTO Cortesía
    Imagen del sepelio de alias ‘Inglaterra’, fue el hilo que siguieron para dar con “Otoniel”. Algunos medios hablaron de que asistieron unas 5.000 personas. Pasó en Carepa, en el Urabá antioqueño. FOTO Cortesía
  • “Otoniel” era un “judío errante”, no se quedaba más de dos noches en un mismo lugar, y se sabía mover perfectamente en la selva. Lo capturaron entre Necoclí y el Cerro Yoki.
    “Otoniel” era un “judío errante”, no se quedaba más de dos noches en un mismo lugar, y se sabía mover perfectamente en la selva. Lo capturaron entre Necoclí y el Cerro Yoki.
  • Una conversación con la directora de fiscalías de Medellín para entender qué hay detrás de Otoniel y del paro armado
  • Una conversación con la directora de fiscalías de Medellín para entender qué hay detrás de Otoniel y del paro armado
08 de mayo de 2022
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Cuando Pablo Escobar cayó hace poco menos de 30 años, la historia de lo que fue la persecución para dar con su paradero se contó con lujo de detalles y el mundo conocía hasta el más mínimo detalle de su vida. En contraste, los colombianos poco saben de la vida de “Otoniel” y la epopeya que fue su captura, a pesar de que como su predecesor manejaba el más grande cartel de coca de Colombia.

“La captura de Otoniel solo es comparable con la caída de Pablo Escobar”, dijo en su momento el presidente Iván Duque. Y como se ha vuelto costumbre muchos salieron a contradecirlo. Algo de razón hay en las dos partes. Es verdad que “Otoniel” no se puede comparar con Pablo Escobar porque no tiene su megalomanía asesina ni el aterrador modus operandi de las bombas, y por eso era mucho menos conocido. También es cierto que “Otoniel” sí era, como Escobar, el líder de la máquina ilegal y de guerra más grande del país.

Otra diferencia sustancial es que Pablo Escobar operaba como una mafia: un grupo cerrado que tiraba del gatillo o hacía clic a la bomba a su antojo. Mientras que “Otoniel” creó un ‘ejército’ con presencia en más de 200 municipios del país.

El Clan del Golfo nació hace 16 años —primero se llamó Autodefensas Gaitanistas, luego Héroes de Castaño, también clan Úsuga y los urabeños— y es una mezcla perversa de guerrilla, paramilitares y negocio del narcotráfico bajo una misma franquicia.

A Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, lo extraditaron el miércoles y en las siguientes 48 horas se desató un paro armado sin antecedentes en Colombia. Hasta ahora van más de 100 vehículos incinerados y 93 ataques en 61 municipios de seis departamentos que han mostrado al país de qué tipo de personaje estamos hablando.

EL COLOMBIANO habló con Natalia Rendón, la directora de Fiscalías de Medellín, quien participó durante varios años de la operación contra “Otoniel”. Ella cuenta detalles no conocidos de la persecución y retrata de paso el emporio criminal que le tomó casi 10 años al Estado, con el liderazgo de la Policía, desmontar.

La charla tuvo lugar semanas antes de la extradición del capo y del paro armado. EL COLOMBIANO la publica ahora porque puede dar luces para entender qué hay detrás del “paro armado”.

¿Cuántos años persiguieron a “Otoniel”?

“Comenzamos en 2015. La Policía lanzó la operación Agamenón y como yo venía investigando al frente Carlos Vásquez del Clan del Golfo, me pidieron que los acompañara. Llegaron cinco generales de la Policía y con ellos empezamos a analizar todo lo que teníamos”.

Mejor dicho, la plana mayor...

“Llegó el director de Inteligencia, que era el general Jorge Luis Vargas, hoy director de la Policía; el director de la Policía en ese entonces que era el general Palomino; el general Restrepo, de Antinarcóticos; el general Martínez de Dicar; el general Rodríguez Peralta, que creo era de Seguridad Ciudadana. Hacían turnos cada ocho días. Era un trabajo de siete días a la semana, casi que 24 horas al día. Y gracias a Agamenón llegamos a sitios que hasta ese momento eran impenetrables”.

