La Universidad de Antioquia celebra un nuevo hito científico de alcance mundial logrado tras años de estudio e investigación. Ahora, un asteroide lleva el nombre de la Alma Máter tras ser descubierto hace casi 20 años por un profesor del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.
Era el año 2005. Ignacio Ramón Ferrín Vásquez estaba dedicado a observar y estudiar la trayectoria de un asteroide, cuando se dio cuenta de que este no había sido registrado aún en los mapas del cielo conocidos por astrónomos y estudiosos del espacio interestelar en todo el mundo.
Fueron muchos días, noches y madrugadas de estudio juicioso hasta que se dio cuenta de que, en efecto, se trataba de un nuevo objeto y que su trayectoria no había sido detallada previamente.
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Hoy cuenta que fueron más de 200 horas de trabajo durante las cuales siguió protocolos, hizo preguntas a la base de datos internacional que sigue estos hallazgos y reportes, hizo cálculos y sacó conclusiones sobre el cuerpo celeste.
Cuando ya estaba seguro de que se trataba de un asteroide no registrado hasta el momento, decidió hacer el reporte, un proceso que no es sencillo, requiere cumplir pasos rigurosos y mucha paciencia. Fue solo a finales del año pasado que la Unión Astronómica Internacional certificó el hallazgo del asteroide y le pidió al científico que le pusiera un nombre.
El profesor le puso “423624 Udeantioquia”, un gesto que hoy celebra la universidad más importante del departamento. “No estaba pensando en los edificios o espacios físicos que componen a la Universidad de Antioquia cuando le asigné el nombre, tampoco en el Instituto de Física o en mí. El honor es a las personas, pensé en los estudiantes, profesores y administrativos, en todas las personas que trabajamos día a día en nuestra institución y en lo que esa fuerza colectiva ha impulsado en la sociedad”, dijo el investigador colombo venezolano.
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El nombre quedó oficializado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro —JPL, por sus siglas en inglés— de la Nasa, y la Unión Astronómica Internacional, organismos encargados de mapear el cielo para el diseño de las misiones espaciales.
Incluso, encontrar cómo nombrarlo tiene unos requisitos que el docente tuvo que cumplir. Por ejemplo, no puede tener más de 16 caracteres ni ser el nombre de un animal compañero, ni el del investigador mismo ni el de algún militar vivo. Por su lado, los números que van antes del nombre referencian la cantidad de asteroides del sistema solar conocidos hasta el momento en el que se hizo el nombramiento.
“Los asteroides son como rocas o piedras que orbitan el Sol muy velozmente, y están en un espacio redondo del Sistema Solar conocido como el Cinturón de Asteroides, que está entre las órbitas de los planetas Marte y Júpiter”, explicaron desde la institución universitaria.
El “423624 Udeantioquia” es un asteroide que le da la vuelta al Sol cada 4.4 años terrestres, es un objeto que no se detiene y posee una órbita circular. “La Unión Astronómica Internacional se tomó más de cinco años en determinar si sí era nuevo en los registros astronómicos. No permiten nombrar un objeto celeste hasta que su órbita se haya estudiado, para saber si su órbita es cerrada, es decir, alrededor del Sol”, señaló Ferrín Vásquez.
El docente contó que las observaciones y análisis del nuevo asteoride se hicieron tanto en la UdeA como en el Observatorio Astronómico Nacional de Venezuela. Él ha trabajado más de 20 años en la Alma Máter, pero antes de llegar a Medellín estudió y trabajó en el vecino país.
“Somos países hermanos, tenemos el mismo libertador. Mis logros científicos están arraigados a ambos países. Hice las observaciones en Venezuela y continué investigando este y otros cuerpos celestes en Medellín, Colombia; pero las fotografías e información fue levantada en ambos países”, sostuvo.
En este momento, Ferrín Vázquez es profesor titular del Instituto de Física Fundamental de la Universidad de los Andes y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UdeA. También dirigió el Observatorio Nacional de Venezuela, en Mérida. Ha publicado más de 60 artículos de investigación, ha dirigido 35 tesis de grado y posgrado, ha dado más de 400 conferencias y charlas sobre astronomía en distintos países.
“El 7 de septiembre de 2020 la Superintendencia de Industria y Comercio de Bogotá le otorgó la patente de invención de un sistema óptico-mecánico”, señalaron desde la institución universitaria.
El profesor también encontró y estudió dos planetas pequeños a los que nombró 347940 Jorgezuluaga, de 2003, y 366272 Medellín, de 2013. También halló los asteroides 38628, 127870, 149528, 161278,159776, 196476, 201497, 128166, 189310.
