Del dicho al hecho hay mucho trecho. Y de tener una bicicleta guardada en casa a utilizarla todos los días para viajar al colegio, la universidad o el trabajo, también. Por eso, varios colectivos promotores de la bicicleta en el Valle de Aburrá ofrecen servicios para facilitar ese primer paso a ciclistas principiantes: tal como una madre da a su hijo el primer empujón en una cicla sin rueditas de apoyo.
“Hay diferentes barreras que impiden que la voluntad se convierta en una decisión”, aseguró Yamile Ospina, coordinadora de Biciángel, colectivo promotor del uso de la bicicleta y uno de los que presta este servicio de acompañamiento en la ciudad. “La principal, en muchos casos, es la falta del hábito y la costumbre de hacerlo en otros vehículos. También incide lo que conocemos como norma social: entre más personas se movilizan en cicla, más se animan los que quieren pero aún no lo han hecho”.
Y si la decisión ya está tomada, explicó Mauricio Mesa, coordinador del colectivo Siclas, hay barreras que aún dificultan que las personas, en efecto, emprendan su primer viaje. “Por ejemplo, no saber la ruta, tener miedo a ser arrollado, robado, o no contar con la destreza suficiente para moverse en una ciudad donde los otros vehículos no son muy amistosos con los ciclistas”, indicó, y explicó que poner la lupa en esta población que quiere usar el vehículo pero no lo hace, es fundamental.
“Para llegar al 10 % en 2030, como lo proyecta el Plan Maestro de la Bicicleta en el Valle de Aburrá, en 2020 deberíamos estar en 4 %”, dice Mesa. Pero, según el Plan de Desarrollo de Medellín, en 2020 apenas estamos en un 1%.
La primera rodada
“Trabajamos en el antes, el durante y después de la experiencia”, dijo Ospina, explicando el trabajo de acompañamiento que ofrece su colectivo para individuos o grupos.
Parte del proceso incluye diseñar la ruta más segura y rápida, identificar los puntos ciegos de los diferentes actores viales, aprender a comunicarse de manera no verbal con otros conductores, “y entender que tenemos derecho a utilizar las vías como lo tiene cualquier otro vehículo”.
Así fue como el pasado 23 de mayo, de la mano de Biciángel, 38 empleados de la empresa de ingeniería Soluciones Civiles consiguieron llegar hasta su trabajo en cicla. Natalia Osorno, arquitecta y directora de obra, narró que tuvieron la idea mientras diseñaban el Plan de Movilidad Sostenible que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá les exige a las empresas con más de 200 trabajadores.
La empresa realizó la gestión para que los empleados pudieran acceder a bicicletas con descuentos y pagarlas por cuotas con el subsidio de transporte que reciben cada mes por ley. “Muchos se acogieron porque evitan contagios en sistemas masivos y, después de pagar la bicicleta, podrán ahorrar el subsidio”, indicó.
Por su parte, pensando en quienes no saben montar en bicicleta o no tienen la suficiente experiencia, el colectivo Siclas ofrece nivelaciones y clases sobre seguridad vial, incluso para interesados que aún no tengan una cicla. “Disponemos de bicicletas especiales para aprender, ya que no son tan altas”, señaló Mesa. Para empresas, además, brinda talleres y conferencias de aproximación al ciclismo urbano.
“Si no aprovechamos este momento de la emergencia para que más personas utilicen este medio de transporte, muy pronto volveremos a otras dos pandemias: la de enfermedades respiratorias por contaminación y la de muertes y lesiones por incidentes viales”, expresó.
Por eso, Siclas ha extrapolado a las redes sociales el habitual ciclopaseo que organizaba para recorrer la ciudad cada miércoles: ahora todas las semanas en su página de Facebook se hace una charla virtual en la que se debaten asuntos relacionados con el mundo del ciclismo urbano y la importancia de adoptarlo como forma de vida.
El colectivo Señoritas al Pedal, incluso, va más allá, al impulsar el uso de la bicicleta como un mecanismo de autonomía para las mujeres. “Queremos que puedan movilizarse sin sentir temor y que puedan llegar hasta sus lugares de trabajo o estudio en un vehículo de bajo costo para ellas y para el medio ambiente”, aseguró Alexandra Múnera, líder del grupo.
Así, el programa ‘Te acompañamos’ de este colectivo comprende asesorías que atraviesan todo el proceso de las mujeres principiantes: escoger la bicicleta adecuada según el uso que se le dará, adaptarla en función de los recorridos y horarios habituales en que será utilizada, escoger una o varias rutas seguras y aprender tips de viajes imprescindibles como dejar los audífonos a un lado.
“Incluso ofrecemos talleres de mecánica, de manera que la experiencia de viajar en cicla fortalezca la autonomía de mujeres de todas las edades”, indicó Múnera.
Hay opciones incluso, para quienes no tienen bicicleta. Sebastián Mattos, integrante del colectivo Bello sobre Pedales, explicó que desde el Museo de bicicletas clásicas y antiguas están restaurando 50 de sus bicicletas para donarlas. Y si la suya cuenta como clásica (por el tiempo que lleve guardada en casa sin ser utilizada), cuente con ellos, también tienen servicios para dejarla como nueva y ponerla a andar de nuevo.
Si se anima, recuerde mantener una distancia de dos metros con otros ciclistas; desinfectar casco, manubrio y pedales antes de usarla; no arrojar saliva o secreciones en la vía; no parquearla en lugares donde tenga contacto con otras personas y, si lleva termo, no dejarlo expuesto al aire durante el viaje.