Agamenón, la operación para capturar a “Otoniel”, comenzó en 2015. Cinco generales la dirigían. En la foto, el general Jorge Luis Vargas, quien comenzó la operación siendo director de inteligencia, y la terminó como director de la Policía Nacional. FOTO Cortesía
Agamenón, la operación para capturar a “Otoniel”, comenzó en 2015. Cinco generales la dirigían. En la foto, el general Jorge Luis Vargas, quien comenzó la operación siendo director de inteligencia, y la terminó como director de la Policía Nacional. FOTO Cortesía

¿Puro territorio del Clan del Golfo?

“Digamos que eran zonas de Urabá donde era difícil actuar. La base era en Necoclí, pero llegábamos a Unguía, a Titumate, a todo el Darién chocoano, que había sido impenetrable. Nos metimos por San Pedro de Urabá. Empezamos a hacer allanamientos, a recaudar pruebas, a incautar dispositivos, a capturar personas y, sobre todo, a obtener fuentes de información”.

¿Cuál fue el primer golpe importante?

“El Clan del Golfo está formado por bloques y el más importante es el bloque central que le pertenecía a ‘Otoniel’. Ese bloque a su vez tiene varios frentes entre ellos el Carlos Vásquez que era clave porque tenía más de 600 integrantes y prácticamente financiaba a toda la organización con el narcotráfico que salía por Urabá. Como mi investigación estaba enfocada contra alias ‘Inglaterra’, el cabecilla del Carlos Vásquez, entonces al principio nos enfocamos por ahí”.

¿A esos 600 miembros de ese frente les pagaban?

“Sí, todos estaban en la nómina. Un patrullero, que era el cargo de menor nivel, valía 800.000 pesos. De ahí en adelante iba subiendo. El comandante del frente se ganaba como 15 millones de pesos. Eso se logró documentar”.

¿Y el frente se llama Carlos Vásquez por qué?

“Las Autodefensas Gaitanistas (hoy Clan del Golfo) empezaron en 2006 casi que de manera simultánea con la desmovilización (de los paramilitares), y a uno de los primeros frentes le pusieron el nombre de Carlos Vásquez, un paramilitar que murió en un accidente de tránsito en Urabá. Alias ‘Inglaterra’, el que comandaba ese frente, se mantenía por el sector de Piedras Blancas entre Carepa y Chigorodó, en el Urabá”.

¿El golpe cuál fue?

“La caída de ‘Inglaterra’. Hacíamos muchos operativos, pero era supremamente difícil, tuvimos muchísimos accidentes y muchos policías heridos. ‘Inglaterra’ por mucho tiempo no salía de la zona rural, pero en un momento dado empezamos a observar traslado de personal a Norte de Santander”.

(La Fiscal Rendón no da el detalle, pero se refiere a casos como el ocurrido el 4 de agosto de 2015, cuando 16 policías de un cuerpo de elite llamado Comandos Jungla murieron al accidentarse el helicóptero Black Hawk en que perseguían a alias “Inglaterra” entre Carepa y Chigorodó).

¿El Clan del Golfo se quería pasar de Urabá a Norte de Santander?

“Al menos a alias ‘Inglaterra’ lo mandaron. Los Pelusos y Los Rastrojos no los dejaban entrar allí, pero querían ir a tomar lo que ellos llaman las trochas hacia Venezuela. Para ese momento nosotros ya teníamos claro el hilo conductor y las comunicaciones”.

Siempre estaban escuchando.

“Total”.

¿Y ellos sabían que los escuchaban?

“Claro. Al principio era fácil, ya después se fue volviendo más difícil. Empezaron a utilizar medios de comunicación a los que no teníamos acceso. Pero bueno, ‘Inglaterra’ se fue muy confiado para Norte de Santander”.

¿Cómo lo pillaron finalmente?

“Cuando ‘Inglaterra’ sale de la zona rural de Urabá y comienza a ver la ciudad se desordenó”.

