El 26 de marzo del año pasado, la Alcaldía de Envigado prometió convertir a la Clínica Santa Gertrudis en un centro especializado para la atención de los pacientes con covid-19.
A través de una rueda prensa, el gobierno de ese municipio sostuvo que luego de obtener el apoyo de varias organizaciones del sector privado, emprendería una serie de reformas para habilitar el lugar. Mejoras de infraestructura, camas nuevas y equipos médicos hicieron parte de un plan que estaría listo a mediados de abril de ese año, según dijo entonces el alcalde Braulio Espinosa Márquez.
Transcurrido un año y un mes de esa promesa, el municipio acumula 22.568 casos confirmados de covid-19, de acuerdo con las cifras de la Secretaría Seccional de Salud de Antioquia, con corte al pasado miércoles 28 de abril.
Con una ocupación del 100 % en las 45 camas de cuidados intensivos (UCI) de su único hospital, la E.S.E. Manuel Uribe Ángel, Envigado es uno de los municipios más golpeados por la congestión que aqueja al sistema hospitalario de Antioquia.
A pesar de esas cifras, la Clínica Santa Gertrudis no se convirtió en aquel centro de expansión y no atiende a ningún paciente contagiado con el virus. ¿Por qué?
Preparar el sistema
Martha Lucía Vélez Arango, quien desde hace 8 años se desempeña como gerente de la E.S.E. Hospital Manuel Uribe Ángel (MUA), explica que para entender la estrategia implementada por el municipio hay que remontarse a febrero de 2020, cuando comenzaron los preparativos para enfrentar la llegada del SARS-COV-2 al país.
Según detalla la funcionaria, durante ese periodo, esa institución creó un comité para estudiar la capacidad humana, técnica y de infraestructura de la red municipal, con miras a un eventual pico de contagios.
Compuesta por la sede central del MUA, clasificada como de tercer nivel de complejidad, y la Clínica Santa Gertrudis, de primer nivel, aquel comité planteó la necesidad de ampliar la capacidad de ambos lugares.
En el caso del MUA, cuya Unidad de Cuidados Intensivos era solo de 14 camas, el plan propuso expandirla al máximo.
En el caso de la Santa Gertrudis, la idea fue la de destinarla a la atención de los pacientes menos graves, que en aquel momento se concebían como el segmento más susceptible de hacer colapsar el sistema.
Cabe recordar que en 2017, con el objetivo de centralizar los recursos y hacer más eficiente la atención, la Alcaldía de Envigado tomó la decisión de dejar en manos de una sola entidad a la red pública municipal. Por esta razón, la Clínica Santa Gertrudis pasó a ser administrada por el MUA.
Según explica Vélez Arango, la función central que se proyectó en la clínica fue la de reducir la presión sobre la sede central. A través de una serie de reformas durante 2020, se logró habilitar 38 camas de hospitalización general que serían enfocadas en pacientes con covid-19.
No obstante, aclara, la infraestructura de la clínica nunca se pensó para la instalación de camas UCI.
“Aunque es un centro de primer nivel, en un inicio pensamos que si se presentaba una emergencia como la que estaban viviendo otros países, en donde se veía a la gente muriendo sin siquiera poder llegar a un hospital, ese era el camino correcto”, dice Vélez.
“Santa Gertrudis se concibió para los pacientes que tuvieran covid pero que estuvieran muy estables; es decir, que requirieran oxígeno y medicamentos como antibióticos”, señala la gerente, enfatizando en que, al carecer de una red de gases medicinales y otros elementos de infraestructura, la clínica no pudo habilitar la Unidad de Cuidados Intensivos.
Cambio de plan
Según los datos de la Alcaldía de Envigado, a mediados de 2020, la clínica tuvo instaladas 38 camas hospitalarias para pacientes con covid. Sin embargo, el cambio en el curso de la pandemia obligó a modificar los planes.
Mientras se efectuaban las adecuaciones en la Santa Gertrudis, en la sede central del MUA también se emprendió un proceso de expansión general.
Reforzando el número de especialistas en UCI e incorporando nuevos ventiladores, el MUA pasó de 14 a 34 camas. Según los cálculos iniciales, el objetivo era destinar 20 de ellas a la atención de pacientes con covid y dejar las 14 restantes para los enfermos críticos por otras patologías.
De igual forma, el hospital habilitó otras áreas para la toma de muestras de los pacientes sospechosos y dividió su la sala de urgencias en dos pedazos. Uno para los pacientes covid y otro para los pacientes con otras enfermedades, buscando impedir la transmisión del virus.
Aunque en un principio aquella división funcionó, Vélez advierte que con el transcurrir de los meses el comportamiento de la pandemia cambió.
Mientras en 2020 la mayor parte de los enfermos remitidos llegaban en una condición estable, durante el cuarto pico regional, que el pasado 26 de marzo obligó a la gobernación a declarar por cuarta vez la alerta roja hospitalaria, los pacientes comenzaron a llegar con cuadros más complejos.
“Esta oleada se está caracterizando porque los pacientes están llegando mucho más mal, casi en falla ventilatoria. Y son mucho más jóvenes”, explica Arango.
Para enfrentar ese desafío, el MUA creó una Unidad de Cuidados Respiratorios (UCRI), que permitió a los pacientes críticos acceder a oxigenoterapia de alto flujo, y también reformó otras áreas.
En total, fueron habilitadas 86 camas de hospitalización general para pacientes covid y otras 8 dotadas de ventilación mecánica y ubicadas en salas de cirugía, que en la práctica funcionan como camas UCI.
Sin embargo, la transformación más importante consistió en centralizar el tratamiento de los pacientes en la sede principal, para brindarles de una forma más rápida atención especializada en caso de que su cuadro empeorara.
Según explica Vélez, la congestión de la red de ambulancias también fue otro de los factores que llevaron a trasladar al MUA las camas e infraestructura médica que iban a funcionar en la Santa Gertrudis, tales como monitores, bombas de infusión y el recurso humano.
“La expansión que íbamos a hacer allá la hicimos en el MUA”, resume Vélez, agregando que, aunque la ocupación de UCI está al 100 %, la ocupación de las camas de hospitalización general es del 80 %. Un indicador que, sostiene, demostraría que se tomó una decisión acertada.
Lo que viene
Según explica la gerente, el papel central que ahora cumple Santa Gertrudis es el de impulsar la vacunación en Envigado. De acuerdo con el último reporte de la Alcaldía, en ese municipio se habían inyectado 33.356 dosis de las 34.188 recibidas hasta el pasado 25 de abril.
Según las cifras del hospital, entre marzo de 2020 y abril de este año, se habían invertido cerca de $10.665 millones para adaptar la red municipal para la atención de la pandemia.
“Las decisiones las estamos tomando de forma dialéctica; es decir, de acuerdo a los cambios que estamos viendo y la forma en cómo llegan los pacientes”, concluyó Vélez Arango, advirtiendo que la forma en cómo se ordenó el hospital podría cambiar si las condiciones lo exigen
14
camas tipo UCI tenía Envigado al comienzo de la pandemia.
10.665
millones de pesos invirtió la E.S.E. Manuel Uribe Ángel en adecuaciones desde 2020.