Al despacho de los 21 concejales de Medellín llegó una carpeta membreteada con los logos del Inder. Dentro de cada una, con caligrafía infantil, había varias cartas, supuestamente escritas por estudiantes de los colegios públicos de la ciudad. En ellas pedían, casi a modo de súplica, que el Concejo aprobara las vigencias futuras por $697.000 millones que la administración pidió. Y, aunque la jornada fue extensa, llena de reproches y señalamientos, al final los 21 concejales votaron a favor y dieron vía libre a la utilización de esos casi $700.000 millones.
Pero el asunto no es tan sencillo. El proyecto 094, que buscaba las vigencias futuras, recibió fuertes críticas durante su trámite. ¿Cómo se explica, entonces, que haya sido aprobado de manera unánime en sesión plenaria del Concejo? Para entenderlo hay que echarle un vistazo rápido a lo que se proponía.
El 094 es un paquete que alcanza los $697.791 millones: $479.827 millones para la vigencia 2023 y $217.964 para 2024. Proyectos de vivienda, adecuaciones hospitalarias, atención a la primera infancia y obras viales se cuentan entre las finalidades. La idea es ejecutar cerramientos, mantenimiento de superficies de juego, mejoras de equipamiento deportivo, hidrolavado, pintura de muros, cambios de césped sintético, obras de drenaje, impermeabilización, entre otras.
Los mayores recursos, sin embargo, se destinaron para la reparación de colegios de la ciudad. Según la propia Alcaldía, 9 de cada 10 colegios tiene daños. Para ello, entre las vigencias 2023 y 2024, se invertirían $319.047 millones.
Los concejales de la oposición quedaron en una encrucijada. Desconfiando de la Alcaldía, les fue difícil dar el sí para la utilización de los recursos. ¿Pero cómo ir en contra de un proyecto que pretende invertir este monto en la ciudad? Hacerlo, sin duda, acarrea un costo político importante.
Esta semana, precisamente, la vocera de la veeduría Todos por Medellín, Piedad Patricia Restrepo, dijo que los fines de la administración eran aparentemente nobles, pero había serios cuestionamientos por el actuar de esta alcaldía. “Dar carta blanca a las vigencias futuras excepcionales desconociendo lo que ha venido pasando en la ciudad justo en estos frentes, sería muy ingenuo por parte del Concejo de Medellín”.
Otro de los cuestionamientos al proyecto es por qué apenas se pensó en la reparación de la infraestructura de los colegios. Alfredo Ramos, concejal del Centro Democrático, dijo que votó positivo porque era “muy difícil ir en contra de un proyecto de ciudad”. Se explicó: “La finalidad del proyecto, que es invertir en mejorar la infraestructura, está bien y no hay manera de oponerse a ello. La pregunta es por qué no se hizo antes, por qué apenas, después de más de dos años de gobierno, se dieron cuenta de la realidad de la ciudad. ¿No lo habían visto antes? Ahora vienen a dárselas de salvadores”.
En una posición similar, Daniel Duque, del Partido Verde, cuestionó lo que esta Alcaldía ha invertido en los años anteriores. “Esta es la administración que más presupuesto ha tenido en la historia. Este año les aprobaron $6,23 millones. ¿Qué se ha hecho con ese y el presupuesto adicional, de $1,5 billones, que ha tenido esta administración. Que hayan sido tacaños con la plata de los niños y los escenarios deportivos es otra cosa”, criticó Duque.
Para hacer énfasis en su idea, el concejal comparó la inversión de esta administración en sus primeros tres años con los primeros tres años de las anteriores. Por ejemplo, mientras la alcaldía de Quintero le metió $43.636 millones a la infraestructura educativa en ese lapso, las de Alonso Salazar, Aníbal Gaviria y Federico Gutiérrez invirtieron $169.975 millones, $137.097 y $84.395 millones, respectivamente.
Cartas y polémicas
Las cartas de los niños que llegaron a los concejales despertaron polémicas. Estas fueron tomadas como una manera de presionar a favor del proyecto de acuerdo. Daniel Suárez, ciudadano crítico con la administración y quien le ha hecho veeduría, comentó: “Esta es una práctica muy baja por parte de la administración. ¿Saben los niños qué es una vigencia futura? ¿Sabe la ciudadanía en general qué son las vigencias futuras? ¿Se podría discutir abiertamente esto y sin usar la instrumentalización de esa forma? ¿Por qué la administración hace esto o con que intención lo hicieron?”.
De manera similar, las graderías del Concejo se llenaron de rectores que apoyaron y aplaudieron cada intervención de la administración. Un concejal comentó que habían llevado un “comité de aplausos”, una manera obvia de meter presión a los concejales.
La sesión estuvo atravesada por acusaciones mutuas y subidas de tono. Duque chocó con Lucas Cañas, conservador cercano a Quintero, cuando dijo que había compañeros suyos “arrodillados”. Cañas le contestó que no se avergonzaba de hacer parte de la coalición de gobierno e hizo un llamado al respeto. Pero la sesión terminó tranquila y con la promesa de la oposición de vigilar la inversión de los casi $700.000 millones.