¿Nunca había estado en la ciudad?

“No. Personas cercanas a él contaban que ‘Inglaterra’ se sentaba en la noche en una finca de cara a la ciudad y se le veía callado y fascinado por las luces. De suerte que, antes de irse a Norte de Santander, fue neutralizado en una finca lujosa cuando se disponía a celebrar su cumpleaños. Ahí se descubrió a un mayor de la policía corrupto que se encargaba de transportarlo acá en Medellín, incluso lo llevó a hacerse una cirugía bariátrica”.

¿Se hizo cirugía bariátrica y todo?

“Sí. ‘Inglaterra’ acá empezó a ver el encanto de todo lo que se estaba perdiendo después de estar en el monte uniformado todo el tiempo y con la tropa. Entonces empiezan los excesos en fincas, en Jericó, en Sopetrán, y nosotros empezamos a seguirlo”.

¿Ese mayor de la Policía cómo se llama?

“Héctor Murillo. Todo eso está documentado”.

(El mayor Héctor Fabio Murillo Rojas llevaba 17 años de servicio en la Policía y según la investigación era el encargado de los enlaces para el suministro de armas al Clan del Golfo. Se movía en carros de alta gama, entre ellos un BMW, y tenía dos fincas y tres apartamentos a su nombre. Cuando lo descubrieron los estrategas de la operación decidieron dejarlo seguir su vida normal para obtener información clave contra la red criminal al servicio de “Inglaterra”. Y así fue. Al mayor lo capturaron dos días después de la muerte de ‘Inglaterra’).

Y si estaba pasando tan bueno, ¿por qué se fue para Cúcuta?

“Él tenía que cumplir una orden. Medellín era solo un sitio de tránsito”.

¿Quién le daba la orden?

“Otoniel”.

¿“Otoniel” era el jefe, jefe?

“Siempre fue el jefe máximo de la organización”.

¿Después de alias Don Mario?

“Sí, don Mario es la persona que lo trae a él para que le colabore con las Autodefensas Gaitanistas”.

(Don Mario, Daniel Rendón, fue jefe del Bloque Centauros de las Autodefensas y tras la desmovilización fundó las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) que hoy se conoce como el Clan del Golfo. Fue capturado en 2009 y “Otoniel”, su pupilo, ocupó el mando. Don Mario está hoy en una cárcel en Brooklyn, Nueva York, condenado a 20 años de cárcel (a la misma que llegó esta semana “Otoniel” para su juicio). Don Mario es además hermano de Fredy Rendón, conocido como el Alemán, mano derecha de quien fue máximo jefe de las autodefensas Carlos Castaño).

¿En algún momento de la investigación se encontró relación con los hermanos Castaño?

“Lo que podemos decir es que las Autodefensas Gaitanistas de Colombia surge por la orden de Vicente Castaño”.

¿Surge cuando estaban en medio de la negociación con el Estado?

“Sí, él decía, venga primo (refiriéndose a ‘Don Mario’), aquí nos capturaron a todas las personas, nosotros no nos podemos quedar desamparados, tenemos que conformar esto nuevamente. Y ahí es donde empieza su estrategia de ubicación, la consecución de armas y a llamar de nuevo el personal”.

Volvamos a ‘Inglaterra’, ¿cómo lo capturaron?

“Todo estaba listo para el operativo, muy cerca de Cúcuta, pero ‘Inglaterra’ se reunió con ochenta de sus hombres porque les iba a pagar la nómina y estaban llenos de armas. Si se actuaba en ese momento se morían todos, porque los policías eran un grupo pequeño. Cuando llegan los refuerzos, ya ‘Inglaterra’ había huido y su anillo de seguridad repelió a las autoridades. El resultado fue de doce capturas, varios muertos de esa organización y de este lado un capitán del Ejército. Finalmente, como dos meses después, el 23 de noviembre de 2017, ‘Inglaterra’ murió en una operación en Chinácota (Norte de Santander)”.

