Los sentidos del profesor Ramazan Gencay estaban extasiados. Los oídos, embelesados con la música latina de aquel bar del corredor turístico de la carrera 70; y los ojos, maravillados con esas dos paisas jóvenes y coquetas. Por eso no se percató del momento en que su trago de licor fue contaminado con una pócima, en la que sería la última noche de su vida.
El docente universitario, de origen turco y residenciado en Canadá, arribó a Medellín el 28 de noviembre pasado, con el propósito de dictar un curso de finanzas en la Universidad Eafit. La cátedra duró una semana, pero el hombre de 57 años, amante de la cultura hispanoamericana, decidió prolongar ocho días más su estadía, para aprender a bailar salsa y dedicarse al turismo.
Se hospedó en un hotel de El Poblado, donde, según fuentes judiciales, le preguntó a un empleado cómo hacía para conocer mujeres. Él le recomendó usar la red social Tinder, asegurándole que por ser extranjero daría fácil con alguna candidata.
De acuerdo con la investigación, el 3 de diciembre Ramazan tuvo un primer encuentro con una mujer, al parecer dedicada a la prostitución. Después, también por Tinder, concretó una cita con otra joven, quien le preguntó que si podía ir con una amiga.
Era la cita perfecta, dos mujeres al mismo tiempo. El martes 5 de diciembre se encontraron en un restaurante de El Poblado y compartieron una agradable cena.
Para Ramazan, que había viajado por más 100 países, según su familia, esta parecía una forma interesante de conocer la cultura de Medellín; para las acompañantes, sin embargo, era el método para saber si tenía dinero y si valía la pena planear el golpe.
Sobredosis
Tras suponer que podrían sacarle una buena cantidad de plata, las mujeres lo invitaron a rumbear en la noche siguiente, en un bar de La 70. Eso les daría tiempo para organizar la logística criminal.
Raúl González Flechas, director Seccional de Fiscalías de Medellín, relató que primero le dieron cinco pastillas de clonazepam, un medicamento que los siquiatras recetan para tratar el insomnio, trastornos de ansiedad, convulsiones y ataques de pánico. Se requiere fórmula médica para adquirirlo, pero se sabe que en el Centro de la ciudad hay farmacias que lo venden “por debajo”.
Las pastillas, indicaron las fuentes a EL COLOMBIANO, se habrían pulverizado y suministrado a la víctima en gotas, mezcladas con licor. El efecto dejó atontado al profesor, quien fue sacado en brazos por las mujeres, cuya puesta en escena hizo pensar a los presentes que se trataba de un borracho.
Un cómplice las recogió en un automóvil Mazda 2 gris oscuro, y una vez adentro le quitaron el celular, lo despojaron de las tarjetas bancarias y le dieron a beber otra dosis equivalente a 10 pastillas, según González. La hipótesis es que el exceso de la droga, combinada con el licor, resultó fatal.
Los delincuentes condujeron el carro a las afueras de la metrópoli. Bajo el abrigo de la noche, arrojaron el cuerpo del forastero a una cañada de la vereda La Volcana, en el corregimiento Palmitas.
Se presume que, aprovechando el aturdimiento, le habrían extraído las claves de las tarjetas y durante los dos días siguientes se dedicaron a vaciarle las cuentas.
Los sospechosos
El gasto de las tarjetas, cuyo monto no ha sido revelado, generó una alerta bancaria en Canadá. Su esposa Carole Gencay las bloqueó y advirtió de la situación a las autoridades.
Por el perfil internacional de la víctima, de inmediato le dieron prioridad a la búsqueda. En el caso participaron agentes del Grupo de Desaparecidos del CTI, soldados del Gaula Militar y policías del Gaula Metropolitano.
Una llamada a la Línea 123, informando sobre el avistamiento de un cadáver en La Volcana, condujo a los investigadores al triste hallazgo. La humedad y la acción de los carroñeros habían dejado apenas la osamenta, pero los pantalones y una pequeña porción de músculo de la pantorrilla sirvieron para confirmar en un laboratorio la identidad del finado.
Por medio de cámaras de vigilancia, los agentes establecieron la ruta del Mazda 2 y quiénes iban adentro. Con estas y otras pruebas, expidieron órdenes de captura para cuatro personas, las cuales se ejecutaron el miércoles anterior.
En Medellín arrestaron a Luisa Londoño Quintero y Lesly Carolay Vasco, de 26 y 29 años, señaladas de pactar la cita con Ramazan para drogarlo. También cayó Carol Viviana Cardona García, de 29, sospechosa de ser quien preparó las pócimas y por cuyo perfil en Tinder se estableció el contacto con el extranjero.
En el municipio de Yarumal apresaron a Duvier Álvarez Bedoya, de 41 años, supuesto coordinador de la banda y quien habría manejado el vehículo el día del crimen.
Durante los allanamientos se encontraron sustancias y pastillas de clonazepam y otros compuestos, así como 30 tarjetas crediticias de distintas víctimas. La Fiscalía contactó a un español, propietario de una de ellas, quien indicó que volvería a Colombia a denunciar a los implicados.
El ente acusador les imputó cargos por secuestro simple agravado y hurto calificado y agravado, en una audiencia de control de garantías que continuaba al cierre de esta edición.
El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, declaró: “mis condolencias para la familia, pero quiero hacer un llamado a las personas que vienen a nuestra ciudad, para estar muy pendientes del uso de estas redes sociales, son trampas mortales. La gente llega buscando sexo o drogas y terminan con la muerte