(La muerte de “Inglaterra” tuvo un gran impacto en Urabá. Algunos medios hablaron de 5.000 personas en el entierro. Así lo registraron: “La caravana de motos y los corridos prohibidos con los que recibieron el cuerpo del abatido alias ‘Inglaterra’ en Carepa generaron indignación, pero las camisetas estampadas en alusión al criminal que circulan este lunes en el Urabá antioqueño rayan con lo insólito”).

¿Entonces “Inglaterra” murió y ustedes ya tuvieron entrada a la estructura?

“Ya estábamos en el corazón, porque se habían incautado unos medios de almacenamiento, donde obtuvimos 600 hojas de vida, 600 personas identificadas que hacían parte posiblemente de esa estructura. Fue un insumo muy importante para judicialización”.

Imagen del sepelio de alias ‘Inglaterra’, fue el hilo que siguieron para dar con “Otoniel”. Algunos medios hablaron de que asistieron unas 5.000 personas. Pasó en Carepa, en el Urabá antioqueño. FOTO Cortesía
Imagen del sepelio de alias ‘Inglaterra’, fue el hilo que siguieron para dar con “Otoniel”. Algunos medios hablaron de que asistieron unas 5.000 personas. Pasó en Carepa, en el Urabá antioqueño. FOTO Cortesía

¿Estaban así de organizados?, ¿con hojas de vida?

“Tenían una contabilidad milimétrica: quién es, dónde vive, quién es su familia, cuál es su alias, quién lo recomendó, para quién va a trabajar, cuántos hijos tiene. Un control por si la persona se evade saber dónde ubicarla”.

¿Y ustedes les hacían seguimiento a todos?

“No teníamos tiempo, eran muchísimas líneas. Yo creo que yo llegué a tener interceptadas unas 500 líneas simultáneamente”.

¿Cuántas personas se necesitan para escuchar 500 líneas?

“Muchísimas personas”.

¿Cómo siguió la persecución de “Otoniel”?

“Eso se convirtió en algo tan grande que tuvimos que entrar varios fiscales y cada uno cogió su línea investigativa. Agamenón sirvió para tener otras operaciones simultáneas, en el Bajo Cauca, en el Cauca, Y cada una adopta sus nombres. Ya Agamenón está en la historia, ya se llama Operación Cóndor, porque el objetivo de Agamenón era ‘Otoniel’”.

¿Qué lograron conocer de “Otoniel”? ¿Quién era “Otoniel”?

“‘Otoniel’ era un hombre formado en la guerra. Puedo decir que hasta antes de cumplir su mayoría de edad. Era capaz de sobrevivir o subsistir por días caminando con una libra de panela, una lata de atún y tomando agua de los arroyos. No se quedaba en un mismo lugar durmiendo. Él se iba en la madrugada en forma sigilosa. También sabía cómo cooptar a las comunidades de manera que cuando él llegaba le mataban la gallina o marrano, podía descansar, y estaban alrededor de él de manera que se convertían en su círculo de protección y su circuito de huida”.

¿Cómo lograba que la gente le ayudara? ¿Por temor o con regalos?

“A veces lo apreciaban porque era un vecino de la zona o porque si ellos tenían una necesidad él la suplía. O también pasaba que si a él le gustaba una joven entonces construía una casa para la familia. Eran situaciones de esas. Por otro lado adoctrinaba sobre el cumplimiento de los estatutos; a los comandantes les exigía que estuvieran con la tropa, menos fiestas; estaba pendiente de que a la gente no le faltarán sus cosas porque sabía que un hombre de guerra con hambre podía desertar”.

¿Pero él tenía discurso político?

“El discurso era sobre el dominio territorial, sobre el manejo de la tropa y las finanzas. El adoctrinamiento político, entre comillas, era para la gente”.

¿Pero qué les decía? ¿Que para qué estaban?

“En sus comunicados decían estar protegiendo al campesinado de los supuestos abusos de la Fuerza Pública, pero en realidad con ese discurso trataban de desacreditar la operación, porque muchas casas fueron allanadas”.

¿Qué papel juega el Clan del Golfo en el negocio del narcotráfico?

“Ellos tienen un control de la ruta por el que cobran. Si por ejemplo del sur requieren salir por Urabá, tienen que pagarle al Clan del Golfo”.

¿Y “Otoniel” directamente manejaba envíos de droga?

“Sí, todos manejaban droga. Había un impuesto de guerra, por decirlo así, para la organización y la forma de tener ese impuesto de guerra es que ellos pudieran también tener participación en la exportación de estupefacientes”.

“Otoniel” no era un hombre de lujos, según lo que ustedes han dicho...

“¿Qué lujos podría tener una persona errante toda su vida? Una persona que se sentía perseguida al punto de que si se comía un mango enterraba la fruta, porque, pensaba él, le podían leer el ADN o que pedía hablar pasito para que no los escucharan desde el helicóptero”.

¿“Otoniel” pensaba que lo podían encontrar por el ADN en la fruta de un mango?

“Él creía eso en su imaginario, que se detectaba por el helicóptero”.

Pensaría “Otoniel” que así como al “Mono Jojoy” lo ubicaron por un dispositivo con GPS que le ubicaron en unas botas...

“‘Otoniel’ exigía hacer un escaneo a quien iba a llegar a visitarlo para detectar cualquier dispositivo”.

¿Entonces si pitaba, lo mataban?

“Eso no podía pitarle a nadie porque antes de llegar donde ‘Otoniel’, le cambiaban hasta la ropa. Después de darle un montón de vueltas y embolatarlo para que no supiera a dónde iba”.

Resultó más astuto “Otoniel” que muchos de los Farc a los que cogieron más o menos rápido. ¿No?

“Sí, pero no hay nada imposible. La justicia puede tardar, pero llega. No habrá nada imposible”.

¿En qué momento empiezan a cercarlo?

“Al inicio de la operación en 2015 se tenía ubicado. Ese momento fracasa porque hay un accidente con uno de los comandos especiales que se cae y se fractura. En esas zonas inhóspitas cada miembro es importante y no se puede avanzar. Es una hermandad hermosa”.

¿Y después tuvieron otra opción de capturarlo?

“Sí, hubo muchas otras operaciones, varias fallidas como el día en que pasó en una lancha y aunque lo vieron no se logra la captura por sus anillos de seguridad. Sus hombres además empezaron a conseguir perros cazadores para detectar infiltraciones. A cada operación fallida se le creaba una nueva estrategia”.

Se decía que ellos sabían el movimiento prácticamente de todo porque tenían gente vigilando incluso el aeropuerto...

“Así es. Si uno aterrizaba en el aeropuerto, en las comunicaciones se escuchaba: mínimo vienen por veinte capturas”.

¿Cuándo empieza él a ser más vulnerable? ¿Tuvo que ver su enfermedad?

“Él siempre ha tenido diabetes y hepatitis crónica, pero creo que lo que más lo diezmó fue cuando capturaron a los que le manejan el dinero, como es el caso de alias ‘Falcón’, que fue capturado aquí en el Oriente; o ‘Plástico’, en unos condominios en una fiesta en Barú. También alias ‘Messi’ o ‘Candado’. Entonces empiezan a caer personas que son estratégicas para él. Y ‘Otoniel’ se queda en la selva sin quien le mueva los negocios. Eso empieza a diezmar su capacidad”.

(El 7 de mayo de 2021 capturaron a “Falcón”, que vivía en una lujosa mansión de 9.000 metros cuadrados en Llanogrande, con sala de cine, cancha de bolos, cancha de fútbol, salón de polígono, capilla, picadero de caballos, casa de huéspedes y un estacionamiento para carros antiguos. Allí tenía 30 carros y camionetas de alta gama. En total, la Fiscalía le incautó 62 bienes y su valor fue tasado en 232.000 millones de pesos).

¿No tenía con qué pagar?

“Podía tener el dinero, pero no la persona de confianza a la que podía entregarle una ruta, hacer un negocio. Su equipo de confianza no estaba ya, salvo sus anillos de seguridad”.

¿Pero “Otoniel” sí tenía dinero? ¿En dónde está?

“Eso es lo que está trabajando la Unidad de Finanzas Criminales”.

¿En el seguimiento que se le hacía de qué montos hablaban?

“Lo que yo sí puedo decir y quedó documentado judicialmente es que en una semana podían tener un ingreso o una ganancia de 20.000 millones de pesos por un envío de cocaína”.

¿Y ellos envían por puertos?

“Por todas partes. Pistas clandestinas, lanchas rápidas, todas las modalidades que usted se pueda imaginar. Otro golpe que se dio muy importante fue el de descubrir quién les abastecía los víveres y allí logramos hacer un caso bien interesante de financiación del terrorismo, en contra de una cadena de supermercados en el Urabá que está en juicio en este momento”.

¿Ellos les vendían a sabiendas que era para delinquir?

“Presuntamente, no puedo afirmarlo porque está en juicio, pero los elementos materiales probatorios indicaban que efectivamente ellos tenían conocimiento de a quién le estaban vendiendo. Capturamos a doce personas y se ocuparon con fines de extinción de dominio los supermercados, sus fincas avícolas y todo tipo de bienes”

¿Él tenía esposa y familia o novia?

“Sí tiene esposa, últimamente tenía otra compañera, que era una chica más joven. Bueno, esa es la vida de él”.

¿Hijos?

“Sí... inclusive creo que tiene una bebé por ahí de cuatro o cinco años”.

¿Y los hijos no se fueron para el exterior?

“No. Es un hombre de monte. Un judío errante”.

¿Y para qué entonces tanta plata?

“Para el poder, para el ego. Para muchas cosas. Yo creo que empezaron en 2006 esta estructura como para tener inicialmente ese dominio territorial, de no dejar que pasaran otras cosas allí y eso se fue expandiendo de una manera estratégica”.

“Otoniel” terminó como con los modos de la guerrilla sin entender para qué era...

“Sin ideales, sin entender qué era. Era un juego del gato y el ratón, yo huyo, no me coges, yo te mato, yo sí te cojo, yo sí te veo, tu no me ves, etcétera, hasta que finalmente se da la oportunidad y se logra el objetivo de capturarlo”.

¿Él es inteligente o sagaz o cómo lo definiría?

“Disciplina de pronto. Lo definiría como un hombre formado en guerra. Yo creo que para uno estar en la guerra tiene que tener disciplina y resistencia. Las dificultades para operacionalizar su captura son producto de eso, como le decía él no pasaba una noche o máximo dos noches en un solo sitio. Se necesita mucha disciplina para estar huyendo durante diez años sin comodidades”.

¿De dónde lo aprendió?

“Él fue instruido en el EPL”.

¿Pero a diferencia de la guerrilla él no acostumbraba poner carros bomba?

“No era muy común, pero sí le lanzaron en El Tomate un cilindro bomba a una comisión de la policía”.

¿Y al final cuál fue la clave para su captura?

“La unión y la articulación de todas las fuerzas, la unión de la información, la tarea de inteligencia, las labores que iban efectuando todos los grupos operativos, en cualquiera de las especialidades, porque mientras unos estaban enfocados acá, otros estaban haciendo allanamientos por otros lados, judicializando personas. Eso es una operación conjunta, milimétrica y de una planeación de muchos días”.

¿En dónde fue que lo capturaron?

“En El Yoki, entre Necoclí y el Cerro Yoki, justo también donde fue capturado alias Don Mario”.

BIENES DE FALCÓN, HOMBRE DE CONFIANZA DE “OTONIEL

“Otoniel” era un “judío errante”, no se quedaba más de dos noches en un mismo lugar, y se sabía mover perfectamente en la selva. Lo capturaron entre Necoclí y el Cerro Yoki.
“Otoniel” era un “judío errante”, no se quedaba más de dos noches en un mismo lugar, y se sabía mover perfectamente en la selva. Lo capturaron entre Necoclí y el Cerro Yoki.
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